La contaminación se concentra en los polos
( Publicado en Revista Creces, Agosto 1997 )

Si alguien desea escapar de la contaminación y para ello decidiera trasladarse al lugar mas aislado del mundo, seguramente que elegiría el polo norte o el polo sur. Pero se equivocaría medio a medio, porque allí precisamente se esta concentrando la contaminación.

Hace algún tiempo (1980), el investigador Eric Dewailly de la Universidad Laval de Quebec (Canadá), estudiando la contaminación de la leche humana, tuvo necesidad de buscar un grupo de control que fuera prístino, que viviera en algún lugar del mundo donde no pudiese haber contaminación.

Nada mejor entonces, pensó él, que conversar con los esquimales. Así fue como obtuvo muestras de leche de madres de ese aislado grupo humano. El estaba investigando la existencia de metales pesados en la leche como también pesticidas y residuos industriales. Cual no sería su sorpresa cuando pudo comprobar que las muestras tomadas allí, tenían una concentración de contaminantes cinco veces superior comparadas con las muestras tomadas en madres que vivían en otras partes del mundo.

Casi al mismo tiempo, otro investigador, Harriet Kuhnlein de la Universidad de Mcgill en Montreal, estaba estudiando niños, hijos de esquimales que vivían en las islas Brougton y descubrió que los niveles sanguíneos de sustancias contaminantes, estaban muy por sobre las recomendaciones de las organizaciones de salud. Más aún, "mientras mas tradicional fueran sus condiciones de vida, más elevados eran los contaminantes en su sangre".

Como resultado de estas investigaciones cundió una voz de alarma y el gobierno de Canadá comenzó un amplio estudio destinado a evaluar la gravedad del problema en las comunidades del Norte del país. En Marzo de este año se publicó el informe resultante, confirmando todos los hallazgos anteriores. En el año 1995, un nuevo estudio ordenado también por el gobierno canadiense, demostró que el 40% de muestras de sangres tomadas del cordón umbilical de madres esquimales, mostraban valores de Contaminantes Orgánicos Persistentes (PCB), que excedían en mucho a los límites máximos de 6 partes por millón (New Scientist, Mayo 31, 1997, pág. 24).

Según Dewailly, el 75% de las madres exceden estos límites, y en algunos lugares estas cifras se elevan al 95%. Los hombres tienen niveles más altos que las mujeres, lo que Dewailly interpreta que es debido a que la lactancia concentra estos elementos en la leche de la madre y por lo tanto por esa vía los va eliminando. Desgraciadamente, a través de este mismo vehículo, los contaminantes pasan a los tejidos del lactante, depositándose allí junto con las grasas en todos los tejidos y también en el cerebro.

Ya se comienzan a conocer los efectos de estos contaminantes en los seres humanos. Los investigadores Sandra y Joseph Jacobson, han hecho estudios de seguimiento de niños con contaminantes elevados en su sangre, comprobando que cuando los niños han estado expuestos a ellos ya en el útero materno, su evaluación diez años más tarde permite detectar daños que se traducen en menores cuocientes intelectuales, menor capacidad de memorización, menor capacidad de atención y más bajos rendimientos escolares.

Por otra parte, las investigaciones se han extendido también a los animales que viven en los mismos ambientes que los humanos. Recientemente se ha publicado un informe sobre los osos polares, encontrando también que en ellos la contaminación con PCB de sus tejidos está muy elevada. Los animales más viejos llegan a tener en su sangre una concentración de 90 partes por millón. Lo que es más extraño es que mientras más cerca del Polo viven más alta es la concentración de contaminantes.


Que pasa en el polo sur

En esta región no hay estudios realizados en humanos, ya que allí la población es flotante y permanece poco tiempo, volviendo de esas inhóspitas regiones. Sin embargo, los estudios realizados en animales muestran que la contaminación es también elevada. Nico van den Brink del Institute for Forestry and Nature Research de Wageninger, encuentra que el aceite que producen las aves para proteger sus plumas, tienen una elevada concentración de hexaclorobenceno (HCB), que se sabe se libera al aire por muchos incineradores industriales, ubicados muy lejos de esta región.

Iguales concentraciones elevadas se encuentran también en los pingüinos y en los petreles. El aceite de los "petreles pintados" contienen 1.808 nanogramos por gramo de HCB. Esta cifra es muy elevada si se compara con los que se observa en estas mismas ayes que viven más alI norte (3 nanogramos por gramo). El trabajo ha sido recientemente publicado en The Science of the Total Environment (vol. 198, pág. 43, 1997).

Según Ian Boyd, un biólogo del British Antartic Survey de Cambrige, "estos compuestos se habían encontrado antes en la Antártica, pero no en estas enormes concentraciones". Sin duda que todo esto requiere de mayores estudios, especialmente en humanos, en los que habrá que determinar los niveles de contaminantes cuando llegan a la Antártida y luego después de un tiempo de vivir en ella. También a nosotros debe preocuparnos qué sucede con chilenos que viven en ciudades como Punta Arenas u otros sitios más al Sur.


Por que se concentra en los polos

Estas sustancias que son de las más tóxicas que se conocen, evidentemente que no son producidas en las regiones polares. Necesariamente hay que aceptar que se desplazan desde miles de kilómetros de distancia, donde están las industrias contaminantes. Los estudios realizados al respecto demuestran que son transportadas por el aire, por un efecto que se ha llamado "Destilación Global".

Parece ser que ellas se evaporan en las zonas industriales tropicales y son llevadasdesde allí por los vientos que soplan hacia los polos fríos, depositándose en sus suelos por efecto de las lluvias y la nieve.

Frank Wania, de la Universidad de Toronto, usando un modelo computacional ha estudiado los mecanismos por los cuales llegan hasta el Artico estos metales pesados y otros contaminantes orgánicos persistentes. Según él "hay un sistema de transferencia de estas sustancias químicas, desde las zonas cálidas a las zonas frías". Los compuestos volátiles son atraídos por la atmósfera y viajan llevados por los vientos hacia los polos, para condensarse a temperaturas entre 0 y 50 grados bajo cero. Estas sustancias incluyen a los PCB, que son sustancias sintéticas oleaginosas usadas ampliamente como aislantes en los equipos eléctricos, como también a los pesticidas dorados (HCH) y los POP, como naftaleno. Todos los cuales son muy volátiles.

El proceso de transporte es muy rápido, de modo que por ejemplo, sustancias producidas en la India, llegan al Artico o la Antártida en menos de 5 días. Otras sustancia menos volátiles llegan también transportadas como aerosoles y se depositan en las nieves. Pero llegando el verano, cuando estas se derriten contaminan los ríos, precisamente en la época en que la actividad biológica es más intensa. Ellas se pueden detectar en los suelos, donde están alcanzando concentraciones ciento de veces más altas que en las zonas tropicales.

Wania cree que el proceso de destilación corresponde a un verdadero fraccionamiento producido por las temperaturas más bajas. En este sentido, la atmósfera de la Tierra funcionaría coma una gigantesca refinería de petróleo, separando diferentes compuestos a diferentes latitudes, de acuerdo a las temperaturas a que ellas se condensan. La que es peor es que,una vez que se depositan, la degradación natural es muy lenta por las condiciones climáticas propias de las regiones polares. Normalmente los mecanismos degradativos de ellas se inician en la misma atmósfera, por una oxidación que realizan los grupos hidroxilos altamente reactivos. Pero estos grupos son escasos en las zonas polares, ya que se necesita de la irradiación solar para que ello se produzca. De todo esto resulta que las sustancias químicas que normalmente demoran algunos días en destruirse en las trópicos, persisten por años o
más en las regiones árticas.

De este modo, progresivamente el Artico y la Antártida se están contaminando, como resultado de la actividad humana de las zonas más cálidas. Mientras no se logre eliminar la producción de estos contaminantes en las zonas ecuatoriales, las consecuencias las pagarán los seres humanos y animales que viven en las zonas frías polares.


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