Productos naturales en el mar de Chile
( Publicado en Revista Creces, Diciembre 1984 )

El conocimiento químico de las especies marinas de nuestras aguas es sumamente fragmentario. Urge multiplicar los esfuerzos para conocer lo que tenemos y estudiar su probable uso terapéutico, agronómico o industrial.

EL piure o pibre es un invertebrado marino que crece en los roqueríos de toda la costa chilena y reporta un apetitoso alimento para miles de personas.

Investigadores del Laboratorio de Química de Productos Naturales de la Universidad de Concepción, que dirigía el Dr, Mario Silva Osorio, estudiaron la especie con el fin de conocer los compuestos con actividad biológica que contenía. Los resultados indicaron que el piure posee una gran actividad antileucémica, comprobada frente a bioensayos en cultivo de células de carcinoma nasofaringeo y ratas con leucemia linfocítica. Maria S. Díaz y Mario Silva aislaron e identificaron la molécula responsable de esta acción -la timidina-, un nucleósido capaz de inhibir el crecimiento del 50% de las células del cáncer a la nasofaringe en cultivo.

Los trabajos del equipo contaban con el respaldo del lnstituto Nacional del Cáncer de los Estados Unidos y el apoyo de la OEA y de CONICYT.

La búsqueda de moléculas anticáncer en algas, por el contrario, no dió hasta ese momento resultados positivos. En 1976 publicaron el resultado de un análisis de 25 especies litorales recogidas desde Iquique a Concepción, entre ellas cochayuyo, chascón, huiro, luche, pelillo, chicoria y liquen gomoso, sin que se lograra la identificación de moléculas con capacidad de frenar el desarrollo tumoral.


Antibióticos

La constatación de la existencia de moléculas con poder antibiótico en algas ha sido, en cambio, más halagador. Hace más de 65 años que se identificó la presencia de estas sustancias en una cianófita (Nostoc sp.) y desde entonces se han aislado compuestos con una gran variedad de actividades y estructuras, entre ellos ácidos grasos, ácido acrílico, fenoles y terpenos. De 33 extractos de algas estudiados en Concepción, 17 mostraron actividad antimicrobial frente a Sarcina lútea, estafilococo dorado y Bacillus subutilis, encontrándose entre las más activas la que se conoce vulgarmente como liquen gomoso y que crece entre Arica y Chiloé. Una de las especies que más atención han merecido es el alga roja Laurencia chilensis (sin nombre común conocido), que presenta amplia y fuerte actividad biológica sobre estafilococo dorado y Flavobacterium sp., Escherichia coli, Alcaligenes sp. y Candida albicans. Ello indica la amplitud del espectro antibacteriano de los extractos obtenidos. Los compuestos activos de Laurencia corresponden a fenoles que presentan cloro y/o bromo en su estructura, siendo los extractos obtenidos en verano los que muestran la mayor actividad sobre los microorganismos de ensayo.


Nuevos estudios

El fenómeno de la antibiosis se detecto en todas las divisiones de algas (azules, verdes, rojas y cafés) y de acuerdo a los resultados obtenidos, los investigadores de la Universidad de Concepción concluyen que en la zona litoral de la Octava Región existen -entre otros- algas rojas con amplia actividad antibiótica ( Gigartina. Ceramiun).

Las investigaciones alcanzaron, también, a otras especies marinas. En la holoturia o pepino de mar Athyonidium chilensis, se aisló la sustancia holoturina, liberada por los miembros de una población de estos invertebrados como mecanismo defensivo químico. Se estima que ésta se ha desarrollado en respuesta a la predación a que se ve afectada la especie. Juan Carlos Salas, autor del trabajo, advirtió que en Chile no se han hecho suficientes investigaciones sobre compuestos tóxicos que sean liberados por organismos marinos. Erizos, estrellas de mar y holoturias son parientes muy cercanos (Echinodermata) y dentro de los invertebrados marinos más estudiados en el mundo por su actividad tóxica se encuentran precisamente estos grupos. De las 6 000 especies de equinodermos descritos, cerca de 80 son venenosas, sin embargo, el conocimiento de las especies chilenas recién se está iniciando. En la abundante estrella de mar IStichaster striatus), que vive entre Arica y Punta Arenas, en pozas y rompientes, un equipo, integrado por Carlos Neira, Maritza Hoeneisen, Mario Silva y Peter G. Sammes (este último de la Universidad de Leeds, Inglaterra), alsió una saponina tóxica de tipo esteroidal. Las admiradas estrellas y soles de mar poseen numerosas toxinas que presentan actividad citotóxica, hemolítica, antiviral y repelente de otros animales marinos. En general, no tienen nada de mansas sino más bien de voraces, porque al ubicarse sobre otros invertebrados (choritos, lapas, picorocos, etc.) rápidamente los engullen y disuelven. El interés de los científicos es poder determinar cómo funcionan los mecanismos de defensa químicos que hacen de las estrellas organismos desagradables y predadores.

Componentes todavía más inferiores de la fauna marina, como los celenterados (actinias, medusas, corales, etc.), han merecido mayor atención para conocer en detalle los compuestos que presentan actividad biológica. Ellos incluyen agentes activos neuromusculares, cardioactivos, anticoagulantes, anticancerígenos y antibióticos. Trabajos hechos por el equipo mencionado en la actinia Antholoba achates, propia de la costa sureña, permitió iniciar el estudio en celenterados e identificar las sustancias nitrogenadas y terpenos que poseen.

En el pejegallo, pez comestible y de esqueleto cartilaginoso, se investigó la presencia de toxinas en atención a las referencias de que la inyección de su espina dorsal en seres humanos desata procesos inflamatorios. Los trabajos realizados por Silvio Pantoja permitieron aislar, identificar y luego probar la acción de las toxinas en tests biológicos.

La productividad del grupo que dirigía el Dr. Silva fue reconocidamente alta y sus publicaciones y tesis de grado suman decenas, sobre todo en la búsqueda de moléculas con actividad biológica antitumoral, antibiótica, antifertilidad, antiviral, algicida, repelente, etc. Hay que esperar que nuevos grupos de investigadores puedan indagar en el mar de Chile, con el fin de conocerlo en su real potencialidad , y de resultar factible, explotar con fines industriales lo que hoy solo aparece como una curiosidad intelectual de no mas de dos planteles en el país.


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