Amenazas submarinas para nuestro cobre
( Publicado en Revista Creces, Noviembre 1982 )

Desde el fondo oceánico del pacifico emanan millones de toneladas de precipitados metálicos sulfurosos con 11% de cobre, 43% de hierro, además de plata, zinc, plomo y otros metales valiosos. ¿Nos ocurrirá lo mismo que paso con el salitre?

Lo más trascendental que ocurrió en el siglo pasado fue la explosión de los conocimientos científicos y las aplicaciones tecnológicas derivadas de ellos. Se ha transformado completamente el sistema de vida del Hombre. Hoy se vive más y mejor. Pero también el desarrollo del conocimiento ha traído problemas: la explosión demográfica, la contaminación ambiental y el peligro inminente de autodestrucción de la humanidad.

Si bien ha habido progreso para muchos, el conocimiento ha incrementado las diferencias entre ricos y pobres. Los países que fueron capaces de generar y aplicar conocimientos eficientes, hoy día se llaman desarrollados. Los que no lo han hecho persisten en el subdesarrollo. El conocimiento ha llegado a ser un arma de poder. El antiguo colonialismo, ha sido reemplazado por el neoimperialismo tecnológico
("Jaque al Subdesarrollo", Dr. F. Mönckeberg).


Triste experiencia

Los países pobres no han participado en la aventura y ventajas del conocimiento y en el mejor de los casos, sólo han sido proveedores de materias primas para los países desarrollados. La rápida génesis del conocimiento muchas veces a dejado estas materias primas obsoletas. Chile tiene una triste historia que contar: el salitre del Norte. A comienzos del siglo pasado, nuestro país tenía un risueño futuro por los depósitos desalitre natural; sus perspectivas eran muy halagüeñas. Pero el conocimiento permitió aprovechar el nitrógeno del aire y sintetizar nitrato de sodio o urea a partir de él. Toda nuestra economía se colapsó.

Luego encontramos otra riqueza natural: "el cobre". Pero de nuevo olvidamos que era una materia prima y como tal estaba sujeta a muchas vicisitudes. Hoy pasamos por una gran recesión y el precio internacional del cobre tocó fondo. Muchos pesimistas piensan que el proceso puede ser permanente: durante los últimos años, la demanda internacional del metal habría disminuido por la enorme gama de sustitutos desarrollados y que son utilizados en los diferentes procesos industriales, especialmente plásticos.

Esta discusión puede continuar, pero una nueva amenaza más grave se nos avecina. Se trata de un hallazgo realizado en agosto del año 81 y que al año después se supo todo su significado: en el fondo del mar se han descubierto yacimientos de sulfuros polimetálicos, que contiene un 11% de cobre, 43% de hierro e importantes cantidades de plata, zinc, plomo, molibdeno, estaño, vanadio y cadmio (los yacimientos de cobre, actualmente en explotación, tienen menos del 1% de cobre). El descubrimiento se realizó a 500 millas de la costa del Perú, en la denominada "Falla de las Galápagos". El depósito estaría a 2500 m de profundidad y tendría un espesor de 40 m. A su vez la superficie sería de aproximadamente 1000 m de largo por 300 m de ancho.


Nuevos recursos

Este depósito parece ser de formación reciente, durante los últimos 100 años y contendría 25 millones de toneladas de precipitados metálicos sulfurosos. La información la dio Alexander Malahoff, Director del Programa de Investigaciones Oceánicas de la Agencia del Gobierno Federal de los Estados Unidos y ya ha sido comentada en congresos y numerosas publicaciones científicas especializadas. El simple enunciado de los hechos suscita evidentes interrogantes que no podrán ser resueltos mientras no se profundice la investigación. Pero sin dudas que es de enorme trascendencia para los países que actualmente producen cobre y fierro.

En revista CRECES de abril de 1982 se describían los hallazgos de los llamados nódulos de manganeso y se pensaba que esos eran los únicos recursos mineros susceptibles de explotar en el fondo marino. Sin embargo, estos depósitos descubiertos serían mucho más accesibles a la explotación y su tecnología sería relativamente simple y barata. Los nódulos de manganeso son concreciones polimetálicas desiminadas en el fondo marino que se han formado por la precipitación de sales químicas inorgánicas. Por estar esparcidos, su explotación inmediata es difícil.


Precipitación

Los depósitos sulfurosos parecen ser, en cambio, una realidad. Hace 30 años los geólogos descubrieron que los basaltos oceánicos (rocas formadas al enfriarse la lava volcánica de los fondos marinos) aparecían muy fraccionados y que diversas reacciones químicas ocurrían en ellos. En un comienzo se pensó que era el agua de mar que circulaba entre las fracturas la que producía tales reacciones. En 1977 se comprobó que eran ocasionadas por emanaciones hidrotermales que salían del fondo del mar a temperaturas de 200°C. En 1980 se constató, en la cresta oceánica del Pacífico Oriental, a 21° de lat. Norte en Baja California, que el agua emanaba a 380°C. La observación mostró que en el fondo marino, al tomar contacto estas aguas hidrotermales con el agua de mar se ennegrecían y se formaban nubes microscópicas de sulfuros de manganeso y hierro, que luego precipitaban en el fondo del océano formando una espesa capa con alto contenido polimetálico.

En 1981, el Doctor Malahoff organizó una expedición con el barco sumergible "Alvin", que finalizó con el descubrimiento ya descrito en la cercanía de las islas Galápagos. Nuevas investigaciones se están realizando y parece ser que estas emanaciones se podrían encontrar en diferentes partes de los océanos.

Según los geólogos, estas formaciones serían muy recientes y por lo tanto constituirían un recurso renovable debido a que las emisiones hidrotermales que las provocan se encuentran en continua y permanente actividad. Según ellos, estos minerales podrían ser "cosechados" del fondo marino sin que nunca se agoten. Por otra parte los nódulos de manganeso se encuentran muy repartidos en el fondo mientras que los depósitos sulfurosos se ubican en zonas muy bien delimitadas. Todo ello haría su explotación muy simple y económica. Más aún, la energía necesaria para la extracción podría obtenerse de las mismas emanaciones termales que provocan los depósitos.

El entusiasmo de los geólogos y el interés de los inversionistas, parecen indicar que la explotación de estos depósitos sulfurosos podría iniciarse muy rápidamente. Ello dejaría atrás todas las explotaciones terrestres, por no ser competitivas. Para los cuatro países productores de cobre eso tendría desastrosas consecuencias económicas: Chile, Perú, Zaire y Zambia.

Si estos pronósticos fueran ciertos (y parece que lo son) para nuestro país se aproximaría el período de las vacas flacas y sería tiempo de ir desarrollando una nueva estrategia que no considere materias primas de esos recursos mineros. El desarrollo científico y tecnológico se hace ahora más apremiante que nunca.



Bibliografía


1.- Polimetallic sulphides from the Ocean to the Continent. Sea Technology, enero 1982.

2.- Maritimes, 1981, Universidad de Rhode Island. U.S.A.

3.- Ocean Science News. Washington D.C. septiembre 1981.

4.- Deep Sea Metals. Departamento de Comercio NOAA, Washington, D.C. julio 1981.


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