Freud ¿agoniza?
( Publicado en Revista Creces, Abril 1997 )

El siglo XX será recordado en el futuro, como la época de la explosión de los conocimientos, que llegaron a transformar completamente la forma de vivir y de pensar de la humanidad,. Lo probable es que el siglo que ya comienza depare aun mayores cambios, porque todo indica que a pesar de lo mucho que se ha avanzado en el conocer, aun queda mucho mas por descubrir. Pero la ciencia es como los ríos, que no se sabe donde comienzan. Primero son pequeños riachuelos, que uniéndose van formando cada vez torrentes mayores. El siglo XX ha sido ya un torrente significativo de conocimientos, cuyo origen no siempre se puede precisar en la historia.

En todo caso y en cada época, grandes pensadores han ido teniendo la capacidad de entender el tiempo que les ha tocado vivir y, al proyectar su forma de pensar, han sido capaces de impactar e inducir grandes cambios en la sociedad. En algunas ocasiones el impacto ha sido duradero y ha servido de base para que se generen nuevos conocimientos y nuevos cambios. Pero no siempre ha sido así, porque en otras ocasiones, el impacto que han producido en un determinado momento histórico se ha desvanecido. El avance de la ciencia ha llevado las cosas por otro lado, induciendo situaciones no imaginadas por el pensador.

En el siglo inmediatamente precedente y a comienzos del presente, corno en todas las épocas, diversos pensadores impactaron en la humanidad, induciendo trascendentales cambios. Einstein ha sido sin duda, uno de ellos y con su teoría de la relatividad, sentó las bases para el posterior avance de la física cuántica, expandiéndose así el conocimiento actual de Universo. Darwin, con su original teoría de la evolución de las especies, a su vez sentó las bases para entender las interrelaciones de las especies y el origen común de la vida, adelantándose a lo que más tarde confirmó la biología moderna.

En otros en cambio, su impacto fue mas temporal, porque sus predicciones no resistieron la evolución de los tiempos, impulsados por la dinámica del conocimiento nuevo. Tal es el caso de Marx, cuya concepción de la sociedad no resistió el embate del conocimiento nuevo. En su libro "El Capital", ni remotamente vislumbró la metamorfosis que se iba a gestar e interpretó los primeros balbuceos científico-técnicos como una simple extensión del conocimiento y jamás pensó que estos avances modificarían en forma profunda la existencia misma del ser humano y que los cambios remecerían sus principios básicos. Su afirmación de que "se aproximaba una crisis del capitalismo", quedó perdida en el tiempo. Pareciera ser que a Freud, otro gran pensador, le está pasando lo mismo. Los enormes avances de las últimas dos décadas en las áreas de la biología, la neurociencia, la genética molecular, la psicología y la farmacología, plantean ahora trascendentales cuestionamientos a su teoría del psicoanálisis, que para muchos nunca tuvo una base científica.


Preocupación entre los psicoanalistas

Sin duda que los mas preocupados son los propios psicoanalistas, que habían hecho de esta terapia una forma de vida. En el Hotel Waldorf-Astoria de Nueva York, se reunieron aproximadamente 15.000 psiquiatras, psicólogos y otros profesionales que trabajan en salud mental. Todos ellos durante tres días discutieron su especialidad, distribuidos en diversos salones simultáneos. En un salón más pequeño, se reunieron aproximadamente 40 psicoanalistas, tratando los temas de "el Futuro de la Psicoterapia" y "El Problema de su sobrevida". En este escaso número de asistentes, la ansiedad era evidente, por la rápida declinación que se ha estado produciendo de su status en la cultura actual. Uno de ellos, a modo de ejemplo, hizo notar que en la lista de ramos que su hija tenía como alternativa en sus estudios del college, no aparecía ningún curso sobre Freud y sus teorías. Por el contrario durante la presente década, han estado arreciando las criticas al psicoanálisis. Hace unos años, la portada de la revista Time, se encabezaba con el titular: "¿Está Freud Muerto?".

Es evidente también que cada vez más psicólogos y psiquiatras se suman a los que afirman que el psicoanálisis esta obsoleto, porque careció de base científica. En la actualidad, en Estados Unidos, muy pocos de los 60 mil psicólogos y 40 mil psiquiatras, se definen como psicoanalistas. Cada vez también aparece nueva literatura que critica los principios y la metodología del psicoanálisis. Dos últimos libros recién editados, así lo confirman: "Porque Freud Estaba Equivocado" y "E[ Fraude Freudiano" (Harper Collins, 1992). La crítica se torna también violenta, ya que en el año recién pasado la Biblioteca del Congreso en Washington, tuvo que suspender hasta 1998 una exposición sobre Freud, por la violenta reacción de los contra manifestantes, que con pancartas pedían desenmascarar el fraude.

Todo ello está impactando en la rápida disminución del número de pacientes que acuden a los estudios de los psicoanalistas. Tal vez en ello también están influyendo las leyes del mercado. Cada vez son menos las personas que tienen tiempo y dinero para tratamientos prolongados de varias horas semanales y que duran varios meses, con un costo aproximado de 100 dólares cada sesión.


Las cosas han ido por otro lado

El funcionamiento del corazón, los pulmones, el hígado o los riñones, ha sido algo que el hombre ha ido lentamente descubriendo durante un relativo largo período de tiempo. Pero como funciona el cerebro, era algo desconocido hasta hace sólo unas pocas décadas. Ha sido sólo en los últimos años que los científicos han dispuesto de instrumentos y metodologías que han permitido comenzar a escudriñar la funcionalidad de este fantástico y complejo órgano. Los trascendentales avances de la biología, la neurociencia, la genética molecular, la psicología y la farmacología, han permitido comenzar a conocer el funcionamiento cerebral en condiciones de salud y enfermedad. Se ha comenzado a despejar la magia y a entender la bioquímica molecular que hace que nosotros seamos lo que somos. Todo ello ha sucedido después de Freud.

Se ha aprendido que la expresión de nuestro carácter, de nuestras emociones y de nuestra personalidad, está condicionada por complejas reacciones bioquímicas que suceden a nivel de las células cerebrales. Se ha comenzado también a entender como los factores ambientales influyen y modifican estas reacciones y como, finalmente, la genética nos marca y condiciona nuestra forma de ser. Todo ello corroborado con los avances de la farmacología, que ha permitido elaborar drogas que modifican nuestras emociones y nuestros comportamientos. Es así como el empirismo se ha ido desvaneciendo.

Hoy ya parece claro que nuestra personalidad es el producto de nuestros genes y del ambiente, que dentro de ciertos márgenes, influye sobre ellos. No podemos desconocer que nuestros genes guardan mandatos genéticos que genéricamente denominamos instintos". Ellos condicionan también nuestro comportamiento individual y social (Semejanzas y diferencias entre el Hombre y los animales). Es así como, por ejemplo, en animales de experimentación se ha llegado incluso a bloquear un determinado gene, impidiendo la expresión del instinto respectivo. Tal ha sido el caso del instinto maternal, en que la madre a consecuencia de ello descuida a sus crías (Cell, Vol 86, pag.297, 1996). No está lejos el día en que modificando genes en las neuronas, se llegue a curar también enfermedades mentales, en la misma forma que ya se esta logrando en Otras enfermedades genéticas que afectan a otros órganos.

Cada día está más claro que la personalidad individual está primariamente determinada por los genes y otros factores fisiológicos. Es así como se ha ubicado un gene que condiciona el comportamiento violento y otro que condiciona el comportamiento homosexual, (Rev. Med. de Chile, vol 124 pág 237,1996), o por último, la personalidad depresiva (Science, Vol 274, pág. 1527 1996). Del correcto comportamiento de nuestros genes también dependen las condiciones de salud y enfermedad: Tal sucede en algunos casos de la enfermedad de Alzheimer, en esquizofrénicos o en psicosis maníaco depresivas, todas situaciones patológicas en que un determinado gene ha sufrido una mutación y que se traduce en enfermedad. Este es un campo que recién se comienza a explorar, pero todo indica que nuevas relaciones de genes, comportamientos y enfermedades mentales, se continuarán describiendo en el futuro inmediato.

El psicoanálisis se basó fundamentalmente en la creencia que la naturaleza humana era altamente maleable y que nuestro comportamiento dependía fundamentalmente de experiencias vividas en la infancia que se guardaban en lo que se llamó el subconsciente, pudiéndose retrovertir la situación por medio de la psicoterapia. Los avances del conocimiento han demostrado que, efectivamente, el medio ambiente influye en el comportamiento y que experiencias vividas en la infancia influyen también en el comportamiento posterior, pero que este no es absolutamente maleable ni completamente reestructurable, porque existen factores genéticos que por ahora no son modificables. Cada vez son más los especialistas que cuestionan los planteamientos freudianos, como la sexualidad reprimida, el complejo de Edipo, la interpretación de los sueños y muchos otros planteamientos derivados de, esas teorías.


¿Por qué aun sobrevive Freud?

A pesar de los descréditos y los ataques, aun sobreviven las teorías freudianas lo que no deja de sorprender. Tal vez las razones sean varias. Por una parte, no es fácil para un profesional, reconvertirse y quemar lo que toda su vida ha adorado. Pero por otra, hay que reconocer que por lo menos la teoría freudiana representa un marco de referencia para entender nuestro misterioso ser y hasta ahora no hay otro marco que clar8mente la reemplace. Aun Adolf Grubaum, un filósofo de la Universidad de Pittsburg, conocido por sus continuos ataques a las teorías de Freud, dice "yo no gastaría tanto tiempo para combatir las teorías de Freud, si no creyera que algo hay en ellas".

Pero tal vez exista otra razón mas importante. algunos enfermos se benefician con el psicoanálisis y ninguno de los tratamientos modernos parecen ofrecer significativas ventajas sobre él. La terapia de tratamiento cognitivo o los modernos medicamentos, presentan resultados similares, pero no significativamente mejores. Es así como numerosos estudios independientes muestran que el psicoanálisis, como la terapia cognitiva de apoyo personal, o como el uso de las modernas drogas, no aparecen significativamente diferentes en cuanto a los porcentajes de pacientes beneficiados, al menos en la gama de situaciones mas comunes que tratan los psicólogos: depresiones, compulsiones obsesivas, pánicos, fobias etc. (Scientific American, Diciembre 1996, pág 74).

Según Jerome Frank, profesor erneritus en la Escuela de Medicina de la Universidad de John Hopkins, en su libro "Persuasión y Cura", afirma que no es el psicoanálisis el que suele beneficiar a algunos pacientes, sino que la habilidad del psiquiatra para lograr hacer creer al paciente que se va a curar. Es decir, el éxito dependería de la habilidad del psiquiatra para inducir el efecto "placebo", fenómeno ya bien conocido cuando dos grupos de pacientes se comparan frente a un determinado tratamiento. Es ya algo demostrado, que si a un grupo de pacientes, por ejemplo, se le administra una droga inocua y a otro la que se quiere experimentar, un cierto porcentaje de los que reciben sin saberlo la droga inocua, también mejoran (efecto placebo).

El hecho concreto es que, los esfuerzos que se han hecho para comparar los resultados obtenidos tanto por el psicoanálisis, como por la terapia de tratamiento cognitivo, o cualquier otra terapia de apoyo por conversación y persuasión del paciente, no permiten obtener conclusiones definitivas. Cualquiera que sea la terapia, el porcentaje de los pacientes que se benefician, parecen ser sensiblemente iguales. En todo caso, en cualquiera de estas metódicas existe también el efecto placebo.


La farmacología

A juzgar por el interés demostrado por los 15.000 psiquiatras que asistieron al Congreso en el Waldorf-Astoria, la gran mayoría se congregó en los salones donde se exponían los resultados obtenidos por la administración de drogas en los cuadros psiquiátricos. Las sesiones en que se trataba la terapia por apoyo y conversación, fueron menos frecuentadas. Como hemos dicho, las de psicoanálisis fueron sólo presenciadas por una pequeña minoría.

Miles de psiquiatras oyeron atentamente las diversas presentaciones en que se analizaban los beneficios obtenidos en los cuadros obsesivos-compulsivos, con la droga Prozac. Del mismo modo atrajeron la atención preferente, los tratamiento de cuadros depresivos con otra droga llamada Zoloft, que, según se afirma, inhibe selectivamente la recaptación de la serotonina (un neurotransmisor).

Pareciera que la conclusión mas generalizada es que parece mejor combinar, según el caso, el tratamiento clínico de apoyo con el uso de las nuevas drogas.

En todo caso, fue interesante un trabajo que estudiaba en pacientes obsesivos compulsivos, los cambios producidos en el cerebro detectados por la tomografía de emisión de positrones. Allí se observó que los cambios eran similares tanto en los enfermos tratados por la terapia de comportamiento cognitivo, como en aquellos que recibieron drogas. Por otra parte, en pacientes gravemente deprimidos, especialmente cuando estaban funcionalmente dañados, la droga Imipramina daba mejores resultados que la psicoterapia.

En otra sala se analizaron los avances en el tratamiento por medio del electro-shock, que hace algún tiempo había sido descartado por ser demasiado traumático. Ahora, nuevos avances tecnológicos que reducen el riesgo de efectos colaterales, parecen indicarlo nuevamente, especialmente en pacientes que sufren de depresión profunda, esquizofrenia y otros desórdenes que no obedecen a las drogas. Los únicos tratamientos con drogas, que unánimemente se aceptó como de mejores resultados que la terapia de conversación, fue el litio para los enfermos maníaco-depresivos y los tranquilizantes, como la Clozapina, para los esquizofrénicos.

De todo esto se puede concluir que nuestro conocimiento de la funcionalidad cerebral todavía es muy limitado y que, por lo tanto, aun es prematuro llegar a conclusiones definitivas. También es cierto que este campo esta avanzando muy rápidamente y que para los próximos años pueden esperarse grandes sorpresas, por tanto sigue siendo prematuro concluir sobre el tema.



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