Por siglos se ha estimulado la imaginación acerca de la existencia de los grandes pulpos en el fondo de los océanos. Eran muchas las historias de los balleneros que relataban encuentros con estos monstruos, describiendo sus horribles tentáculos que desgarraban a los marineros y envolvían sus embarcaciones. Si antes estos monstruos parecían ser mitológicos, ahora se están manifestando como reales. Durante la última década, ante la disminución de la captura de peces, los barcos de arrastre se han aventurado cada vez más lejos y cada vez han profundizados más sus redes de arrastre. Es así como han llegado a los territorios y profundidades de estos grandes monstruos y su presencia se ha hecho real. Salen enredados en sus redes y ya se han capturado más de 300 de estos gigantes, del genero llamado "Architeuthis".

Los primeros relatos objetivos de su existencia se remontan a 400 años y correspondían a especies que varaban en las playas. En 1856 el investigador danés, Japetus Steenstrup, describió uno de estos monstruos varados y lo bautizó como "Architeuthis", que significa “jefe de pulpos". Ahora ya se sabe que son relativamente abundantes y que pueden crecer hasta 13 metros de largo. Las hembras son más grandes que los machos y sus ojos miden 30 centímetros de diámetro, lo que no parece extraño, dado que deben adaptarse a las oscuridades de las profundidades del mar. Vive a una profundidad de 600 metros, y es allí donde sus ojos deben ubicar la bioluminiscencia que delata a sus presas. Sus ocho largos tentáculos, provistos de ventosas dentadas, enrollan a sus víctimas, mientras su pico como de loro, las destroza.

Una sorprendente conclusión es que Architeuthis no responde a su fiera reputación. Lejos de ser poderoso y provistos de gran armamento, tienen una estructura blanda y sus tentáculos son relativamente delgados y carecen de fuerza muscular. A diferencia de las jibias que tragan agua, su cuerpo está empaquetado con iones de amonio. Por esto al desecarse despide un muy desagradable olor. Pero ello les sirve porque modifican la densidad de sus tejidos, lo que le proporciona una adecuada flotabilidad. Simplemente reposan en el agua, y flotan más que desplazarse activamente en la persecución de sus víctimas. Parecen no ser muy inteligentes, porque con ese enorme cuerpo, su cerebro pesa sólo 20 gramos.

Por su enorme tamaño se podría pensar que tomarían muchos años antes de alcanzar su estado adulto. Hay que considerar que llegan a pesar 250 kilos. Sin embargo, George Jackson, un investigador de jibias de la Universidad de Tasmania, afirma que para alcanzar este tamaño le toma sólo dos años, siendo así el animal de más rápido crecimiento del planeta. El basa sus estimaciones en el crecimiento de sus “esteatolitos", pequeños trozos de huesos que actúan como órganos de balance. Jackson ha publicado muchos trabajos científicos en que estima la edad de las jibias basándose en el número de anillos de la estructura de los esteatolitos. Según estos, calcula que no viven más de dos años.


Del gigante al colosal

Steve O` Shea del Institute for Antartic and Southern Ocean Studies en Tasmania, junto con investigadores del National Institute of Water and Atmospheric Research de Nueva Zelandia han analizado la secuencia del DNA mitocondrial en 18 muestras de "Architeuthis" que han sido capturados en el Atlántico centro y norte, concluyendo que todas pertenecen a una misma especie.

Sin embargo el "Architeuthis" no es la única jibia gigante que existe. En el año 1925 se describió otro tipo, que se denominó "Mesonychoteuthis hamiltoni". En esa fecha se encontraron dos tentáculos de esta nueva especie en el interior del estómago de una ballena esperma. Su descripción se ha completado en el año 1985, con el hallazgo de una forma juvenil de poco más de un metro de longitud, que se sacó de las profundidades, enredada en la red de un barco pesquero. Ahora sabemos que el “Mesonychoteuthis hamiltoni" es un verdadero monstruo de las profundidades.

En Abril del presente (2003), el mismo O`Shea apareció en los titulares de los diarios, cuando mostró un pulpo gigante, aun inmaduro, cuyo cuerpo, sin contar los tentáculos y aletas, media 2.5 metros, el más grande de los pulpos gigantes que se conocía hasta ese entonces (New Scientist, abril 12, pág. 18, 2003). El "Architeuthis" puede crecer hasta 13 metros, pero ello tomando en cuenta sus dos largos tentáculos (fig. 2). En este caso, los expertos piensan que con este cuerpo, el "Mesonychoteuthis" debiera llegar a medir una longitud total de 15 metros, y que su cuerpo en la edad adulta, podría llegar a 4 metros de longitud.

Esté si que es realmente colosal, y a diferencia de "Architeuthis", tiene en su extremo posterior una aleta poderosa y muscular, y sus tentáculos están provistos de fuertes coronas dentadas que actúan como ventosas. Aún cuando las ballenas pueden ser sus depredadores, éstas no resultan indemnes de las feroces batallas de las profundidades del océano. Así por lo menos puede constatarse por las lesiones que quedan en la cabeza de la ballena (fig.3).

La anatomía y fisiología de este colosal pulpo sugiere que realmente es un cazador rápido y activo, y como la temperatura del océano en la Antártica es similar a todas las profundidades, puede fácilmente deslizarse hacia la superficie. El sueño de O` Shea es poder filmar uno de estos pulpos nadando en su habitat natural. Para ello ya se está organizando una expedición para el año 2004 y O`Shea ha preparado su arma secreta para atraerlos: feromonas de pulpo gigante (New Scientist, Agosto 2, 2003, pág. 24).

Pero no todo está escrito sobre los pulpos gigantes. Grandes picos no identificados se han encontrado en el estómago de ballenas esperma, y no coinciden con las dos especies hasta ahora descritas. Es posible que existan varias otras especies, y ojalá que las conozcamos mejor antes que las exterminen los voraces pescadores.