Hace treinta años, un pollo broiler se demoraba tres meses en alcanzar un peso de dos kilos. Hoy en día está listo para el matadero en 41 días y el imperativo comercial es continuar reduciendo a razón de un día por año. ¿De dónde viene todo este rápido incremento en la ganancia de peso de los pollos broiler?

La respuesta es una: de la "selección genética". Ha sido la misma selección genética la que ha permitido que las vacas lecheras produzcan diez veces más leche que lo que su ternero podría tomar, o que los terneros nazcan con tanta carne que ya el nacimiento por Cesárea es la norma. La misma selección genética de los pollos es la que está consiguiendo que hoy día los broiler crezcan dos veces más rápido que lo que crecían hace treinta años.

El mejoramiento genético se puede lograr por dos vías: a.- la vía convencional, mediante el cruzamiento selectivo y b.- por ingeniería genética. Es así que mediante la introducción a un huevo fecundado, del gene para la hormona de crecimiento, se han logrado salmones y cerdos de muy rápido crecimiento.

En cambio, lo logrado en pollo como en el ganado, ha sido mediante las técnicas convencionales de cruzamiento. El problema es que cada vez se hace más chico el pool de genes y por lo tanto se hace difícil seguir progresando. Es así como en la actualidad el 98% de la producción de pollos del mundo provienen del suministro de tres grandes compañías. (New Scientist, Noviembre 15, pág. 19, 2003).

Desgraciadamente con el incremento tan rápido de peso, la estructura ósea del pollo comienza a deteriorarse, y ya el 20% de los pollos presenta cojeras. También sufren del hígado y fallas cardíacas. Si a estos pollos de crecimiento tan rápido se les alimenta en forma normal, sólo la mitad sobrevive hasta el año. Es por eso que ahora comienzan a preocuparse las sociedades protectoras de animales. Es así como "Compassion in World Farming”, ha presentado una demanda frente a la Corte en Londres, exigiendo que se elaboren normas que deban cumplir las empresas criadoras de pollos.