Las vacas locas en el resto del mundo
( Publicado en Revista Creces, Marzo 2001 )

Aunque parezca increíble, Inglaterra ya conociendo exactamente la causa de la enfermedad de las vacas locas y luego de haber prohibido en su propio país la alimentación del ganado con harina de animales preparada en base a carne y hueso de los mismos animales, ha estado exportando el mismo producto a 80 países. Se calcula que en Inglaterra la enfermedad se inició ya en los primeros años de la década de 1980, de modo que las exportaciones de harinas de animales hechas hasta 1996 (fecha en que las suspendió), necesariamente han estado contaminadas. "Esta irresponsable medida, significa que la enfermedad probablemente va a extenderse prácticamente a todo el mundo", dice Andrew Speedy, un especialista en alimentación animal de FAO.

Los mayores importadores han sido Indonesia, Tailandia y Rusia, con lo que ya probablemente tienen la enfermedad metida en sus países. Países del Sud Este Asiático, entre 1980 y 1996 han importado 600.000 toneladas. Tailandia ha importado 185.000 toneladas. Taiwán y Filipinas importan alrededor de 45.000 y 20.000 toneladas respectivamente. En su descargo Inglaterra afirma que la harina ha sido exportada para ser utilizada en alimentación de aves y cerdos, animales en que la enfermedad no se ha descrito, y ellos debieran haber sabido por la prensa, que no la podían utilizar en la alimentación de ganado.

Si bien es cierto que Inglaterra detuvo la exportación en 1996, otros países de la Comunidad Europea han continuado exportando hasta el mes recién pasado, totalizando 562.000 toneladas. Más de la mitad de este producto ha sido exportado a Polonia, que ha estado tratando de intensificar su agricultura, preparándose para ingresar como miembro de la Comunidad Económica. Alemania, que en este caso ha sido el principal exportador, para preparar los pelet, ni siquiera separó el cerebro ni la médula espinal, tejidos en que se concentran los priones. Ante la gravedad de estos hechos, la Organización Mundial de la Salud ha llamado a una reunión urgente para el próximo mes.

Sin duda que el problema debe también preocupar a Estados Unidos, donde la industria de la carne mueve 400 mil millones de dólares al año. También ellos, antes de 1996, importaron desde Inglaterra 44 toneladas de harina de carne, además de 126 cabezas de ganado. Si éstos ya estaban contaminados, lo probable es que la enfermedad ya se haya introducido en el país, dado la práctica de alimentar ganado con harinas de carnes. Por la larga incubación de ella, los primeros animales enfermos deberían presentarse en los próximos años.

Es cierto que se han tomado precauciones, sacrificando animales que se ven enfermos o que no se pueden mantener en pie, para practicar en ellos los exámenes correspondientes. Hasta ahora los resultados han sido negativos, lo que no asegura que la enfermedad no esté ya presente. ¡Habrá que esperar los próximos años!

Si la enfermedad se extiende al mundo subdesarrollado, prácticamente va a ser imposible controlar la expansión. Para Inglaterra la inversión para controlarla ha sido considerable, tanto por los miles de vacunos que han debido ser sacrificados como por el test que actualmente debe realizarse en cada animal sacrificado en los mataderos, previo a autorizar su consumo. En el presente año, sólo para desarrollar estos test, la Comunidad Económica pretende gastar sobre los mil millones de dólares (New Scientist, Febrero 10, 2001, pág. 10).

Semejantes gastos, para prevenir la expansión de la enfermedad de las vacas locas no podrán ser realizados por los países pobres. Allí la enfermedad necesariamente se extenderá, y sólo se va a hacer evidente cuando comiencen a aparecer los primeros casos de contaminación en humanos, lo que toma varios años.

Afortunadamente en América Latina la ganadería continúa alimentándose de pastos, lo que nos podría liberar de la expansión de la enfermedad. Ha sido el reciclaje de la alimentación del vacuno, que trata de aprovechar los desperdicios del matadero para volver a preparar alimentos concentrados para vacunos, la verdadera causante de la enfermedad. ¡Por ahora crucemos los dedos y tomemos la precaución de prohibir la alimentación de vacunos con harinas de carne!


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