Si va a visitar Machu Picchu, hágalo pronto
( Publicado en Revista Creces, Julio 2001 )

La antigua fortaleza de los Incas, enclavada en los Andes peruanos, está en un inminente peligro de destruirse por un deslizamiento de tierra que afectaría su base. Recientemente, geólogos japoneses han comprobado que la tierra bajo las ruinas está cediendo a una velocidad alarmante. Afirman que el mayor deslizamiento de su lado este, en cualquier momento va a cortar las ruinas en dos.

Machu Picchu fue construido en el siglo XVI por el imperio Inca, como el último refugio frente a la invasión de los conquistadores españoles. Lo instalaron en la montaña, a una altura de 2550 metros sobre el nivel del mar. Para hacerlo más inaccesible lo construyeron sobre dos riscos de la montaña. Es así como cada uno tiene al frente un terreno inclinado, hacia donde se está produciendo el deslizamiento. Estas ruinas fueron recién descubiertas en el año 1911, por el arqueólogo americano Hiram Bingham. La UNESCO las ha declarado Patrimonio de la Humanidad.

Investigadores del Instituto de Prevención de Desastres de la Universidad de Tokio, realizaron un estudio, instalando allí 10 extensómetros, con el objeto de medir el ritmo de deslizamiento de su superficie. Encontraron que una sección, que tiene una inclinación posterior, se está hundiendo a una velocidad de un centímetro por mes.

"Esto es muy rápido, y es un indicador de un deslizamiento interior de rocas", dice Kyoji Sassa, quien presentó estos datos en un simposium organizado por la UNESCO en Tokio. "No es posible predecir por ahora la fecha exacta en que va a ocurrir el deslizamiento total, pero lo podremos precisar con las nuevas investigaciones que ya hemos iniciado", señaló Sassa.

Este investigador estima que el deslizamiento del terreno va a afectar hasta una profundidad de 100 metros, más que suficiente como para arrastrar todas las ruinas. La ubicación de las ruinas en dos riscos que miran en sentido opuesto, hace pensar que la destrucción va a ocurrir en dos etapas. Primero se va producir el deslizamiento hacia el este, lo que va a dejar inestable la ladera del oeste, cuya destrucción será posterior (ver gráfico).

Los deslizamientos no son una novedad en Machu Picchu, ya que el actual enclave de la ciudadela, ya había sido construida sobre rocas de un deslizamiento anterior. Los incas construían muchas de estas aldeas en áreas escarpadas, ya que así disponían de agua de lluvia y por debajo terrenos para cultivarlos en terrazas.

Las observaciones de Sassa le permiten concluir que ya han ocurrido pequeñas caídas de rocas y hundimientos, que han dañado la estructura de muchas construcciones. Según afirma, en la ciudadela, existe una línea de distorsión, que corre de norte a sur, y los edificios instalados sobre ella, y muestran signos claros de daños, que ya han requerido reparaciones.

Los investigadores no sólo quieren constatar el riesgo, sino también pretenden realizar investigaciones para proponer medidas tendientes a impedir el desastre.


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