La educación y la igualdad de oportunidades
( Publicado en Revista Creces, Diciembre 1998 )

La Cámara de Diputados aprobó el 15 de Septiembre de 1998, la idea de legislar sobre el proyecto que reforma la Constitución Política de la República, estableciendo la educación parvularia en el proceso de enseñanza, dando un reconocimiento oficial a ella. Es este el primer paso para que en realidad llegue a ser un derecho para todos, y muy especialmente para aquellos medios socioeconómicos y culturales más deprimidos. Ojalá que su total trámite legislativo se logre lo antes posible.

Son ya numerosas las investigaciones nacionales y extranjeras que demuestran fehacientemente que los primeros años de vida son vitales para el normal desarrollo de las condiciones cognitivas e intelectuales de las personas. Ya se ha demostrado que el medio ambiente familiar adverso durante los primeros años de vida, necesariamente se refleja más tarde en el desarrollo de la empatía, el afecto y en la expresión de sus emociones.

Pero tal vez más importante que eso es el efecto contrario sobre las condiciones intelectuales que se produce durante los primeros años de vida, debido a circunstancias propias de la pobreza crónica. Ello es la principal causa del posterior bajo rendimiento escolar que se ha evidenciado en los niveles menos favorecidos.

Durante esa época de inmenso aprendizaje en que el niño comienza su exploración del mundo que lo rodea, el encontrarse en un medio ambiente familiar gris y aplastante, que no estimula su imaginación ni exacerba su curiosidad, unido a la falta de afecto y seguridad, desarticula el complejo mecanismo de cableado cerebral impidiendo la expresión total de su potencial genético (Creces, Agosto 1998).

Es responsabilidad del Estado y de todos sus miembros el tratar de alcanzar la igualdad de oportunidades para todos. Pero la realidad es que las diferencias están presentes desde el momento de nacer o aun antes, y a partir de entonces, ellas comienzan a ser divergentes.

Como un principio general podemos afirmar que al nacer cada uno de nosotros trae consigo un determinado potencial genético, que podrá expresarse o no en su totalidad, en la medida que el medio ambiente sea lo suficientemente generoso para que así lo permita. El lograr un medio ambiente adecuado, especialmente durante las primeras etapas de la vida, es entonces prioritario si el objetivo como país es alcanzar la igualdad de oportunidades.

Para cambiar el medio ambiente de la pobreza, la educación parvularia es de fundamental importancia. Durante las últimas décadas ella se ha estado desarrollando con un éxito evidente. Sin embargo, en la actualidad sólo alcanza una cobertura del 30% con relación a aquellos que se estima la necesitan. Ya se ha visto, por ejemplo, que niños de extrema pobreza que han pasado por el proceso de educación parvularia logran un mejor desarrollo intelectual y un mejor rendimiento en la educación básica y media. Por ello es que parece tan importante que nuestra Constitución Política reconozca la educación parvularia como un derecho para todas las personas, y se tomen las medidas necesarias para que en un futuro no muy lejano este derecho pueda implementarse y ser una realidad. Será un significativo paso en la búsqueda de la justicia y el bienestar.


0 Respuestas

Deje una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados.*

Buscar



Recibe los artículos en tu correo.

Le enviaremos las últimas noticias directamente en su bandeja de entrada