Un avión para la conquista de Venus
( Creces, Junio 2005 )
Venus es el planeta que está más cerca de la Tierra, y es el que se ve más brillante en el firmamento. Hasta ahora no se han hecho muchos esfuerzos por conocerlo, probablemente debido a las pocas posibilidades que allí exista la vida. Constantemente se están enviando sondas a Marte o a las lunas de Júpiter, pero nos olvidamos de nuestro vecino Venus. Necesitamos conocerlo mejor, no sólo por la remota posibilidad de existencia de vida, sino también para entender mejor la evolución y comportamiento de otros posibles planetas rocosos que orbitan a otras estrellas.
(Venus Nuestro Vecino)
Pero es difícil descender en él, tanto por su presión atmosférica, como por los fieros vientos, la acidez de sus nubes y altas temperaturas de su superficie. No parece posible colocar en su inhóspita superficie un robot como se ha logrado colocarlo en la superficie de Marte. Sin embargo, hay otra posibilidad de exploración: un avión movido por energía solar que podría explorar en forma continua la atmósfera y al mismo tiempo llevar un cerebro que permita examinar la superficie desde una altura adecuada.
Recientemente Geoffrey Landis y su equipo del Research Center de NASA en Ohio, ha publicado un trabajo en la última revista “Acta Astronómica” (vol. 56, pág. 750, 2005), en el que afirman que podría enviarse un avión propulsado por energía solar, capaz de volar a diferentes altitudes y ubicaciones en la atmósfera de Venus. Con él se obtendría una mejor información que la lograda hasta ahora por las sondas enviadas por la ex Unión Soviética en los años 1970s y 1980s. En aquella ocasión sólo pudieron hacerse algunas determinaciones atmosféricas por muy corto tiempo, cuando descendieron en forma violenta en la superficie del planeta.
La alta densidad de la atmósfera de Venus, es ideal para el vuelo de un avión. El tamaño de las alas, depende directamente de la densidad de la atmósfera y de la presión atmosférica, que es noventa veces superior a la de la Tierra. El avión, después de ser liberado desde una nave que orbite el planeta, podría desplegar sus alas (fig. 1), sobre cuya superficie estarían los paneles solares, que absorberían la intensa energía solar, necesaria para mover el motor. Con ello podría volar en forma continua, ya que el planeta tiene una rotación muy lenta.
Según NASA, es especialmente interesante estudiar el rápido movimiento de nubes que se desplazan entre 50 y 70 kilómetros de altura. Ellas giran 60 veces más rápido que lo que gira el planeta. "Necesitamos además saber cómo la energía solar mueve la atmósfera superior", dice Landis. Del mismo modo interesa conocer más de la estructura de la superficie, donde sabemos que la temperatura alcanza los 450°C, y que hasta ahora sólo la podemos imaginar (fig. 2).