El Homo floresiensis correspondería a otra especie
( Creces, 2007 )

El pequeño hombre que vivió hace 18.000 años en la isla Flores, en Indonesia, no correspondería a un humano moderno, sino a una especie mucho más primitiva

El Homo floresiensis no calza con nada. Para unos sería un pigmeo. Para otros un Homo sapiens enfermo. Ahora tiene una nueva interpretación. En la última reunión anual de la Sociedad de Paleoantropología celebrada en Washington (Marzo 2007), el paleo-antropólogo, Matthew Tocheri, afirmó que la forma de los huesos de la muñeca son muy primitivos, y no calzan para nada con los de un Homo sapiens. "Definitivamente no es un hombre moderno, ni siquiera cercano", afirmó Tocheri del Smithsonian Institute en Washington, durante su conferencia que dictó en aquella ocasión.

Con todo, algunos especialistas siguen pensando que los restos fósiles de este pequeño hombrecillo, corresponde a un Homo sapiens enfermo; sería un microcefálico (cabeza chica). Pero otros parecen convencidos del informe de Tocheri y piensan que realmente corresponde a algo diferente (Más opiniones sobre el Horno floresiensis).

Desde su descubrimiento, el llamado Homo floresiensis, despertó muchas controversias. Ahora Tocheri, al estudiar la forma de los huesos de su muñeca, afirma que estos tienen una forma muy primitiva, que no corresponde al hombre moderno. Para su estudio usó imágenes tridimensionales, pudiendo comprobar en ellas diferencias importantes. "Nuestros ancestros más cercanos tienen en su muñeca un complejo de cinco huesos que se caracterizan por unirse fuertemente para facilitar así el estrés, cuando la mano aplica presión, como sucede por ejemplo, cuando usa una herramienta grande o cuando debe ejecutar un trabajo de precisión. Incluso esta misma condición ya la tenían los Neanderthals. En la especie humana apareció por primera vez en el "Homo antecesor", en los restos encontrados en Atapuerta, en España, los que corresponden a 800.000 años", señala Tocheri.

Este complejo óseo no se encuentra en los monos ni tampoco en los primitivos ancestros humanos, incluyendo al Homo habilis, que vivió hace 1.7 millones de años en Africa. Esas especies no usaban herramientas, y la forma de sus huesos de la mano no distribuye la fuerza desde la base del pulgar y a través de la muñeca, como lo hace el hombre moderno.

Lo que Tocheri observa en estos huesos de la muñeca del Homo floresiensis, se parecen en mucho al de los primitivos homínidos, y difieren de los humanos. El no cree tampoco en la posibilidad que esta forma de los huesos sea el producto de una enfermedad que los haya alterado, ya que esta forma diferente debe desarrollarse ya en el primer trimestre, mientras que las alteraciones que son producto de alguna enfermedad se inician más tardíamente. Cualquier deformación producida por alguna enfermedad comienza a manifestarse en las últimas etapas del embarazo, o después del nacimiento.

En aquella reunión, no todos salieron convencidos. Robert Martin, del Field Museum en Chicago, cree que mientras no se comparen estos huesos con los de algún microcefálico humano, no se va a poder llegar a una conclusión definitiva. ¡Todo parece que la discusión va a continuar!



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