Estudio señala que anualmente nacen en Chile 1.058 bebés de niñas que recién comienzan a vivir la preadolescencia.

Cuesta imaginar a una niña de 11 o 12 años haciéndose cargo de un bebé, asumiendo el cuidado de su bienestar físico y emocional, cuando recién comienza a experimentar la preadolescencia. Pero es una realidad en nuestro país, ya que anualmente nacen en Chile 1.050 bebés de madres que no superan los 14 años, esto a pesar de las auspiciosas cifras económicas que nos elevan a la categoría de país en desarrollo.

Así, lo revela un estudio de seguimiento realizado por expertos del Centro de Medicina Reproductiva y Desarrollo Integral de la Adolescencia (Cemera). Según Ramiro Molina, ginecólogo y autor del informe, “estos números crecen en forma significativa si se suman el grupo de niñas de 15 años: así, la cifra aumenta a 3.700 nuevos bebés cada año, lo cual es un problema de salud pública".


Madres-niñas

El estudio evidencia, además del aumento en los últimos años de las tasas de embarazo infantil, que el nivel socioeconómico y el menor acceso a la educación son factores claves en la incidencia de este fenómeno. "En la comuna de Cerrillos, por ejemplo, hay 35 veces más embarazos en niñas menores de 14 años que en Vitacura. Algo similar ocurre en La Pintana que presenta 25,7 más gestaciones que esta comuna ABC1. Está claro que la iniquidad económica se expresa en este tipo de problemas sociales", advierte Molina.

Dentro de las secuelas asociadas a los embarazos infantiles descritas por el experto, destacan mayores índices de mortalidad neonatal, infantil y bajo peso al nacer de los bebés. Otro riesgo importante es la existencia de abusos sexuales en este grupo de jóvenes, aunque no corresponde a la mayoría de las gestaciones.


Sexo en la niñez

"Lo que es alarmante es que si la mitad de los ciclos menstruales de las muchachas entre 10 y 14 años no producen embarazos - porque son anovulatorios -, para que existan 1.000 nacidos vivos hay al menos 2.000 niñas con actividad sexual no protegida en más de una ocasión", comenta el doctor Molina.

Los embarazos infantiles van de la mano de efectos emocionales negativos tanto para la madre como los bebés, dice Electra González, asistente social y profesora de la U. Chile.

"Estas niñas-madres emocionalmente no tienen las destrezas y habilidades para tener un bebé. Además, son embarazos inesperados y no deseados que suelen ser negados por las jóvenes durante gran parte de los meses de gestación, poniendo en riesgo -tanto nutricional como físicamente- al bebé y a ellas mimas", indica la experta.


Rechazo infantil

Por ejemplo, acota, estas menores no cuidan su alimentación y sufren accidentes, porque de alguna manera -al ser tan inmaduras- no logran dimensionar la responsabilidad que implica tener un hijo. "Además, se ha visto que existe un fuerte rechazo al bebé durante los primeros meses y una mayor incidencia de depresión", dice Electra González.

El doctor Ramiro Molina comenta que, al comparar los hijos de madres adolescentes y los de mujeres que superan los 25 años, se observa que el número de hospitalizaciones en los primeros cinco años es significativamente mayor en el primer grupo. La tasa de mortalidad de estos niños en edad escolar es tres a cuatro veces superior.


Descuido del bebé

"Según los estudios realizados por el doctor Fernando Mönckeberg en niños desnutridos y los entregados en adopción, los hijos de madres adolescentes presentan mayor cantidad de abusos y maltratos. Y esto está directamente relacionado con querer o no un embarazo y tener o no deseos de tener un hijo", asegura el investigador.

Otra arista negativa asociada al embarazo infantil tiene que ver con el elevado número de hijos que tienen estas adolescentes antes de los 20 años, niños que -además- suelen ser de diferentes padres. Estas jóvenes son, a su vez, hijas de madres adolescentes: "Estamos frente a un problema transgeneracional que suele de alguna manera repetirse en las familias donde ocurre el fenómeno y que conlleva a una cadena de riesgos sociales", asegura Giorgio Solimano, Director de la Escuela de Salud Pública de la Facultad de Medicina de la U. de Chile.


Factores que protegen del embarazo precoz

Educación sexual

Para poder detener tanto el embarazo infantil como el adolescente se necesita una educación sexual integral. Esta es, según el doctor Ramiro Molina, aquella que toma en consideración a toda la familia, los niños y los profesores, es decir, la comunidad escolar en su conjunto.

No es sólo la que pone énfasis en los contenidos biológicos y reproductivos, sino también en los sicológicos y sociales, como el respecto de género y el desarrollo emocional. También involucra la enseñanza de la anticoncepción, hablar sobre homosexualidad, aborto y masturbación.


Acceso a anticoncepción

Además, advierte el experto, se necesitan servicios de salud pública que posean centros de atención adolescente, para que los jóvenes puedan consultar sobre sexualidad y acudir en completa confidencialidad. Allí pueden ser atendidos por profesionales especializados en esta etapa. "Algo que en la actualidad no existe", asegura el experto.

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Embarazo infantil