Ya se sabía que esta droga producía un bloqueo de un receptor muy particular de la célula cancerosa, llamado m-MET, con lo que se impedía que estas se diseminaran (metástasis) a otros tejidos. Pero la sorpresa fue que no sólo era efectiva para prevenir metástasis, sino que también atacaba el tumor original.

Esto dio pie para un nuevo ensayo. Se seleccionaron 108 pacientes con cáncer de próstata terminal, que tiene una gran tendencia a expandirse hacia los huesos. Los resultados mostraron que en 82 de los pacientes, el tumor se concentró o desapareció completamente. "Fue un efecto muy sorprendente, ya que nadie esperaba ver este efecto adicional" dice Dana Arab de la empresa Exelisis de San Francisco, que fue la que desarrolló la droga cabo.

Con estos antecedentes Donald McDonald y sus colaboradores de la Universidad de California en San Francisco procedieron a estudiar el efecto en ratas criadas para que produzcan tumores. A ellas se les administró Cabo y sobrevivieron las 20 semanas que duró el experimento. Como se esperaba, en ninguna hubo signos de metástasis (New Scientist: 3 de Marzo 2012, pág. 14).

Como otra sorpresa, en este estudio de McDonald, se observó además que Cabo actuaba también en otra forma: enviaba señales moleculares a la superficie tumoral y a sus vasos sanguíneos, cortando el abastecimiento sanguíneo, desnutriendo así el tumor (Cáncer Discovery, DOI:10.1158/2159-8290.CD-11-0240). Esta estrategia de desnutrición se está encontrada como un hecho común en muchas nuevas drogas anti cáncer, pero hasta ahora el efecto ha sido sólo parcialmente exitoso (“Droga para desnutrir un tumor”).