En que andan nuestros escolares de enseñanza básica
( Publicado en Revista Creces, Junio 1997 )

Es importante tener un esquema de lo que piensan, hacen y creen nuestros escolares, principalmente los que se acercan a la adolescencia o ya la han comenzado, porque ésta es la etapa más difícil que le toca vivir al ser humano. Es el momento de los cambios biológicos, psicológicos y sociales que deben vivirse en plenitud para llegar a ser un adulto normal.

¿En qué forma los padres están conscientes de dichos cambios?. ¿Cómo ayudan a los hijos para enfrentar este período?. Estas interrogantes fueron planteadas en un estudio que se realizó en dos comunas de Chile: Viña del Mar y Rancagua a fin de conocer la visión de los escolares varones de 5° a 8° básico de escuelas municipales, que tuvieron al padre o sustituto presente en el hogar. La muestra de este estudio es representativa en ambas comunas (240 Viña del Mar y 220 Rancagua: 460 escolares).

¿Por qué se privilegió al varón al hacer este estudio?. Porqué éste es el más propenso a caer en la droga: 4 varones por una niña. Además, es el que más sufre con la adolescencia, porque debe separarse afectivamente del lazo que tenía con su madre para identificarse con su sexo y por lo tanto con el padre, porque se ha encontrado que la relación positiva padre-hijo es un factor protector ante el consumo de droga. En cambio, la niña, no corta ese lazo afectivo con la madre, sino que se independiza lentamente y le es más fácil este proceso de identificación, aunque no dejan de existir problemas en muchos casos, porque depende de como sean las relaciones existentes.

Para tener una idea de cómo son las familias de los escolares en ambas comunas se encontró que la familia de Rancagua es más estable que la de Viña del Mar, ya que la presencia de padrastro (conviviente de la madre) es significativamente mayor en esta última, al igual que la presencia de abuelos. La relación que presentan los padres (o sustitutos) entre ellos, según los escolares, es muchísimo mejor en Rancagua que en Viña del Mar y esta tranquilidad familiar se demuestra en las conductas que presentan los propios escolares como son: estar menos en la calle, con los amigos, carreteando, etc. En cambio los escolares de Viña del Mar presentan una relación con el padre más negativa respecto a la comunicación y, por lo tanto, las relaciones con los amigos son más fuertes y los llevan a estar más tiempo fuera de la casa (en la calle, bebiendo alcohol, jugando en videos, con amigos, en fiestas). Para ellos el grupo de amigos es encontrar entretención, pasarlo bien, identificarse con ellos o liberarse de la familia.

A su vez, los escolares de Viña del Mar, están significativamente más motivados para el consumo de alcohol y drogas por la curiosidad, compartir con los amigos, la aceptación del grupo, ser más taquilla, pasarlo bien, olvidar problemas, contrariar a los padres o para mejorar las notas que aquellos escolares de Rancagua. También se presentan actitudes contradictorias en los escolares de Viña del Mar. Ellos dicen muchísimo más que no probarían y no aceptarían droga, pero a su vez, probarían muchísimo más para saber lo que se siente y consideran que es una forma de pasarlo bien. Pero los de Rancagua dicen significativamente más que no es malo consumirla. Lo que aquí queda claro es que ambas actitudes de los escolares señalan que no existe una conciencia clara de lo que significa el consumo de droga y hay contradicciones en la manera de pensar. Para confirmar esto, los escolares de Viña del Mar han probado significativamente más marihuana, vino y pisco que los de Rancagua y, a su vez, continúan consumiendo significativamente más marihuana, vino, cerveza y pisco. Y para rematar cuán poco congruente es lo que piensan y hacen los escolares viñamarinos, ellos consumen significativamente más alcohol y drogas en fiesta, con amigos, en paseos, en recitales, en la calle y solos. Sin embargo, pese a presentar esta conducta tienen conciencia que el consumo de alcohol y droga les deteriora la salud, la mente, los libera de las angustias, los perjudica en los estudios, daña la familia, conduce a la delincuencia, produce dependencia, lleva a consumir otras drogas y altera el comportamiento, hecho que es significativamente inferior en los de Rancagua.

Todo lo que los escolares saben respecto al daño que provoca el consumo de alcohol y droga se ve avalado por el medio en donde ellos se desenvuelven. Más de la mitad de las familias de los escolares de ambas comunas presenta a un familiar que se embriaga (62,9% Viña del Mar y 69,5% Rancagua) y, respecto a un drogadicto en la familia, esto es significativamente más fuerte en Viña del Mar. Además, los escolares de esta última perciben que hay más consumo de droga en el barrio, que tienen más amigos consumidores de droga y alcohol. Todo esto tiene su explicación por la cercanía de Valparaíso, centro conocido de distribución y consumo de droga.

Aparecen además otras incoherencias entre lo que piensan y hacen los escolares de Viña del Mar en comparación con los de Rancagua. Los primeros consideran importante para tomar una decisión correcta, significativamente más: tener información necesaria, saber lo que se quiere y conocerse uno mismo. Si todo esto fuera concordante con lo que dijeron saber sobre la droga, estarían tomando decisiones con conocimiento de causa para consumir la droga y el alcohol, o ya habrían caído en cierta dependencia y no los podrían dejar.

También se conoció cual es el curso que podría considerarse crítico frente a estos cambios y aparece el 7° básico como el que sufre más los impactos. Por ejemplo, ellos perciben que su padre y su madre son significativamente más diferentes que los de 8° año. Los de 7° y 8° básico pasan más su tiempo libre en la calle, oyendo música, fumando. También han probado significativamente más cigarrillos, cerveza y pisco que los de 5° año y a su vez continúan consumiendo significativamente más cigarrillos y cerveza. Pero, los de 7°año continúan bebiendo significativamente más pisco y pasta base, pese a decir que el profesor les ha informado acerca del daño del alcohol y la droga muchísimo más que a los cursos inferiores.

¿Qué motiva a los escolares a consumir alcohol y droga? Los escolares de 7° y 8° han consumido alcohol mucho más por curiosidad, por compartir con los amigos y por pasarlo bien, que los escolares de los cursos inferiores. Y los de 8° año han consumido más droga por la idea de compartir que los demás cursos. Las ocasiones donde los escolares de 7° y 8° año consumen alcohol es muchísimo más en fiestas y con amigos. Sin embargo, los de 7° año lo hacen significativamente más en recitales y en la calle.

Respecto al medio en que se desenvuelven estos escolares, son los de 7° y 8° año los que dicen tener más amigos consumidores de droga y alcohol, a su vez, los de 7°año dicen que en el grupo de amigos se liberan significativamente más de la familia y sin duda éste sería otro factor predisponente al consumo de alcohol y droga. Esto se confirma cuando éstos dicen que buscan menos a aquellos amigos que sean buenos, es decir, consideran menos esta cualidad porque los limitaría.

Por lo tanto, los escolares, con buena relación con el padre pasan los fines de semana significativamente más en familia y escuchando música en su hogar; mientras que los con mala relación lo pasan más solos, en los juegos de videos, fumando y en la calle.

En cambio, los escolares que presentaron una mala relación padre-hijo han repetido curso muchísimo más y se encuentran significativamente más entre los 14-17 años.

Los escolares con mala relación con el padre presentan una actitud frente a la droga de probarla muchísimo más para saber lo que se siente, consumirla en fiestas con temor, pero sería una forma de pasarlo bien y consideran que no es mala de vez en cuando. Estas actitudes señalan que están más propensos a caer en el consumo de la droga que los otros escolares con buena relación con el padre. Para confirmar esto, los escolares con mala relación con el padre han probado significativamente más cigarrillos, marihuana, vino, cerveza, pisco, neoprén y cocaína, y a su vez continúan consumiendo cigarrillo, marihuana, vino, cerveza y pisco. La motivación que han tenido para consumir alcohol y drogas ha sido significativamente la curiosidad, por compartir con los amigos, para ser taquilla, para pasarlo bien, para olvidar y, sólo en el alcohol, ha sido para contrariar a los padres y para que el grupo lo acepte. Pero en la realidad estos escolares consumen significativamente más alcohol y drogas en fiestas, con los amigos y alcohol en los paseos, en los recitales, en la calle o solos. A su vez, presentan un familiar que se embriaga significativamente más, lo cual indica el medio en que se desenvuelve y la posible causa de la mala relación, también presentan significativamente más amigos que son bebedores y consumidores de drogas habituales, como a su vez tienen más amigos que venden droga y en su barrio consideran que el consumo es más grave.

La función que cumple el grupo par es muy diferente según sea la relación con el padre. Los escolares con buena relación satisfacen en el grupo significativamente más la necesidad de entretención, en cambio, los con mala relación, satisfacen significativamente más la necesidad de liberarse de la familia. Por esto aquellos escogen a sus amigos muchísimo más entre aquellos que consideran "grosos" y que atraigan a la gente, en cambio, los con buena relación consideran muchísimo más la lealtad, que sean líderes y que sean buenos.

Existe una marcada coherencia entre los adolescentes con buenas relaciones con el padre y los elementos necesarios para tomar decisiones correctas. Ellos consideran significativamente más que hay que tener suficiente información, conocerse uno mismo y conocer lo positivo y lo negativo de la acción. Como un antecedente para tomar una decisión frente a la droga, los escolares con mala relación con el padre creen que consumirla los liberan de las angustias, consiguen más amigos, se destacan en el grupo y mejoran las relaciones con los amigos y no creen que pueda llevarlos a otras drogas.

Es importante destacar que los escolares con buena relación con el padre consideran que el profesor les ha hablado muchísimo más sobre el alcoholismo y la drogadicción que los con mala relación, y pareciera que esta información es apreciada y valorada, porque coincidiría con lo enseñado en el hogar, ya que habría una mayor comunicación. Porque no hay que olvidar que está misma información ha sido recibida por los escolares con mala relación con el padre, pues son compañeros de curso.

Después de conocer lo que los escolares piensan, hacen y perciben la relación padre-hijo en estas dos comunas de Chile es como una voz de alerta que nos está señalando un camino a seguir. La sociedad tiene que tomar conciencia de la necesidad de mejorar la calidad de la familia, eso no significa ruptura o separación de los padres, porque aquí se vio que los escolares con sustituto eran los que más mal estaban. Entonces hay que dar respuestas concretas y adecuadas a esta realidad. La familia necesita ser atendida como un todo, porque uno de sus miembros está enfermo. Aquí se supo en este estudio que existe un 12,4% de escolares con mala relación con el padre y un 37% que tienen mala relación con ambos padres, y ante esto no hay duda que se está ante una familia con problemas y debería existir un lugar de referencia para que sea tratada, y lo que indefectiblemente iría en beneficio del escolar (rendimiento, alejamiento de la droga y alcohol) y de la familia como grupo. Además, se encontró que el 7° básico sería el año más difícil para el varón y sería importante para los padres y para los profesores estar más atentos a las necesidades de los escolares.

¿Por qué esperar a que el daño sea mayor en el escolar? ¿Por qué intervenir cuando el adolescente llegue a ser drogadicto o alcohólico? ¿Por qué?. Hasta cuando se busca más evidencias para tomar decisiones, o realizar políticas adecuadas y no fraseología que no conduce a nada.

Tampoco es justo cargarle la mano a los profesores y culparlos a ellos de corregir todos los errores de los escolares, cuando éstos escapan a su labor. Ellos han cumplido con su deber de enseñar el daño que hace el alcohol y droga, pero lo que hacen los escolares fuera de las aulas nos debiera ser parte de su acción. Pero sí, podrían contribuir a detectar aquel escolar con problemas para referirlo a un Centro de atención que permita liberar a la Escuela de su obligación y así pasaría a la comuna para ser atendido junto con su grupo familiar. ¡No dejemos pasar más tiempo, porque lo que se dejó de hacer ahora, mañana será tarde!.


Pero lo más importante de este estudio es conocer como es la relación padre-hijo y saber si puede servir de factor protector en este periodo crucial de la vida del varón. Los escolares que presentaron una buena relación con el padre (medida a través de un índice) indican que viven significativamente mas con su progenitor y las relaciones que perciben en sus padres o sustitutos son muchísimo mejores que los que presentaron una mala relación padre-hijo.



¿Por que no crear centros de atención familiar a nivel comunal? ¿No seria mas barato para la sociedad ponerle remedio a la enfermedad a través de la causa, del origen de ello? ¿Por que tanto temor?





Ma. de la Luz Alvarez

Profesora Universidad Santo Tomás.



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