Mayor riesgo en escolares varones frente al consumo de alcohol
( Publicado en Revista Creces, Abril 1999 )

El consumo de alcohol entre escolares se está extendiendo cada día más, en gran parte debido a la propaganda que se ha hecho de la cerveza como bebida de la gente joven, gozadora de la vida y plena de salud. Estudios indican que el consumo de alcohol se inicia en muchos casos a temprana edad y que un primer paso para caer en el consumo de drogas ilícitas es comenzar con el alcohol. También se ha encontrado que uno de los factores de riesgo para el consumo de sustancias en los escolares es la familia con problemas y, más aún, aquellos escolares varones que tienen deficiente relación con el padre o sustituto o tienen una historia familiar de alcoholismo o de violencia intrafamiliar.

Pocos estudios han tratado de determinar cuál sería el curso que más riesgo tendría para iniciar el consumo de alcohol y droga. Olivares et al. (1992) determinaron en un estudio de prevalencia del consumo de alcohol, que el 7° básico sería el de mayor riesgo, por lo tanto habría que orientar la prevención hacia ese curso o los previos a él. Otro estudio realizado en la región del Bío Bío, señala que la edad de 13 años sería la de mayor riesgo para el consumo de alcohol y drogas, y estaría coincidiendo con el 7° básico ya descrito y lo mismo se encontró en la Región Metropolitana en un estudio sobre consumo de tabaco, alcohol y drogas, donde los 13 años aparecen como el momento en que comienza el consumo de tabaco y alcohol. Muchos de los adolescentes y adultos creen que fumar cigarrillos o beber alcohol es el primer paso para caer en el uso de drogas ilegales. También se ha encontrado que problemas de conducta a temprana edad serían un factor de riesgo para el uso más tarde de sustancias lícitas (alcohol) e ilícitas (drogas). Al igual que el grupo de pares sería un predictor de consumo de alcohol y tabaco en los adolescentes. Pero no hay que olvidar que la falta de comunicación entre padre-hijo durante la adolescencia facilita el consumo de alcohol y drogas, porque no cuenta el adolescente con el apoyo y orientación que los hijos esperan de sus padres en la edad más crítica del desarrollo del ser humano.

Estos antecedentes señalan que el consumo de alcohol a nivel escolar no ha disminuido, aún más, ha ido aumentando y por lo tanto se hace imprescindible buscar todos los mecanismos que permitan combatirlo, pues ya se sabe las secuencias que tienen el llegar a ser un enfermo alcohólico y más aún, si este consumo predispone al consumo de drogas ilícitas.

Nosotros quisimos saber qué ocurría en dos comunas de Chile, una más cercana a lo rural (Rancagua) y otra más urbana (Viña del Mar), en la búsqueda del curso que estaría más a riesgo entre los varones de 5° a 8° básico de las escuelas municipales, dado que en nuestro país el mayor consumo de alcohol y drogas lo presenta el varón.

En Chile, se está notando un cambio respecto al inicio temprano del consumo de alcohol, lo cual es pernicioso para el futuro de esos consumidores y en este estudio se encontró lo mismo respecto al alcohol, entre 5-10 años, el cigarrillo (4-10 años) y las drogas (2-10 años) en los escolares de 5° básico. Cuando se llega al segundo ciclo de la educación básica, especialmente 7° y 8° año, la mayoría de los escolares varones han probado cigarrillos y cerveza, cerca de la mitad, pisco y el 15% marihuana. En la medida que el curso es más alto (8° año) continúan consumiendo significativamente más cigarrillos y cerveza. Pero se destaca que continúan consumiendo pisco, significativamente más, los escolares de 7° básico. Esto estaría de acuerdo con otros estudios que señalan que los 13 años sería la edad de inicio del consumo de alcohol y coincidiría con el 7° básico, al igual que otros estudios. Cabe destacar que en este estudio no se trata sólo del inicio, sino la continuación del consumo de algo que comenzó a más temprana edad. Cabe destacar que el 72% de los escolares estudiados tenían entre 12 y 13 años, que es la edad que corresponde al 7° básico.

El factor personal más importante que aparece en este estudio respecto de la motivación hacia el consumo de alcohol, es significativamente más la curiosidad a cerca de la mitad de los escolares de 7° y 8° año. Esta realidad indica que el consumo del alcohol que puede ser permitido en el adulto estaría vedado para los niños, por lo tanto lo buscan con curiosidad y a temprana edad. En cambio, para los de 7° básico, también aparece significativamente más el factor social, como es el compartir con amigos (p<0.0002) y no así, pasarlo bien como lo consideran los de 8° básico (p<0.05). Sin embargo, los escolares de 7° básico consumen más droga por compartir con los amigos (p<0.03). Estos últimos resultados serían concordantes con otros estudios que señalan la influencia del grupo de pares, ya que compartir con amigos y pasarlo bien se hace en grupos.

Respecto de las relaciones de estos escolares con sus padres, se encontró que los que están cursando 7° básico son los que están sufriendo más conflictos con sus padres. Ellos sienten la indiferencia de sus padres, que ambos no los escuchan, perciben que el padre es menos cariñoso y tiende a no apoyarlos. Estos antecedentes permiten comprender por qué los escolares de 7° básico estarían consumiendo significativamente más pisco, bebida con más grados de alcohol que la cerveza, porque les permitiría escapar de los problemas que estarían viviendo y lo harían más en grupo compartiendo con sus amigos, al igual que el consumo de drogas. En este sentido, el grupo sería el apoyo que no encuentra el escolar en su hogar, e indicaría la crisis propia de la adolescencia que estaría comenzando con fuerza en este momento(7° básico y entre 12-13 años). Esto se confirma con otros resultados encontrados en este estudio, ya que los escolares de 7° básico dijeron que consumían alcohol significativamente más en fiestas (p<0.006), con amigos (p<0.02), en recitales (p<0.01) o en la calle (p<0.05) que los demás cursos, incluido el 8° básico. Y además presentaron muchísimo más, amigos consumidores de droga (p<0,000) y bebedores habituales de alcohol (7° básico 48.7%, 8° básico 50% p<0.000) que los cursos inferiores. Finalmente esto se refuerza aún más en los escolares de 7° básico, porque consideran al grupo de amigos como una forma de liberarse de la familia (p (0.027).

Por lo tanto, en este estudio aparece el 7° año al igual que el estudio de Olivares et al. como el curso más vulnerable al consumo de alcohol y drogas. Se podría postular que los escolares varones que cursan 7° básico presentarían un mayor riesgo para iniciarse o continuar el consumo de alcohol y droga, y que la falta de apoyo de los padres sería un factor crucial en dichas conductas.

Se podría estudiar si el comienzo del quiebre en las relaciones hijo-padre e hijo-madre comienza en el 7° básico, porque en 8° básico estas relaciones estarían mucho más deterioradas y con más dificultad de mejorarlas. Es por esto que el grupo par se hace más necesario y puede ejercer una influencia negativa.

Pero yendo a un plano más general y de prevención, se hace imperioso que las acciones vayan destinadas a reforzar el conocimiento que dan actualmente los profesores en los cursos anteriores al 7° básico y se entregue un apoyo psicológico a los escolares, principalmente de este curso, como a su vez, una labor preventiva con los padres. Se dice esto, porque se encontró en este estudio que el 63.6% de los escolares de 5°, el 75.7% de los de 6°, el 80% de los de 7° y el 83% de los de 8° básico habían sido informados por sus profesores sobre el problema del alcohol siendo significativamente más en los cursos superiores (p>0.003). Algo similar ocurre respecto de la droga, donde el 60.9% de los escolares de 5°, el 76.5% de los 6°, el 81.7% de los de 7° y el 83.3% de los de 8° básico han sido informados por sus profesores (p>0.000) sobre lo que significa el consumo de ella.

Esta entrega de conocimientos podría ser mayor en el 5° y 6° básico, para llegar al 7° y 8° con acciones grupales realizadas por profesionales ajenos a la escuela en coordinación con los profesores, porque no se les debe cargar la mano a estos últimos con actividades más allá de su labor docente. Si las escuelas municipales contaran con asistentes sociales, psicólogos y psiquiatras en calidad de expertos, y que trabajaran a nivel escolar, estas acciones se podrían llevar a cabo. Si este equipo recorriera las escuelas preparando a los profesores, escolares y a los padres fundamentalmente en la labor que les corresponde como tales (comunicación, relaciones familiares efectivas, reforzamiento de un modelo parental positivo, daño del alcohol y la droga, etc), se estaría previniendo un gran flagelo que afecta a nuestra sociedad. Esta labor sería mucho más efectiva si se realizara a través del Municipio como parte de una actividad que le corresponde a un equipo multidisciplinario en el cual los profesores serían el nexo para determinar qué escolares deberían ser atendidos psicológica o médicamente en forma prioritaria, como al igual sus padres o apoderados. No hay que olvidar que la responsabilidad de los hijos es de los padres y no de los profesores de la escuela.



Ma. de la Luz Alvarez M.

Socióloga.



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