Un gene que regula la estructura de las fibras musculares
( Creces, 2007 )

El músculo esta formado por distintos tipos de fibras, las que se diferencian por la velocidad con que se contraen: unas son lentas y otras son rápidas. Ahora se ha descrito en ratas un gene maestro que convierte las fibras lentas en fibras rápidas, variando substantivamente el rendimiento muscular.

Desde el punto de vista histológico, los músculos están formados por un conjunto de células o fibras musculares. A su vez estas están constituidas por los llamados filamentos proteicos (miosina y actina), cuya interacción conjunta produce la contracción o relajación de la fibra muscular (fig. 1). Las fibras que constituyen el músculo no son iguales. Se han descrito tres formas diferentes: las fibras tipo I, las tipo IIa y las tipo IIx (Conociendo el tejido muscular). Las fibras tipo I, también se conocen como fibras lentas, mientras que las tipo IIa y IIx, como fibras rápidas. Ello porque la velocidad de contracción máxima es diferente. Las de tipo I se contraen a una velocidad que es 10 veces más lenta que las de tipo IIx, mientras que las de tipo IIa, tienen una velocidad de contracción intermedia entre I y IIx.

En el individuo normal, la distribución entre fibras lentas y rápidas es de 50-50. Pero ella puede variar con el entrenamiento intenso. Pero este porcentaje difiere según la función de los músculos del cuerpo. Así por ejemplo los músculos de la espalda son diferentes a los del antebrazo, y como su función es diferente, también es diferente el tipo de fibras predominantes. Con el entrenamiento no sólo aumenta la producción de las fibras y se hacen más gruesas, sino también cambia su distribución. Disminuyen las fibras IIx, las que se convierten en fibras IIa.

En la relación también influyen estímulos nerviosos, ya que se ha observado que los pacientes que han sufrido una lesión de la médula se atrofian sus músculos, pero lo más impactante es que cambia el porcentaje de unas y otras fibras, disminuyendo las fibras lentas e incrementándose las fibras rápidas (fig.2).

A parte de ello, el porcentaje de fibras rápidas y/o lentas también depende de factores genéticos. Las fibras rápidas predominan en el 18% de los caucásicos, mientras que la proporción es mayor en otros grupos raciales. Los corredores de maratón pueden llegar a tener un 90% de fibras lentas, mientras que los velocistas logran un significativo mayor porcentaje de fibras rápidas (fig. 2). Este diferente comportamiento se explica por el diferente metabolismo de ellas. Las que se contraen más lentamente procesan el oxígeno con mayor eficiencia, por lo que pueden usarlo confortablemente por periodos más largos. En cambio las fibras rápidas lo agotan más rápido el oxígeno, por lo que les son más útiles para los atletas velocistas (Los récord en el atletismo).

¿Cuánto de esta distribución entre rápidas y lentas es debido al entrenamiento y cuanto a factores genéticos? Es difícil decidir, ya que las diferencias en las marcas alcanzadas por los atletas de elite, son tan pequeñas que cualquier diferencia genética puede ser muy significativa.


Se encuentra un gene que convierte unas en otras

Bruce Spiegelman, biólogo y sus colaboradores de la Universidad de Harvard, han conseguido que una rata normal se convierta en una rata triatleta. Han identificado un gene maestro, llamado PGC-1β , que logra transformar todas las fibras musculares en fibras tipo IIx. Al colocar las ratas en la rueda de ejercicio, estas son capaces de mantenerse corriendo un 25% de más tiempo, llegando a cubrir con ello, un 40% de mayor distancia.

No es raro que los entrenadores ya estén pensando utilizar este gene para que los atletas consigan mejores marcas. Por ahora Spiegelman afirma que él esta buscando drogas que puedan inducir al gene PGC-1 β a transformar también las fibras musculares humanas, aun cuando él afirma que sólo esta pensando en ayudar a la gente. Una activación del gene PGC-1β podría ser muy útil para tratar las distintas enfermedades que producen atrofia muscular, como es el caso por ejemplo de la enfermedad genética llamada "atrofia muscular progresiva", que lleva a una invalidez y que actualmente no tiene tratamiento.


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