La obesidad y el cigarrillo acortan la vida
( Creces, 2006 )

La obesidad acelera el proceso de la vejez, incluso más que el cigarrillo. Cuando ambos factores están presentes, el efecto es sumatorio. Ello se puede comprobar al estudiar el acortamiento de los telómeros, que son el reloj cromosómico.

Tim Spector del Hospital St Thomas en Londres, ha medido en los glóbulos blancos de 1122 mujeres cuyas edades fluctuaban entre 18 y 76 años, la longitud de los telómeros que se encuentran en los extremos de los cromosomas (fig.1). Cada vez que las células se dividen, sus telómeros se van acortando al experimentar una pérdida constante de DNA (La expectativa de Vida y los Telómeros). Cuando estos ya llegan a ser muy cortos, las células dejan de dividirse. Es así como el acortamiento de los telómeros actúa como un verdadero reloj cromosómico.

Spector encuentra que los glóbulos blancos de las mujeres jóvenes, tienen telómeros con una longitud correspondiente a la suma de 7500 pares de bases. Con la edad la longitud de ellos va disminuyendo, con un ritmo de pérdida de 27 pares de bases por año. En este estudio, cuando se tomaron en cuenta factores propios del estilo de vida, emergieron dramáticas consecuencias en relación a los años de vida. Según señaló Spector, "la diferencia entre ser obeso o ser delgado, significa una diferencia promedio de 8.8 años de acortamiento de la vida medida según la longitud de los telómeros".

Sorpresivamente la correlación con niveles altos de leptina en la sangre y el acortamiento de los telómeros, fue aún mayor que lo observado con la obesidad (medida por el índice de masa corporal) con relación al acortamiento de los telómeros. La leptina es una hormona inhibidora del apetito, producida por las células adiposas, a la que los obesos son resistentes alcanzando niveles más altos que lo normal (Las complejas funciones del tejido graso).

El cigarrillo fue el otro gran factor. "Según la longitud de los telómeros, los fumadores tenían un promedio de edad biológica transcurrida, mayor de 4.6 años, en relación a los no fumadores. Según afirmó Spector "un fumador de 20 cigarrillos diarios durante un periodo de 40 años, tiene una edad biológica transcurrida de más de 7.4 años." (The Lancet DOI:10.1016/SO140-6736(05)66630-5).

Al analizar el efecto de ambos factores simultáneamente, se observa un efecto sinérgico. Los obesos y fumadores, tienen los mayores acortamientos, con una vida biológica de 10 años más corta, con relación a los sujetos delgados y no fumadores. "Su telómero se va más rápido", dice Spector.

Lo que es más grave es que el efecto es permanente. Si la persona deja de fumar y adelgaza, disminuye la velocidad de acortamiento de los telómeros, pero lo que ya se acortó no regresa.

Probablemente el daño de los telómeros es el resultado de la acción de radicales libres. El cigarrillo produce un stress oxidativo, que al igual que la obesidad, constituyen una fuente de radicales libres. Estos pueden producir mutaciones en el DNA, y hay evidencias que las mutaciones en los telómeros producen más trastornos y pérdidas de bases que las que normalmente se producen durante la división (El proceso del envejecimiento).

Con todo, si bien es cierto que existe la relación entre la longitud de los telómeros y la división celular, el efecto del acortamiento de estos y la duración de la vida del organismo entero, compuesto por trillones de células, no está tan claro. Esto coincide con que los hombres tienen telómeros más cortos que las mujeres, y que ellas viven más años que los hombres.

Pero los estudios en animales no han logrado demostrar que exista una relación entre la longitud de los telómeros y la longitud de la vida. Algunos estudios sugieren que el ritmo de la pérdida de telómeros puede ser el factor más importante, mientras que otros parecen demostrar que el factor crucial no es la longitud de los telómeros, sino un sombrero de proteína encontrado en los telómeros. Puede ser que el acortamiento de los telómeros sea simplemente un signo de cuanto daño han sufrido las células debido a la acción de los radicales libres, y no la consecuencia directa de la edad. Ello debería dilucidarse con más investigación.


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