Los records en el atletismo
( Publicado en Revista Creces, Octubre 2004 )

En cada competencia atlética, caen los records, pero ahora parece haberse llegado al límite, lo que no quiere decir que se dejara de batir records. Por el contrario, ello continuara debido al uso inteligente de nuevas tecnologías. Pero el organismo humano parece que ya llego al límite.

En los juegos olímpicos de Atenas, nuevamente se quebraron muchos récords, y probablemente en cuatro años más, cuando se celebren los nuevos juegos olímpicos en Beijing, volverán a caer otros tantos, como ha venido sucediendo de competencia en competencia. ¿Pero hasta cuándo el ser humano podrá seguir superándose y cuales serán sus posibilidades físicas máximas? Todo parece indicar que ya se está llegando al límite (si es que no ha llegado ya), pero esto no necesariamente significa que no se seguirán quebrando récords. Los nuevos ya no serán mayoritariamente debidos al desarrollo de nuevas capacidades y rendimientos humanos, si no más bien, a la inteligente aplicación de nuevos avances tecnológicos (New Scientist, Agosto 14 del 2004, pág. 31).

Un ejemplo es lo que se ha visto en el salto con garrocha. Hasta los comienzos del siglo XX, la garrocha era hecha de bambú. Más tarde, en los años 50, se introdujo la garrocha de metal, y poco tiempo después, la de fibra de vidrio, muy flexible. Durante este período de tiempo, la altura récord se fue elevando hasta llegar a sobrepasar el récord de 1912, en un 53%. En esa época, el récord era de 4.20 metros, y ahora ya supera los 6.14 metros (fig.). Si esto se compara con el salto alto, que no requiere de instrumentos, se nota una diferencia importante. En este caso, y durante el mismo período, el récord se elevó sólo en un 23% (fig. 2). Lo mismo ha sucedido con el salto largo, el que se incrementó en un 18%. Estos ejemplos demuestran que los avances tecnológicos están teniendo una mayor importancia que el rendimiento humano propiamente tal.

Como estos ejemplos, muchos otros confirman lo dicho, en el sentido de que los incrementos más espectaculares han ido acompañados de modificaciones tecnológicas importantes, ya sea en los equipos usados, la adecuación y perfeccionamiento de los campos deportivos, o las sofisticadas tecnologías de entrenamiento. La carrera sobre patines en el hielo, es un buen ejemplo. Las nuevas navajas del patín, que antes iban fijas a la bota, ahora son flexibles, especialmente en las puntas que se apoyan en el pulgar del pie, lo que permite mantener el patín en contacto con el hielo por más tiempo y transmitirle más fuerza con cada empujón. También ha habido mejorías en la calidad del hielo, donde cuidando la temperatura y la humedad, se ha hecho posible mantenerlas en óptimas condiciones para adquirir mayor velocidad. Lo mismo puede decirse de las carreras en bicicleta, donde ha llegado a tanto el perfeccionamiento tecnológico, que la Unión Internacional de Ciclismo decidió eliminar las ventajas que éstas entregaban a quienes las implementaban.

Los avances tecnológicos no sólo han estado en el campo de competencia, sino también en las tecnologías de entrenamiento. Ello ya comenzó en los años 80, donde los atletas de resistencia, comenzaron a usar monitores cardíacos. Ello les permitió conocer con precisión cuan duro estaban trabajando, de modo que con esta información podían regular los esfuerzos para usar sus capacidades respiratorias en el momento preciso, según fueran sus competidores. El proceso se ha perfeccionado de modo que ahora esta técnica permite controlar varias variables y en tiempo real.

Del mismo modo se ha ido desarrollando toda una nueva ciencia relativa al uso de suplementos dietarios, que aun cuando sus efectos son difíciles evaluar, ayudan psicológicamente al que compite. Pero hay otra razón para pensar por qué se han seguido batiendo algunos récords. Ello tiene que ver con la globalización de los juegos olímpicos, lo que significa que en las últimas competencias se han incorporado nuevos atletas provenientes de diferentes partes del mundo. Los primeros récords correspondían en realidad a una muestra muy pequeña de competidores, cual era la población europea y norteamericana. Pero ahora, cada vez participan más y más gentes de diferentes partes del mundo, lo que ha incrementado la representatividad, aumentando las posibilidades de que aparezcan nuevas super-estrellas. Tales han sido por ejemplo, los reiterados récords de corredores de maratón provenientes del Este de Africa, como también los velocistas del Oeste del mismo continente. Con la mayor amplitud de la muestra, aparecen individuos con nuevas condiciones físicas y metabólicas, que les proporcionan importantes ventajas competitivas.


Para los esfuerzos extremos, no todos son iguales

Los sorprendentes y repetidos récords en maratón y en competencia de velocidad de atletas africanos, ha despertado el interés de investigadores por estudios fisiológicos y bioquímicos, que puedan explicar las diferencias en los rendimientos en esfuerzos extremos de estos atletas (Science, vol. 305, Julio 30 del 2004, pág. 637).

Es especialmente notable la resistencia a la fatiga observada en atletas de Kenia. Se ha encontrado que en ellos los niveles de lactato, generados por el esfuerzo metabólico de la musculatura, se acumulan más lentamente en su sangre. Se ha comprobado que los corredores de Kenia pueden lograr un 10% más de millaje, a partir de la misma cantidad de oxígeno utilizado, en comparación a los corredores europeos. Del mismo modo se encuentran diferencias en la musculatura de las piernas, lo que les permite consumir menos energía para balancearlas durante las carreras.

Estudiando el metabolismo con más prolijidad, investigadores encuentran que los músculos de los corredores de Kenia tienen una mayor concentración de una enzima que les permite una más rápida degradación del lactado y al mismo tiempo que producen menos de este metabolismo, con lo que disminuye la fatiga muscular. Ello significa que poseen una mayor capacidad en la oxidación de ácidos grasos, con lo que logran una mejor disponibilidad del consumo de oxígeno.


Los velocistas negros

Los africanos no sólo son buenos para la maratón, sino también para la velocidad de carreras de 50 y 100 metros. Tal parece ocurrir con los africanos del Oeste de Africa. Los atletas negros de los Estados Unidos, cuyos ancestros son mayoritariamente del Oeste de Africa, poseen los mejores tiempos en las carreras de 100 metros. Varios estudios señalan que sus estructuras físicas les dan ventajas. Tienen huesos más densos, tienen menos grasas en su cuerpo, sus caderas más angostas, sus muslos más gruesos, sus piernas más largas y sus pantorrillas más livianas. Al mismo tiempo estos velocistas de Kenia son más pequeños, delgados y su peso varía entre 50 a 60 kilos.

Pero más interesante es el tipo de músculos que forman su masa musculatura. Los científicos han dividido el tejido muscular esquelético en dos grupos, dependiendo de su velocidad de contracción. Los músculos de tipo I o músculos de contracción lenta, y los de tipo II o músculos de contracción rápida. De estos últimos hay dos tipos: el tipo IIa, intermedios entre los rápidos y los lentos; y el tipo IIb, que son super rápidos (Conociendo Mejor el Tejido Muscular). Los corredores de maratón tienden a tener más fibras de tipo I, que los irrigan capilares más densos y que además sus células están provistas de más mitocondrias (los organelos intracelulares, que producen el oxígeno). En cambio los velocistas, tienen más fibras del tipo II, que almacenan más azúcares (glicógeno), como también poseen enzimas que permiten a sus células quemar combustible en ausencia de oxígeno (metabolismo anaerobio). Claude Bouchard de la Universidad de Laval en Quebec, estudiando biopsias musculares, ha encontrado que el promedio de los africanos velocistas, poseen un significativo mayor porcentaje de fibras musculares rápidas, mientras que los que corren maratón, tienen un 90% de fibras lentas.

El mismo investigador ha estudiado en africanos del Oeste, dos enzimas que son marcadoras del metabolismo oxidativo. Encuentra que su actividad es más elevada, lo que significa que pueden generar más ATP, que es la forma que la célula tiene para acumular energía. Bouchard cree que en la región Oeste de Africa, existe un mayor porcentaje de gente con niveles altos de esa enzima en sus músculos, lo que les da una ventaja frente a competidores caucásicos.


La diferencia parece ser genética

Todo parece indicar que las diferencias estructurales y metabólicas de los africanos, tendrían una base genética, lo que ha despertado gran interés por conocer genes que influyan en el mayor rendimiento atlético. Es así como el grupo de investigadores que trabaja con Bouchard, está tomando muestras de DNA a atletas europeos y africanos y espera encontrar diferencias con los atletas europeos.

En el año 1999, Katryn North y colaboradores del Hospital de Niños en Westmead (Australia), encontraron dos versiones de un gene, que afectan la producción de “alfa-actinina-3", una proteína que sólo se encuentra en las fibras de músculos rápidos. Encuentran que la versión menos eficiente del gene (que resulta en una pobre conversión de energía), está presente sólo en el 18% de los caucásicos, mientras que es mucho más frecuente en otros grupos raciales. Por otra parte, en un trabajo reciente (American Journal of Human Genetic 2003), encuentra que en los velocistas, sólo el 6% posee esta versión, mientras que en los maratonistas, está presente en el 26%. Los autores concluyen que la enzima "alfa-actinina-3", es la que les permite la contracción muscular de alta velocidad.

Por su parte, Alejandro Lucia Mulas de la Universidad Europea de Madrid, ha tomado muestras de DNA, a corredores de Eritrea, con el objeto de explorar otra enzima: la enzima "convertidor de angiotensina" (ACE), de la que se han descrito diversas versiones. Lucia dice que la versión menos activa (alelo 1) de este gene, está asociada con menos músculo, menor retención de líquidos y con vasos sanguíneos más relajados. Según él, esta versión aparece como más prevalente en corredores de maratón del este de Africa, comparados con hombres de la población general de Etiopía.

La verdad es que las diferencias de las marcas alcanzadas por los atletas de elite, ya son tan pequeñas, que cualquier diferencia genética puede ser muy significativa. Si se demuestra realmente que existen genes que otorguen ventajas para determinadas pruebas, no sería raro que se estuviera pensando utilizar estas informaciones para llevarlas a lo que se ha llamado “terapia génica” (Realidad y Ficción de la Terapia génica). Mediante ella, puede administrarse el trozo de DNA que codifica una enzima específica que se quiera potenciar, la que al entrar al núcleo celular, aumentaría notablemente su actividad, por lo menos durante tres o cuatro semanas, con la ventaja que no sería debido a sustancias extrañas, sino a un proceso natural y los organismos controladores no podrían detectarlo.


Como estructurar un súper atleta

Hace seis meses los periódicos en Berlín describían a un niño de pocos meses de edad, que parecía haber nacido para llegar a ser un super-atleta. Había nacido con una mutación genética que desconectaba el gene para la "miostatina" que en los animales parece bloquear la activación de las células troncales musculares. Las ratas y el ganado que llevan esta mutación, llegan a tener dos veces mayor masa muscular que el animal normal. El médico que lo atiende al niño, señaló al periódico que a los 4 años de edad el niño ya tenía un físico como de un fisicoculturista y que podía soportar en sus brazos extendidos dos pesas de tres kilos (fig. 3) (New England Journal of Medicine, Junio 24 del 2004). El médico sugería que la mutación podría utilizarse para tratar las enfermedades que destruyen músculos. Pero muchos otros ya están pensando que también se podría utilizar para potenciar la actividad muscular de los deportistas de elite. Una vez que el gene se incorpora a la célula, comienza a codificar la enzima precisa, siendo muy difícil detectarla y llegar a afirmar que corresponde a una sustancia extraña.

Parece que ya son varios los genes que podrían llegar a utilizarse con los mismos objetivos. Por primera vez se describió en el año 2001, "la rata Schwarzenegger”, que tenía dos veces más músculos que una rata normal, y en la medida que crecía, mantenía este incremento (fig. 4) Nadia Rosenthal una genetista del European Molecular Biology Laboratory y sus colegas, concluyeron que esa rata tenía un gene que codificaba una proteína llamada "Factor de Crecimiento Semejante a la Insulina" (IGE- 1). Aquí también las autoridades deportivas están preocupadas por el posible uso como terapia génica de parte de los atletas.

Pareciera que el ser humano nunca va a dejar de competir, y haría cualquier cosa por llegar donde otros no han llegado. "Si genéticamente ya no podemos ir más allá, entonces cambiemos la genética”, aunque con ello se corra el riesgo de tener un cáncer.


0 Respuestas

Deje una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados.*

Buscar



Recibe los artículos en tu correo.

Le enviaremos las últimas noticias directamente en su bandeja de entrada