Darwin: ¿ Clarividente o hereje ?
( Publicado en Revista Creces, Septiembre 1982 )

El año 1982 se cumplió el centenario de su muerte. Le sobreviven su creación intelectual, la teoría de la evolución de las especies, aventada por la permanente crítica de algunos, y los desafíos de la genética molecular y la paleontología.

En abril de 1982 se cumplieron cien años de la muerte de Charles Darwin y simultáneamente se celebraron los 123 desde que publicó su famoso libro "El Origen de las Especies". Nuestro país fue, sin embargo, avisado con bastante antelación de ambas fechas: la televisión entregó por capítulos una versión hermosa y fiel de su viaje, donde el naturalista aparece en nuestra tierra desde diciembre de 1832 a julio de 1835. Para solemnizar aun más estas fechas, la Sociedad de Bioloqía de Chile invitó al bisnieto de Darwin, el fisiólogo Richard Keynes Darwin, con el fin de que informara a sus colegas la situación actual de la teoría de su ilustre antepasado. En los actos recordatorios de Darwin, en cualquier parte del mundo que se hayan realizado, se estaba invocando la obra y la influencia de un hombre que para algunos fue un clarividente científico y para otros un hereje abominable.

Se recuerda que una semana después de su muerte, el Times de Londres escribió: "El autor de El Origen de las Especies, que por unos ha sido llamado el Newton de la Biología, y por otros el hombre más peligroso de Inglaterra, descansa ahora en paz. En una sencilla ceremonia, sus restos han sido trasladados a una esquina de la nave de la Abadía de Westminster, cerca del monumento a Newton. No deja de ser una ironía que el hombre que puso en duda la dependencia del hombre del Creador, tenga su residencia definitiva en la casa de Dios".

Falleció a los 73 años de edad. Aún cuando la mayor parte de su vida la pasó aislado en el pueblo de Down, sin moverse de allí, sus ideas se esparcieron y conmovieron a su mundo contemporáneo. En "El Origen de las Especies" se abstuvo de hablar del hombre, pero rápidamente se interpreta como que sostenía que no era Dios el Creador del hombre, sino que éste era el resultado de un proceso natural denominado ""Selección Natural"". Era como si hubiera escrito el Génesis de nuevo.

Pocos hombres han conmovido más a la humanidad con sus postulados. Mientras vivía, se dice que la esposa del obispo de Canterbury exclamaba "ojalá que sus ideas no sean ciertas, y si lo son, ojalá que no se conozcan". Recién fallecido, uno de sus biógrafos lo describió como "limitado intelectualmente e insensitivo culturalmente". Otro dijo de él: "Fue un gran ensamblador de hechos, pero un pobre armador de ideas... un hombre que no pertenece a los grandes pensadores y no tiene por qué estar en la Abadía de Westminster".


Evolución

¿Por qué Darwin produjo esta verdadera revolución si ni siquiera era original en sus ideas, algunas de las cuales otros antes las habían expresado? Lo mismo que él sostuvo, lo había sugerido Juan Bautista Lamarck y Geoffroy de Saint-Hilaire en Francia. La diferencia estaba en que sus predecesores eran filósofos, mientras Darwin fue científico. Ellos desarrollaron teorías especulativas, en tanto el naturalista las acompañó con evidencias científicas. Su libro "El Origen de las Especies" proporciona una gran cantidad de observaciones directas.

Lamarck sólo se limitó a proponer una teoría en que sostuvo que deberían existir fuerzas internas que incesantemente complican la organización, por influencia de las circunstancias variables, adaptándose así las especies al ambiente local.

Darwin propuso, con argumentos sacados de la naturaleza, una teoría conocida como de la Evolución. Sustentó que el cambio de estado es una característica de los sistemas naturales. El estado actual de un sistema es el producto de cambios graduales desde su estado primitivo (gradualismo), de tipo irreversibles (principio de historicidad) y sometidos a leyes uniformes (uniformismo). En biología, la evolución postula que los organismos actuales se originaron por transformaciones sucesivas a partir de una a un número reducido de formas ancestrales.

Junto a Wallace (1858), Darwin formuló la hipótesis causal de la evolución orgánica conocida como Selección Natural, basada en tres principios: 1) Tendencia al crecimiento de las poblaciones mayor que los recursos (parámetro malthusiano); 2) Variabilidad y 3) Reproducción diferencial de las variantes más adecuadas. En términos darwinianos, la evolución consiste en cambios en la diversidad y en la capacidad de adaptarse de las poblaciones. Como tal, el proceso evolutivo requiere una gran fuente de variabilidad - independiente de la selección natural - y un mecanismo que asegure la conservación y transmisión de la variabilidad también independiente, pero rígido y altamente homeostático. El desarrollo de la Genética, a partir de Mendel; de la Citología y de la Biología Molecular, han demostrado que ambas postulados son correctos, enriqueciendo así la Teoría Moderna de la Evolución.


¿Darwin ateo?

La historia revela que Darwin no era ateo. Para él tal vez un espíritu vital fue el que gatilló o disparó el proceso al comienzo del tiempo y posteriormente intervino sólo paternalmente observando la evolución. Para muchos este mensaje era pesimista o nihilista, pero bien pudo ser positivo y excitante. Muchos seguidores de su teoría trataron de excluir al hombre de este proceso, tal vez porque resultaba demasiado conflictivo aceptar el mismo origen que el resto de las especies. Cuando Darwin publicó su obra capital, excluyó al hombre y sólo se refirió a él en una frase: "Necesitamos más luz para conocer el origen del hombre y su historia". Sin embargo, en posteriores escritos suyos (1871: La Descendencia del Hombre), sostuvo que el cuerpo humano también fue modelado por las fuerzas de la selección natural. Al año siguiente, en su nuevo libro "Las Expresiones de las Emociones en el Hombre y los Animales", afirmó que las más refinadas expresiones del comportamiento e incluso nuestras emociones, se deben también a un pasado evolutivo. Sin saberlo, sentaba las bases de la Sociobiología (CRECES 8, vol. 3). Alfred Russel Wallace, contemporáneo suyo y que como naturalista participaba de sus ideas evolutivas (algunos sostienen que éstas le pertenecen), no aceptaba esta última posibilidad y afirmaba que "la inteligencia en el ser humano es un regalo del Divino Creador".


Gran remezón

Darwin produjo una verdadera revolución en todo el pensamiento contemporáneo y abrió un inmenso campo a la investigación, palpable hasta hoy.

La fuerza de su pensamiento está aún vigente. Desde entonces, mucho han progresado la biología, la antropología y ciencias afines. Se ha descubierto las leyes de la herencia y los mecanismos biológicos que la rigen y cada nuevo descubrimiento pareciera encajar perfectamente con su teoría. Más aún, se ha encontrado que todos los seres vivos, desde los microbios hasta el hombre, descansan sobre las mismas bases genéticas. El código genético es el mismo para todos. Después de 100 años de su muerte, la teoría de la evolución se mantiene sin cambios sustanciales, lo que es un ejemplo muy raro en la historia de la ciencia contemporánea, donde todo cambia cada día. Sin lugar a dudas que fue un pensador clarividente.

Ha pasado una centuria, y como en el caso de Galileo (CRECES 7 vol. 2), la Iglesia ha cambiado su posición. Muchos piensan que se puede ser evolucionista y cristiano a la vez. Para algunos, el que las especies hayan evolucionado hasta arribar al hombre bien puede ser un mecanismo utilizado por el Supremo Hacedor, para llegar finalmente a crear al hombre.


Perfil humano

Darwin nació en Shrewsbury, en 1809. Tuvo todas las ventajas que el dinero y su nivel social podían otorgarle. Hijo y nieto de médico, su abuelo Erasmus Darwin fue además un celebrado escritor. Con todo, en la escuela fue un estudiante del montón. lncluso su padre se quejaba de que no se preocupaba de nada y que perdía lamentablemente el tiempo y pensaba que sería "la desgracia de la familia".

Más tarde entró a estudiar medicina en la Universidad de Edimburgo y fracasó. Su padre, temiendo que llegara a ser un ocioso (un playboy de hoy), la empujó a que siguiera la carrera de clérigo en Cambridge. El mismo Darwin dice entonces "me resistía a creer cada palabra literal de la Biblia". "Me aburría", dice y abandonó los estudios dedicándose a beber, jugar a las cartas y al ocio. Se hizo amigo de un profesor de botánica, el Reverendo John Steven Henslow, y comenzó a interesarse en observar la naturaleza. Se dedicó a recolectar escarabajos, a seleccionarlos y estudiarlos.

En diciembre de 1831, a la edad de 22 años, inició un trascendental viaje que cambió y condicionó toda su vida. Se embarcó como naturalista sin paga en un velero: el Beagle. Saliendo de Devenport, inició un viaje de 40 mil millas, que duró cinco años. Visitó la selva del Brasil, la pampa argentina, dio la vuelta por Cabo de Hornos y permaneció más de 2 años en Chile, alcanzando luego hasta las islas Galápagos. Según una creencia popular, "las iguanas y tortugas de las islas lo embrujaron y convirtieron en un hereje". Otros sostienen que fue allí donde se produjo la gran concepción de su teoría.

Aprovechó intensamente el viaje, tomando notas cada día, recolectando especies animales y vegetales y tratando de encontrar que todo tuviera una lógica y encajara en un sistema. Después de volver a Inglaterra, se casó con su prima hermana Emma Wedgwood, hija del famoso poeta inglés. En 1842 se cambiaron a Down House y allí vivieron hasta su muerte. Su vida, aparentemente, transcurrió tranquila y feliz. Tuvieron 10 hijos, pero tres fallecieron en los primeros años. Nunca más salió de Inglaterra.

Por más de veinte años, después de su viaje en el Beagle, Darwin se dedicó a elaborar su teoría de la evolución. Un día de 1856, su buen amigo el geólogo Charles Syell le trajo un trabajo de Alfred Russel Wallace, otro naturalista inglés, 14 años más joven que él, que independientemente había llegado a las mismas conclusiones de Darwin, luego de un viaje similar por Brasil y África. Ello lo llevó a publicar rápidamente su obra "El Origen de las Especies" (1859). La edición fue de 1250 copias y se vendieron todas en un solo día. Con posterioridad él escribió 18 libros.

El mismo explica el por qué de su éxito. "En primer término, dice, se debe a mi pasión por la ciencia y luego que siempre fui metódico. Mi mayor virtud fue saber economizar el tiempo", y finalmente, acota con modestia, "me ayudó un pequeño talento de observación, inventiva y sentido común".

Darwin falleció en abril de 1882. Él quería ser enterrado en su pequeña ciudad, pero la comunidad científica exigió un lugar para él en la Abadía de Westminster, al lado de Newton. Cuando su ataúd traspasó las puertas, el coro cantó un himno compuesto para la ocasión y tomado del Libro de los Proverbios: "Felix es el hombre que encuentra la sabiduría y logra el entendimiento. Ella es más preciosa que los rubíes, y todo lo que se puede desear no se puede comparar con ella".


Para saber más

1. Desiderio Papp. Ideas Revolucionarias en la Ciencia. Editorial Universitaria. Chile, tres tomos. 1980.

2. Danko Brncic, F. Rothhammer, T. Ureta: ¿Está evolucionando el concepto de evolución? Simposio XXI Reunión Anual Sociedad de Biología de Chile, 1° - Xll - 1978.

3. Barnett, SA (ed.). A Century of Darwin. London, 1962, trad. cast. Madrid, 1966.

4. Leonardi, P. Carlos Darwin y el Evolucionismo. Madrid, 1961.

5. Clark, R.E.D. Darwin: before and after. London. 1958.

6. Hembelen, J. Darwin. Trad. cast. Madrid. 1971.


0 Respuestas

Deje una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados.*

Buscar



Recibe los artículos en tu correo.

Le enviaremos las últimas noticias directamente en su bandeja de entrada