Las posibilidades de vida en el planeta Marte
( Publicado en Revista Creces, Abril 1998 )

Es evidente que las actuales condiciones del planeta Marte no podrían permitir la existencia de vida en él. Sin embargo, puede que ella haya existido en el pasado, al menos en una forma primitiva. El análisis de un meteorito proveniente de Marte hace presumir que podría haber sido así. Sin embargo, no todos están de acuerdo.

La existencia de vida en otros lugares del Universo, es una de las más profundas incógnitas científicas y filosóficas que el hombre desea intensamente resolver. Existencialmente hablando, resignarse a aceptar que somos los únicos habitantes en toda la inmensidad del Universo, es muy diferente a aceptar que también otros mundos estuviesen habitados. Si ello se llegara a comprobar, cambiarían mucho los conceptos básicos filosóficos y científicos existentes. Desgraciadamente, a la luz de los conocimientos y tecnologías actuales, no es posible resolver tan crucial incógnita. Tan grandes son las distancias que nos separan de otros posibles mundos, que tal vez nunca lleguemos a tener una respuesta que nos satisfaga.

Después de descubrir el telescopio, los astrónomos se han dedicado a escudriñar hacia lo más cercano posible, tratando de encontrar allí vestigios de vida. Obviamente han dirigido su mirada y su búsqueda hacia planetas de nuestro sistema solar. Más específicamente hacia el planeta Marte, que sería tal vez el único candidato en que ciertas condiciones se pudiesen haber dado como para que en algún momento hubiese existido allí la vida, al menos como nosotros la concebimos.

Fue así como el astrónomo italiano Giovanni Schiaparelli, aprovechando la mayor cercanía de Marte en el siglo XIX, lo observó cuidadosamente y afirmó haber visto en su superficie lo que él llamó "canales". Más tarde a comienzos del siglo XX, otro astrónomo llamado Percival Lowell, insistió que dichos canales habrían sido construidos por una muy avanzada civilización. La ciencia ficción halló terreno propicio para especular acerca de la vida en Marte, todo lo cual desató un gran interés. Pero más tarde, cuando la Unión Soviética envió las primeras naves a observar el planeta, se confirmó que las líneas no corresponden a canales sino que a grandes cañones naturales. La idea se desechó completamente cuando lograron aterrizar las naves en la superficie del planeta y no encontraron ninguna evidencia que allí hubiese existido alguna vez la vida inteligente ni ahora ni antes.

Ahora, si bien ya no se piensa que la vida inteligente haya existido en Marte, la discusión se centra en la posibilidad remota, que haya existido allí la vida primitiva, hace miles de millones de años. Si esto hubiese sido así, también el hecho tendría una gran importancia, ya que ello indicaría que la vida podría surgir en cualquier parte, si las condiciones para ello fueran apropiadas. Pudieran por ejemplo existir en muchos otros planetas, tanto en nuestra galaxia como en otras en que las condiciones fueran favorables. Si la vida surge, podría también pensarse que en función del tiempo, pudiese también evolucionar hasta llegar a la vida inteligente y al desarrollo de civilizaciones avanzadas.

Por ello es que ahora el hallazgo de posibles restos fósiles de vida en Marte, ha abierto de nuevo una gran controversia. En Agosto de 1996, científicos de NASA afirmaron haber encontrado en un meteorito proveniente de Marte, vestigios de una antigua vida bacteriana en él. También este hecho ha llevado a especulaciones, de que no sólo en el pasado habría existido esa vida primitiva, sino que también podría ésta existir en la actualidad. Ello apoyado por el hecho que durante los últimos tiempos se ha comprobado la vida microbiana en el interior de la Tierra, bajo condiciones muy adversas, como nunca se había imaginado que fuera posible (Los extremofilos) (Bacterias en las profundidades del infierno). Bien pudieran existir entonces también microorganismos en las profundidades del planeta Marte, siempre que allí existiese agua líquida.


Actuales condiciones adversas del planeta

De lo que no cabe duda es que en las condiciones actuales de la superficie del planeta Marte, la vida no es posible. Su atmósfera esta formada en un 95% por CO2, un 2.7% de nitrógeno, un 1.6% de argón y sólo existen trazas de oxígeno y vapor de agua. La presión en la superficie es menos del 1% de la que existe en la Tierra y la temperatura del día raramente exceden el 0°Celsius. Lo que es más importante, en su superficie no hay agua líquida. Por todo ello no es raro que las sondas Viking, que alcanzaron su superficie en Julio y Septiembre de 1996, no hayan encontrado ningún vestigio de vida.

Sin embargo, en el pasado las condiciones pueden haber sido diferentes. Las fotografías enviadas por el Mariner 9, sugieren fuertemente que hace miles de millones de años (y quizás sólo cientos de millones de años), hubo en el planeta grandes cantidades de agua, que esculpieron su superficie (Scientific American, Noviembre 1996). Más aún, cientos meteoritos provenientes de Marte, que golpearon la Tierra muestran signos inequívocos de haber sido alterados por el agua. También la composición química revela la presencia de carbonatos, sulfatos, arcillas hidratadas, que según los científicos planetarios, se pueden formar sólo cuando el agua ha estado en contacto con los minerales.

Pero ¿quién asegura que estos varios meteoritos que se han encontrado provienen realmente del planeta Marte?. De ello parece haber cierta evidencia. En el año 1980, Donald D. Bogard y Pratt Johnson de la NASA, estudiando uno de estos meteoritos, encontraron en su interior, burbujas de gas atrapadas en el interior de vidrios. Se piensa que los vidrios se formaron durante impactos de rocas que golpearon la superficie de Marte. Es muy posible que por la fuerza de esos impactos, se expulsaron fragmentos al espacio y después de mucho viajar, algunos de ellos fueron capturados por la fuerza gravitacional de la Tierra. El hecho es que Bogard y Pratt fueron capaces de analizar esas muestras de gas que estaban en el interior de los vidrios, encontrando que su composición se correlaciona perfectamente bien con la actual composición de gases de la atmósfera del planeta Marte. Esto mismo se ha podido comprobar en cinco meteoritos diferentes.

Otros exámenes también permiten presumir que estos meteoritos provienen de Marte. Tal demuestra el estudio de los isótopos de oxígeno 16, oxígeno 17 y oxígeno 18, que corresponden a la composición proporcional de isótopos que originalmente formaron el planeta Marte, a partir de la nebulosa solar (Creces, Julio1997, pág.2). Todo ello permite concluir que dichos meteoritos efectivamente provienen de Marte.


La discusión sobre el meteorito ALH84001

ALH84001, ha sido la denominación asignada a un meteorito marciano encontrado en las nieves antárticas, en el que supuestamente contendría en su interior restos fósiles que indicarían la existencia de una vida primitiva en ese planeta. Su estudio indica que se trata de una roca de 4.5 mil millones de años de antigüedad. Por diversas tecnologías, se ha podido calcular también que ella se desprendió de Marte y vagó por el espacio durante 16 millones de años, hasta caer finalmente en la Tierra, hace 13 mil años (fig.1). Desde ya es notable que una roca tan antigua se haya mantenido con poca alteración en su residencia en los hielos antárticos.

Ha sido el examen de este meteorito lo que ha permitido afirmar a Everett Gibson y sus colaboradores de NASA, que en su interior existirían restos fósiles, indicadores de una vida primitiva (Scientific American, Diciembre 1997, pág.36). En su interior, los investigadores encontraron estructuras muy pequeñas (380 nanometros de longitud), que asemejan a bacterias fosilizadas, muy parecidas a las que se han encontrado recientemente en las profundidades de la Tierra (fig.2). Según Gibson, diversos análisis químicos, determinación de radioisotopos y estudios de microspía electrónica, le sugieren que efectivamente estos serían restos fósiles de bacterias.

Sin embargo, no todos están de acuerdo con esta interpretación y opinan que estas formaciones en absoluto corresponderían a restos fósiles bacterianos. John Bradley y asociados de la Universidad de Cleveland y de la Universidad de Tennessee, afirman que estos microfósiles son sólo pequeñas promociones que sobresalen de la roca (Science, vol.278, Dic. 1997, pág. 1706), y refutan todas las argumentaciones y pruebas aportadas por Gibson y sus asociados. De la discusión no parece desprenderse nada definitivo, y todo parece indicar que para probar la existencia de vida en Marte, se requerirán nuevas y más contundentes evidencias. Con los nuevos viajes a Marte, a lo mejor aparecen las tan esperadas pruebas.


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