Disminución de las muertes debidas a enfermedades coronarias
( Creces, 2007 )

En las últimas décadas diversos países han logrado disminuir significativamente el número de muertes debidas a enfermedades coronarias. Ello podría deberse a la disponibilidad de tratamientos más eficientes, o al desarrollo de eficientes medidas preventivas. Una u otra alternativa es necesario evaluarla.

En Estados Unidos, durante la primera parte del siglo XX se había estado incrementando las mortalidades debidas a enfermedades de las arterias del corazón (enfermedades coronarias), llegando a los más altos valores en el año 1968. A partir de esa fecha, la tendencia se ha quebrado y la mortalidad ha comenzado a disminuir en forma continua y progresiva. Durante las últimas dos décadas esta disminución ha sido especialmente evidente. Entre el año 1980 y 2000, las personas fallecidas debido a enfermedades coronarias llegaron a disminuir desde 543 por cada 100.000 habitantes, a 267 por cada 100.000 habitantes (gráfico.1). Disminuciones de magnitudes semejantes también se han descrito en otros países desarrollados, como Inglaterra, Nueva Zelanda, Holanda y Finlandia.

A pesar de ello, los costos directos e indirectos en el tratamiento de las enfermedades coronarias (del corazón) se han continuado incrementando. Se calcula que en Estados Unidos durante el año 2006, estos se elevaron a 142 mil millones de dólares. Para ver si en el futuro estas enfermedades se pueden disminuir aun más, ya sea por medidas preventivas o por tratamientos más eficientes, a los especialistas les interesa saber con exactitud a qué se debe la disminución lograda. El tema también interesa a los países en desarrollo, donde se ha estado incrementando la edad de la población y como consecuencia la mortalidad por enfermedades coronarias se ha comenzado a incrementar en relación a otras enfermedades.

Se sabe que hay numerosos factores de riesgo que incrementan la frecuencia de las enfermedades coronarias, tales como el hábito del cigarrillo, la presión arterial elevada, el incremento del colesterol sanguíneo, la obesidad, la diabetes o el sedentarismo. Es muy posible que cambios de estos hábitos estén condicionando la disminución observada en el número de muertes por enfermedades coronarias en estos países. Pero también durante los últimos años se han logrado progresos evidentes en el manejo de las arterias cardíacas afectadas, como también de sus oclusiones durante el infarto agudo.

Es evidente que se necesita conocer a qué factores se debe que en algunos países se haya logrado una disminución persistente y notable de la mortalidad por las enfermedades coronarias. ¿Se debe a una disminución de los factores de riesgo, o a las mejorías en el tratamiento de las oclusiones de las arterias coronarias, o en el manejo del infarto agudo?

La pregunta no es fácil de responder, ya que los factores de riesgo son muchos y también son muy numerosos los progresos terapéuticos, tanto farmacológicos como quirúrgicos y mecánicos (trombolisis, bypass arteriales, angioplastías coronarias, instalaciones de stents intra arteriales, uso de inhibidores de enzimas convertidoras de la angiotensina, administración de estatina para disminuir el colesterol, resucitación cardiaca, administración de aspirina, uso de beta bloqueadores etc. También se han perfeccionado y validado métodos estadísticos que permiten evaluar la importancia de cada uno de estos posibles factores contribuyentes (versiones del modelo estadístico IMPACT), que ya se han utilizado en diferentes países (Am. J. Epidemiol. 2005; 162: 764).

Recientemente Earl Ford y sus asociados de diferentes centros de estudios epidemiológicos de Estados Unidos, afirman que mediante esta técnica estadística, pueden concluir que en los Estados Unidos, la disminución de las muertes debidas a enfermedades de las arterias coronarias durante el periodo comprendido entre los años 1980 a 2000, se deben aproximadamente en un 50% a una disminución de los factores de riesgo y que otro 50% al progreso de las terapias médicas (N. Engl. J. Med., vol. 356; N0 23, pág. 2388, Junio 7 de 2007).

Detallando los resultados, concluyen que aproximadamente el 47% de la disminución es atribuible a tratamientos que incluyen terapias preventivas secundarias después de infartos cardiacos o revascularizaciones (11%), a tratamientos iniciales de infartos agudos del miocardio o anginas inestables (10%), tratamientos de la insuficiencia cardiaca (9%), revascularización de anginas crónicas (5%) y otras terapias (12%). Por otra parte, un 44% fue atribuido a cambios en los factores de riesgo, incluyendo descensos del colesterol sanguíneo (24%), disminución de la presión arterial (20%), disminución del cigarrillo (12%), y desarrollo de actividad física (5%). Estas disminuciones fueron parcialmente contrarrestadas por el incremento de la obesidad y por la prevalencia de la diabetes, que incrementaron el número de muertes (8% y 10% respectivamente).

Las evaluaciones realizadas en otros países desarrollados, señalan también que los logros alcanzados en la disminución de las muertes debidas a enfermedades coronarias, se deben tanto a las disminuciones de algunos factores de riesgo, como también a los progresos en el tratamientos, pero en general valorando en mayor porcentaje la disminución de los factores de riesgo (gráfico 2).


Para el estudiante ver los siguientes capítulos en Creces:


- Avances en el tratamiento del infarto
- Aspirina: El fármaco del siglo
- Factores de riesgo sicológicos en la enfermedad coronaria
- Colesterol e infarto cardíaco


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