No se aleja la posibilidad de desastres nucleares
( Publicado en Revista Creces, Noviembre 1997 )

Después de terminada la guerra fría, todos los países parecieran estar de acuerdo en abolir las armas atómicas e incluso firmar un tratado para abolir los ensayos nucleares. Francia prometió no continuar con ellos y países como Pakistan, india y china, que en un comienzo estaban renuentes, están también de acuerdo. Mas aun, Rusia acaba de anunciar que para el año 2000 dejara de producir plutonio de uso bélico. Con ello ¿se aleja realmente el temor de un desastre nuclear?

Todo ello parecen noticias tranquilizantes, pero la verdad es que no se puede estar tranquilos. Uno de los grandes problemas que ahora se presenta es que el control del material fusionable se ha relajado. Especialmente preocupante es la anarquía que reina actualmente en la ex Unión Soviética. Lo que más preocupa es que los arsenales nucleares que antes estuvieron seguros en manos del Estado, están ahora repartidos en cientos de lugares y bajo el control de diversos países. Peor aún, las industrias de material fusionable han sido privatizadas y estos elementos pueden caer fácilmente en manos criminales que trafiquen con uranio y plutonio,como en la actualidad se trafica con coca o heroína.

Las diversas repúblicas, que antes formaban parte de la Unión Soviética, poseen ahora 130 toneladas de armas atómicas con plutonio y uranio. Además, actualmente producen material fusionable para investigación nuclear y programas civiles, y poseen plantas para enriquecer el uranio con fines comerciales. La preocupación es alta, y por ello los siete grandes países han estado invirtiendo millones de dólares para ayudar a Rusia a deshacerse de este material en una forma segura, pero ello no es suficiente como para tranquilizar.

A pesar de todos los esfuerzos, la inseguridad nuclear es una realidad. Por una parte, las autoridades del gobierno central en Rusia se ha estado desgastando, mientras las agencias controladoras ya no tienen recursos para seguir resguardando en forma segura los stocks de armas atómicas. Ya ni siquiera hay un inventario confiable de ellas. Lo que si se sabe, es que en su poder hay suficiente material nuclear como para preparar cientos de nuevas bombas atómicas y que también parece existir un poder comprador para ellas. El empobrecimiento de ingenieros y empleados en la ex Unión Soviética, que podrían tener una ganancia fácil, lo que constituye un alto riesgo.

En medio de este desorden, el contrabando de material nuclear es inevitable. Ya ha habido varios casos palpables. Por ejemplo, en el año 1992 se robaron en Rusia, desde el Lunch Scientific Production Association, 1.7 kilos de uranio enriquecido al 90% y nadie sabe dónde fueron a parar. En Noviembre de 1993, se robaron también en Rusia, cerca de Murmansk, tres piezas del núcleo de un reactor, conteniendo 4.5 kilogramos de uranio al 20%. En Mayo de 1994, en Tengen, Alemania, se perdieron 6 gramos de plutonio-239, y en Diciembre de 1994, en Praga se encontraron 2.7 kilos de uranio al 87% de pureza y nadie sabe de dónde venían.

Más grave aún, es la denuncia del ex Secretario del Consejo de Seguridad del Kremlin, Alexander Lebed, que afirma que han desaparecido de Rusia centenares de bombas nucleares portátiles. El gobierno ruso ha desmentido que ellas existan, pero sin embargo el conocido científico Alexei Yablokob, confirmó que los servicios secretos de la Unión Soviética poseían realmente bombas atómicas de uso individual, que se podían trasladar en un maletín de 30 kilos y de un tamaño de 60x40x 20 centímetros. Según Lebed, ellas fueron fabricadas en la década de 1970, por encargo de la KGB y estaban destinadas a acciones de carácter terroristas. Según él, el problema es que no se sabe ahora dónde están, ni que países de la ex Unión Soviética las tienen. "Un desalmado, armado con semejante artefacto, puede traer una sorpresa muy dura a la humanidad", dice Lebed.

Esto puede que sea cierto o falso, como afirma el gobierno ruso, pero el hecho real es que en la actualidad existen numerosas industrias ubicadas en los ex países de la Unión Soviética, que están produciendo material nuclear con fines comerciales, pero que también puede usarse para fabricar armas atómicas. Estos usos duales, incluyen el beryllium, caesium-137 y lithium. En el año 1993, se exportaron ilegalmente 4 toneladas de berylium desde Ucrania a Alemania y de allí a Estados Unidos.

El mercado negro de material fusionable, como el uranio y el plutonio esta yendo por rutas muy especificas. Lituania y Estonia, son los lugares de tránsito más frecuentes para el material que se origina en Rusia. También este material dual va por los Estados Bálticos y los países orientales para de allí entrar a Alemania (New Scientist, 26, 1997, pág. 65).

Frank Barnaby, experto en armas nucleares, sugiere que debido a la falta de adecuados controles aduaneros, Turquía constituye también una buena ruta de salida para este contrabando, como Vladivostok lo constituye también para China. El gran riesgo es que el material fusionable caiga en manos terroristas, ya sea individuales o patrocinado por algunos países. Según todos estos antecedentes, hay razones más que suficientes para continuar con la preocupación.



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