El Alzheimer y los antioxidantes
( Publicado en Revista Creces, Abril 2001 )

Se acepta que en la enfermedad de Alzheimer juega un rol muy importante la acumulación, entre las células cerebrales, de una fracción proteica llamada beta amieloide. Esto llevaría al daño y pérdida progresiva de neuronas. Sin embargo no ha sido fácil averiguar cómo el beta amieloide daña las células. Algunos investigadores sospechan que parte de la neurotoxicidad sería debida a que ella promovería la creación de radicales libres moléculas químicas muy reactivas que dañarían las proteínas y grasas de la pared celular. Sin embargo, el cómo promoverían la formación de radicales libres, es aún un misterio.

Recientemente, en el Congreso Internacional de Química del Pacific Basin Society, investigadores de Kentucky, presentaron un trabajo en que atribuyen la formación de radicales libres a la acción de un aminoácido particular del Beta amieloide (Science, vol 291, Enero 19, 2001, pág. 427).

Ya en 1994 Alan Butterfield de la Universidad de Kentucky, había sugerido que los radicales libres generados por el Beta amieloide podían ser los culpables del Alzheimer. Ello porque observaron que el Beta amieloide en el tubo de ensayo producía radicales libres. Este investigador avanzó estudiando la secuencia de aminoácidos del Beta amieloide, que estaba formado por una cadena de 42 aminoácidos que no eran reactivos, salvo uno, el aminoácido 35 (metionina) que sí es un buen generador de radicales libres. Cuando en la molécula de amieloide se reemplaza la metionina por otro aminoácido (cisteina), no se producen radicales libres.

El experimento presentado por Butterfield en esta ocasión, consistió en ensayar el amieloide modificado (en que se reemplazó la metionina por cisteina) en el gusano "Caenorhabditis". Comparó su efecto con el amieloide natural, encontrando que en este último caso se producían radicales libres que dañaban las proteínas musculares del gusano.

Si la producción de radicales libres fuera la causante del daño celular en las células cerebrales, la administración de antioxidantes pudiese ser una forma de tratamiento. Sin embargo se ha ensayado la administración de vitamina E (un antioxidante) a enfermos de Alzheimer, y sólo ha producido resultados moderados. Butterfield piensa que ello se debe a que la vitamina E no es muy eficiente para cruzar la barrera hemato-encefálica, y por lo tanto no llega en suficiente cantidad al cerebro. Por ello ahora la industria farmacéutica está trabajando activamente para desarrollar drogas antioxidantes que sean capaces de atravesar esta barrera.


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