Cambios en el clima en los años que vienen
( Publicado en Revista Creces, Agosto 1982 )

La alteración en el balance del anhídrido carbónico atmosférico podría provocar cambios drásticos en el clima mundial.

El continuo y creciente consumo de energía fósil (petróleo, carbón, gas.) está trayendo un problema a la humanidad entera. Al quemarse estos combustibles, se producen cantidades enormes de CO2 (anhídrido carbónico), que se va a la atmósfera. En el mundo científico, esto está comenzando a preocupar muy seriamente porque se estima que la acumulación de anhídrido carbónico producirá el "efecto de un invernadero" sobre la Tierra y esto traería cambios importantes de la temperatura en un futuro próximo. Unos creen que el efecto podría ser beneficioso, transformando la Tierra en un nirvana. Otros piensan que sería desastroso.

El Dr.Kenneth Hare, climatólogo canadiense, analizó un problema en una conferencia del National Reserch Council. Comenzó su exposición señalando enfáticamente que el aumento de CO2 en la atmósfera en un hecho real, demostrando por continuas mediciones llevadas a cabo durante los últimos 15 años en el hemisferio norte, el CO2 ha aumentado en forma constante en proporción de 1 parte por millón (ppm) por año. En 1958 era de 315 ppm y en 1975 ya había subido a 355 ppm.


Destino de CO2

Se estima que la quema de combustibles orgánicos o naturales libera a la atmósfera 5.6 mil millones de toneladas de CO2 cada año. Sin embargo, hay algo raro que no coincide. Con esa cantidad de CO2 liberado su aumento en la atmósfera debiera ser aún mayor. De los 5.6 mil millones que se liberan, sólo2,4 mil millones se acumulan en la atmósfera (40%). Lo que pasa con el resto está preocupando a los científicos. Más aún, el CO2 producido en la Tierra no se debe exclusivamente a la quema de combustible. Por el contrario, los terrenos en cultivo están constantemente liberando CO2 y esto iguala a la cantidad producida por la quema de combustible (figura 1).

La mayor parte del CO2 probablemente termina diluyéndose en el océano, pero a un gran porcentaje no se le conoce destino. En todo caso, el Dr. Hare ve en esto una perturbación en el ciclo del carbono (uno de los más importantes ciclos naturales). El depósito de CO2 atmosférico contiene aproximadamente 710 millones de toneladas y a esto se le están agregando 2.4 millones más cada año. El aumento es en realidad muy rápido.

Aparte de la atmósfera el CO2 se encuentra también en los océanos, fluidificado en forma inorgánica y en el sedimento sobre el fondo del mar. Hay también pocas rocas sedimentarias que formadas en el fondo de los mares están ahora en tierra firme por los desplazamientos geológicos y que contienen importantes cantidades de CO2.

Cerca de 600 a 830 mil millones de toneladas de carbono orgánico están contenidos en las plantas de la tierra, mientras que otros 60 mil millones se encuentran en los desechos en la superficie y unos 1.670 millones de toneladas están incorporadas al suelo. Sin embargo, no es fácil ser exacto en estas cifras y puede existir un amplio margen de error de un 20% a un 30%.


Temperatura terrestre

Toda esta reactividad de datos, hace difícil desarrollar un modelo de cálculo teórico que permita predecir la gravedad de los efectos de la liberación de CO2 a la atmósfera. Se han hecho muchos cálculos y varían unos de otros , pero en algo están todos de acuerdo: el CO2 en la atmósfera está aumentando, y a medida que lo haga, la temperatura de la Tierra se irá elevando.

El modelo que Hare considera como apropiado, se basa en el incremento ya conocido de CO2 durante los últimos años. Haciendo proyecciones futuras del incremento en el consumo y quema de combustible, él hace dos predicciones. Si el consumo en los próximos años es excesivo, se duplicaría la concentración de CO2 en el año 2035. Con un consumo más moderado, se duplicaría en el año 2090.

De acuerdo a estos cálculos, la temperatura de la tierra cambiaría. En el ecuador, como promedio, subiría 3ºC y 6,5º en el hemisferio norte. Ello causaría un aumento del deshielo de los polos.

Los cambios de temperatura, también provocarían cambios en las precipitaciones pluviométricas. Ellas disminuirían en las latitudes 35 y 45 Norte, en la zona llamada el "Canasto de pan del mundo". Es allí donde se producen la mayor cantidad de granos (trigo, maíz). Sin embargo, aumentaría en otras. Pero todo no está tan claro y todo lo pronosticado debe tomarse con una fuerte dosis de escepticismo, debido a que existen demasiados factores que no controlamos y que no conocemos. Los modelos desarrollados deben ser validados con mucha más investigación. Con todo, no debemos ser tan pesimistas. La crisis del petróleo está obligando a un ahorro en el consumo de combustible y por eso es posible que en el futuro sea necesario reemplazarlo por otros cuya degradación no produzca CO2, y por lo tanto los cambios podrían ser menores.

El mensaje que Hare dejó es que el problema podría no ser tan serio como se creyó previamente, pero sólo la investigación y el tiempo lo dirán. En todo caso el riesgo existe.



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