Algas como fuente de biocombustibles
( Creces, 2009 )

Sabemos que el biocombustible producido a partir de maíz y aceite de coco terminan elevando los precios de los alimentos e incentivando la preservación de los bosques húmedos. A pesar de ello su producción ha continuado incrementándose, pero es evidente que el entusiasmo ha ido pasando. Sin embargo la recientemente Comisión Europea anunció que para el año 2020 el biocombustible debiera representar el 10% del total del combustible usado en el transporte. Para ello se ha estado pensando en el biocombustible que se podría obtener a partir de la celulosa de la madera, o de cierto tipo de pastos o de la basura.

Para muchos países la madera no es una solución por carecer de las tierras que pudieran dedicarse a plantar árboles de crecimiento rápido. Es por eso que se ha comenzado a pensar en las algas que crecen en la superficie de estanque o lagunas, ya que estos son los organismos más eficientes para convertir la energía solar en biomasa. Ellas se pueden cultivar artificialmente usando sólo una fracción de tierra. Diez millones de hectáreas, cultivadas en piletas podrían suministrar todo lo que requeriría el transporte de Estados Unidos. Ello es muchísimo menos que la tierra agrícola que se necesitaría para cultivar el maíz necesario para producir biocombustible, la que se ha estimado en 500 millones de hectáreas, dice Grez Mitchell (New Scientist, Febrero del 2008, pág. 12).

Algunos tipos de algas que crecen en piletas o lagunas, contienen un 50% de lípidos, mientras otras tienen fundamentalmente almidones, pudiendo ser ambas una buena fuente de biocombustibles. Para crecer necesitan un adecuado suministro de dióxido de carbono y podrían utilizar como nutriente hasta el suministro proveniente del tratamiento de aguas servidas. Se trata de algas acuáticas que crecen tanto en agua salada o salobre, por lo que no compiten con la tierra agrícola que tiene requerimientos de agua dulce.

Por ello es que las algas están pasando a ser objeto de estudios de las empresas petroleras, como la Shell y otras. También la Agencia de Investigaciones de Defensas Avanzadas de Estados Unidos (DARPA) está investigando las algas como posibles materias primas para producir biocombustibles. Por ahora el problema es llegar a establecer que tipo de algas son las más adecuadas para una producción a escala industrial. Shell está construyendo en Hawai piletas artificiales para seleccionar el tipo adecuado de algas e iniciar las producciones pilotos.


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