Anticuerpos que pueden penetrar la barrera celular
( Publicado en Revista Creces, Junio 2004 )

Super-anticuerpos que pueden ubicar y penetrar al interior de determinadas células, en lugar de sólo unirse a su superficie, podrían significar un enorme avance para el tratamiento de muchas enfermedades.

Charles Morgan, presidente de InNeux Biotechnology de Vancouver (Canadá), dice que han desarrollado la técnica para producir estos super-anticuerpos, que pueden llegar a bloquear objetivos en el interior de las células. Pueden utilizarse para atacar bacteria y virus (incluso el del SIDA) dentro de las células, o también inactivar proteínas que inducen a las células para transformarse en cancerosas.

En teoría ellos pueden hacer cualquier cosa que hacen las moléculas convencionales más pequeñas, pero con mucho más ventajas. Son altamente discriminativos, no son tóxicos, pueden ser mucho más específicos que drogas constituidas por pequeñas moléculas y además no tienen efectos colaterales. El inconveniente es que ellos tienen que inyectarse, ya que en el estómago se destruyen.

Los anticuerpos convencionales ya han sido aprobados por el FDA para su uso en humanos y se están utilizando en el tratamiento de varias enfermedades. Sin embargo, ellos sólo se unen a virus o a moléculas ubicadas en la superficie de las células. Pero estos nuevos super-anticuerpos, que penetran al interior de las células, pueden transportar dentro de ella substancias tóxicas, como la ricina.

Esta fantástica propiedad de entrar a la célula, se logra cuando a ellos se les agrega un pequeño segmento proteico llamado "secuencia de membrana translocadora" (MTS, la sigla en inglés), la que normalmente se encuentra constituyendo proteínas señalizadoras, como son los factores de crecimiento que normalmente entran a las células.

"Su penetrabilidad y especificidad se ha confirmado, marcando el anticuerpo con substancias fluorescentes, que permiten identificarlo dentro de la célula objetivo", dice Morgan. Piensa que el anticuerpo puede permanecer en el organismo hasta por un mes, entrando y saliendo de la célula hasta cuando encuentran su objetivo (ver figura).

Como prueba definitiva, los investigadores agregaron el anticuerpo contra la enzima caspasa-3, que gatilla el suicidio dentro de la célula. Con ello consiguieron detener el suicidio de glóbulos blancos de la sangre cuando estos se expusieron al antibiótico actomicina D, una droga que normalmente inicia el suicidio (Apoptosis, vol 8, pág. 631). Esperan que con un super-anticuerpo como este, podrían impedir la muerte de personas que han tenido un ataque cardíaco. Se vislumbran también muchas otras posibilidades, en el tratamiento de enfermedades virales o incluso en células cancerosas. (New Scientist, Abril 17 del 2004, pág. 16).



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