Crecer al 5% durante el decenio: ¡difícil!
( Publicado en Revista Creces, Enero 2000 )

Alcanzar el desarrollo no es una meta en sí. Sin embargo, sin desarrollo no es posible derrotar la pobreza, ni tampoco mejorar la calidad de vida, y menos lograr una mejor distribución de la riqueza. Basándome en esta premisa es que hace 30 años escribí un libro llamado "Jaque al Subdesarrollo". En él afirmaba que para alcanzar el desarrollo, era necesario vencer cuatro grandes obstáculos que tenían que enfrentarse simultáneamente: 1) Recuperación del recurso humano, dañado por generaciones de pobreza, marginalidad y desnutrición. 2) Modernización de la educación en todos los niveles. 3) Construcción de una infraestructura científico-tecnológica adecuada para competir con la globalización económica mundial, que ya se podía predecir. 4) Cambiar la estrategia económica estatizante y sobreprotegida por una de estimulo al desarrollo de la libre empresa, con libre mercado y abierta hacia el mundo.

Treinta años después podemos comprobar que dos de esas recomendaciones se han ido cumpliendo: Preservar del daño al recurso humano (ya no hay desnutrición y la gran mayoría de la población está expresando su potencial genético) y, liberar y abrir nuestra economía hacia los mercados mundiales. Menos avances ha habido en la modernización del sistema educativo, que persiste con un gran atraso, y nada se ha logrado en la construcción de una infraestructura científico tecnológica para competir. Ahora estos dos grandes obstáculos impiden seguir progresando.

En los últimos decenios, como consecuencia de preservar el recurso humano y de implementar la nueva estrategia económica, basada en la utilización de recursos naturales y un mercado abierto al mundo, fue posible un crecimiento, que ha estado superando el 7% anual. Con ello, el orgullo nos invadió y nos llegamos a creer los Tigres de América Latina, hasta cuando llegó la hora de la verdad. Ahora es evidente que los otros dos grandes obstáculos no superados impiden continuar con el desarrollo, al menos en las cifras que muchos superficialmente pregonan.

En dicho libro, además de las cuatro recomendaciones, se estudiaban los recursos naturales disponibles del país junto a las posibilidades del mercado internacional, concluyendo que en base a ellos se podían exportar hasta 15.000 millones de dólares anuales (en ese entonces se exportaban 800 millones de dólares y casi todo era cobre). Pero también advertía que no era posible alcanzar el desarrollo sólo en base a recursos naturales, por el escaso valor agregado que había en ellos y la fragilidad de una economía basada sólo en ellos. En consecuencia, se insistía que desde entonces había que prepararse para una segunda etapa de exportación, que más allá de estas materias primas, permitiera producir y exportar bienes o servicios con mayor valor agregado. Sólo así se podía alcanzar el desarrollo y consolidar la economía en los años sucesivos. Desgraciadamente esto no sucedió y se ha perdido un tiempo precioso. Más serio aún, es el enorme progreso alcanzado por la biotecnología en el mundo desarrollado, la que aplicada a los recursos biológicos renovables, amenaza seriamente nuestras ventajas comparativas actuales, con las pérdidas consecutivas de los mercados.


Crecer al 5% anual

Al ser nosotros un país pequeño, nuestra única posibilidad de desarrollo está en la conquista de mercados internacionales. Pasaron ya los tiempos del desarrollo hacia adentro. Nuestra meta tiene que ser la de colocar en ese mercado el mayor porcentaje posible de nuestro "Producto Interno Bruto" (PIB). Así lo han hecho los países pequeños que han tenido éxito (Tigres Asiáticos), los que en la actualidad están colocando en el mercado internacional, más del 70% de su PIB (nosotros hemos llegado al 26%).

Si aceptamos esta premisa como cierta y nos fijamos como meta un crecimiento del 5% al año, en los próximos 15 años deberíamos estar exportando sobre los 70.000 millones de dólares anuales (actualmente la exportación es de 16.000 millones de dólares y éstas han estado estancadas en los últimos tres años). El cálculo de esta cifra se basa, por una parte, en un crecimiento de 5% anual, lo que al ser acumulativo, significaría que en este período deberíamos más que doblar nuestro PIB, pasando de los actuales 50.000 millones a más de 120.000 millones de dólares anuales, y, por otra parte, en la necesidad de llegar a exportar el 70% de este PIB. Si no alcanzamos estas cifras de exportación, será imposible el crecimiento del 5% anual por los próximos 15 años. Demás está decir que esas cifras son imposibles de alcanzar sólo exportando materias primas. Tampoco es posible imaginar que ello se alcance mediante el incremento de las exportaciones de manufacturas de pequeñas y medianas industrias. ¡Nos falta mucho para ser competitivos!.


Entonces que hacer

Por una parte, modernizar contra el tiempo nuestra educación, y también contra el tiempo lograr una infraestructura científico tecnológica eficiente para competir especialmente en el área biotecnológica aplicada a nuestros recursos naturales. Pero necesitamos también ir más allá de los recursos naturales, con productos y/o servicios de mayor valor agregado. Los tiempos actuales se están caracterizando por el desarrollo de altas tecnologías que, por su elevado costo de investigación y desarrollo, sólo las logran las grandes corporaciones. Dado esta realidad, la única solución posible de incrementar substantivamente nuestras exportaciones es atraer empresas de alta tecnología para que se instalen en Chile. Tanto como capitales, necesitamos capacidad de innovación tecnológica que esas empresas poseen. Esto significa que tenemos que cambiar nuestras estrategias y ofrecer más que lo que otros ofrecen, reconociendo que el aporte en innovación tecnológica deberíamos valorarlo como aporte real de capital, con las ventajas que ello significa. Recientemente Chile compitió con Costa Rica, Irlanda, México y Tailandia para atraer a la empresa INTEL, líder en microprocesadores. El ganador fue quien más ofreció. En este caso: Costa Rica, que ya ha invertido allí sobre los 600 millones de dólares y hoy sus exportaciones ya se acercan a los 1.000 millones de dólares. Los tiempos exigen audacia y nuevas alternativas, para lo que hay que reacondicionar nuestra mentalidad. El gobernante que esté dispuesto a ello, podría ofrecer alternativas de días mejores.


0 Respuestas

Deje una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados.*

Buscar



Recibe los artículos en tu correo.

Le enviaremos las últimas noticias directamente en su bandeja de entrada