Las mitocondrias y el síndrome metabólico
( Creces, Septiembre 2005 )

Se encuentra una mutación en el DNA mitocondrial, cuya sintomatología coincide en gran parte con los síntomas descritos en el llamado síndrome metabólico. No se sabe si ello es una casualidad que afecta a una familia, o si por el contrario tiene algún significado para el síndrome metabólico que se observa con tanta frecuencia en la población general.

Que la presión arterial esté elevada es malo en si mismo, ya que predispone a las personas para enfermedades de insuficiencia renal, ataques cardiacos, y derrames cerebrales. Pero para millones de personas adultas todo ello se junta con otras alteraciones que en su conjunto se han llamado "síndrome metabólico". Estas otras alteraciones se acompañan también de otros riesgos cardiovasculares, diabetes, elevación del colesterol y triglicéridos sanguíneos. Este síndrome con toda su sintomatología, frecuentemente acompaña a las personas obesas, pero también pueden presentarlo personas no obesas, por lo que se debe concluir que el exceso de peso no es la única causa de él.

En una reciente publicación en la revista Science en Internet (www.sciencemag.org), Richard Lifton de la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale, señala que una mutación que ocurre en los genes de la mitocondria, produce en las personas una constelación de síntomas: hipertensión, elevación del colesterol sanguíneo y baja concentración del magnesio, síntomas muy similares a los del síndrome metabólico.

Esta mutación se agrega a muchas otras ya descritas en el DNA mitocondrial (Se atribuyen nuevas funciones a las mitocondrias). Hasta hace poco se pensaba que las mitocondrias, organelos intracelulares, sólo tenían como rol el producir la energía que la célula necesitaba para su trabajo metabólico. Pero ahora se sabe que ellas además contienen su propio DNA, y que en él también se pueden producir mutaciones que se traducen en diversas enfermedades.

Esta nueva mutación se descubrió al conversar con una mujer que presentaba un bajo nivel de magnesio sanguíneo, además de una sensación de malestar y debilidad general. Lifton, el descubridor, le llamó la atención al interrogar a una mujer que sabía tenía una disminución del magnesio sanguíneo. Ella contó que muchos de sus parientes también sufrían de hipomagnesemia, además de síntomas semejantes a los de ella. Su familia era extremadamente larga y todos vivían relativamente cerca, lo que era un regalo para los buscadores de genes.

Ni cortos ni perezosos, procedieron a examinar 142 miembros de la familia, muchos de los cuales tenían efectivamente el magnesio bajo, además de hipertensión y colesterol alto en la sangre. Lo que más llamó la atención en todos ellos, era que el trastorno se había heredado sólo a través de las madres, lo que era una clara indicación que el gene que fallaba estaba localizado en el genoma mitocondrial (La mitocondria, donde de produce la energía). Ya antes Clifton había individualizado otros genes que se relacionaban con magnesio bajo, pero todos ellos estaban en el DNA nuclear.

La localización en la mitocondria del gene aludido era una ventaja, ya que el genoma mitocondrial sólo contiene 16.000 pares de bases, mientras que el genoma nuclear contiene 3 mil millones de pares de bases. El análisis del genoma mitocondrial de los miembros de la familia mostraba una sola mutación en los miembros afectados, la que no se había detectado en ninguno de los miles de genomas mitocondriales que habían sido examinados anteriormente. La mutación afectaba una base: se había cambiado una timidina por una citosina en el gene del RNA de transferencia (tRNA), el que transporta aminoácidos al ribosoma para la síntesis proteica.

Carlos Morales, experto en genética mitocondrial de la Universidad de Miami, dijo que se sentía sorprendido que esa mutación no se acompañara de más síntomas, dada la importancia del tRNA. Otras mutaciones encontradas en el tRNA, producen entre otros síntomas degeneraciones musculares y nerviosas, que aquí no estaban presentes.

La pregunta clave es cómo esta mutación producía hipertensión y otros síntomas que parecen ser independientes unos de otros. Los bajos niveles de magnesio, aparecían aún en niños de la familia, y pueden ser debidos a una falla renal, en que el túbulo renal no es capaz de reabsorber el mineral desde la orina, antes que ésta sea excretada, un proceso que requiere una gran cantidad de energía.

Por el contrario, la presión arterial y los niveles de colesterol eran normales en los individuos jóvenes, pero comenzaban a aumentar alrededor de los 30 años. Esto sugería que factores adicionales entraban a jugar con la edad. Estos pueden ser factores ambientales, como podría ser una dieta de alto contenido graso. Pero también podía estar relacionada con una disminución de la función mitocondrial que se iría produciendo con la edad.

Otro punto por dilucidar, es conocer en qué medida la disfunción mitocondrial contribuye al síndrome metabólico en la población en general. "Ello debe ser más que el hallazgo en una sola familia", opina Teodoro Kurtz, de la Universidad de California.


(Science, Octubre 22 de 2004, vol. 306, pág. 592).


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