Orgasmos a voluntad
( Publicado en Revista Creces, Febrero 2004 )

Las mujeres que no pueden tener orgasmos, ahora tienen una solución, mediante un aparatito que se implanta en la médula espinal, y que eléctricamente inicia la sensación de uno de ellos. Ya se han iniciado los ensayos clínicos, los que han sido autorizados por el Food and Drug Administration de Washington.

Cuando se anunció el descubrimiento de esta metodología, los medios de comunicación lo cubrieron ampliamente, pero a pesar de los anuncios no ha sido fácil reclutar voluntarias para someterse al método. "Yo creí que las voluntarias me iban a sobrar, pero por el contrario, me ha sido muy difícil encontrarlas", dice Stuart Meloy, el cirujano que patentó el tratamiento.

La poca aceptación no extraña a los expertos, que piensan que un implante es un método muy radical de tratamiento para los problemas sexuales. ¿Para qué someterse a un método invasivo, cuando se puede obtener el mismo resultado con un vibrador?, pregunta Marta Sipski de la Universidad de Miami, que estudia la función sexual en mujeres que han tenido lesiones de la médula espinal.

Hasta ahora sólo una mujer ha completado la primera etapa del ensayo clínico, mientras una segunda está ahora comenzando. Meloy espera reunir otras ocho, para así completar la primera etapa del estudio. Este consiste en la conexión de cables, que pasando a través de la piel, se conectan a la espina dorsal, y se alimentan con una batería. "El procedimiento tiene menos riesgo que una anestesia epidural", dice Meloy.

En una segunda etapa del ensayo clínico, se le agrega un aparatito que se parece a un marca paso, el que se implanta bajo la piel, que a su vez puede conectarse o desconectarse por control remoto.

Melony, un especialista en dolor del North Carolina (New Scientist, Noviembre 2003, pág. 11), se le ocurrió la idea mientras desarrollaba una intervención destinada a aliviar el dolor de espalda en una mujer. En este procedimiento, él inserta dos electrodos en la médula de la paciente y aplica pulsos eléctricos. Las pacientes se mantienen conscientes durante la operación, pueden decir cuando sienten menos dolor. Durante una de esas operaciones, una señora comenzó a experimentar un orgasmo.

Esta observación ya era familiar a varios cirujanos que realizaban este tipo de intervenciones, pero fue Meloy al que se le ocurrió aplicar el método a las disfunciones sexuales. En un comienzo trató de vender su idea a una empresa comercial para que la comercializara, pero al no conseguirlo decidió emprender la aventura solo. Meloy espera que un implante completo tenga un costo de 13.000 dólares.

En el mes de octubre (2003), implantó los alambres a una mujer casada, con muy buenos resultados. La mujer que no tenía un orgasmo desde hacía cuatro años, comenzó a experimentarlo cada vez que tenía sexo con su esposo. Incluso señaló que por primera vez tenía orgasmos múltiples.


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