Las neuronas muertas inducen el nacimiento de nuevas neuronas
( Publicado en Revista Creces, Septiembre 2000 )

Hasta hace algunos años el dogma indicaba que las neuronas eran las únicas células del organismo que no podían renovarse. Sin embargo en los últimos años han surgido numerosas evidencias que demuestran que el cerebro puede producir nuevas neuronas, aun en aquellas zonas cerebrales responsables de altas funciones.

Hasta hace muy pocos años se afirmaba que el cerebro nacía con la dotación definitiva de células y que éstas sólo podían morir pero nunca renovarse. Ahora el concepto ha estado cambiando al comprobarse en animales de experimentación (desde pájaros a ratas y primates) que la neurogénesis ocurre normalmente. Con todo, se seguía afirmando que en algunas áreas relacionadas con altas funciones cerebrales (neocorteza), como son las involucradas en la memoria y el aprendizaje, esto no podía ocurrir. Pero nuevos trabajos también han agregado la neocorteza a la lista de regiones cerebrales que también pueden regenerarse (Science. vol 288. Junio 23, 2000. pág. 2111).

En la revista "Nature" de Junio 22 de 2000, el neurocientista Sanjay Magavi y sus colaboradores del Children Hospital de la Universidad de Harvard, reportaron que induciendo la autodestrucción de neuronas ubicadas en la neocorteza de ratas adultas, se gatillaba un proceso de reemplazo de neuronas a partir de células troncales (stem cells). Lo que aún era más interesante, estas neuronas neoformadas migraban a la misma posición y establecían las mismas conexiones que sus predecesoras que habían fallecido. Es decir, el cerebro adulto tenía la capacidad de responder al daño iniciando un proceso de autorreparación. Esto tiene grandes proyecciones futuras, ya que si ocurre también en el cerebro humano, se abren grandes perspectivas para restablecer la memoria en la enfermedad de Alzheimer o para inducir reparaciones de la médula espinal cuando ésta haya sido dañada por algún traumatismo.


Como se realizo el trabajo

Los autores inyectaron en neuronas de la neocorteza del cerebro de ratas adultas, una sustancia química que se activa por la luz, lo que induce la muerte de ellas (apoptosis). Observaron que estas mismas neuronas muertas potenciaban a células precursoras inmaduras, para que se transformaran en células adultas de reemplazo.

Los investigadores siguieron las huellas de estas nuevas neuronas, mediante una sustancia química trazadora llamada 5-bromodeoxyuridina (BrdU). Ella se incorpora dentro del DNA sintetizado por las nuevas neuronas y se traspasa a las derivadas de ellas. De este modo las pudieron seguir en su migración hacia la neocorteza. Observaron que en esa región aparecían las nuevas neuronas en distintas etapas de desarrollo, desde las más primitivas hasta las completamente desarrolladas.

Por otra parte, otros resultados indicaron que las nuevas neuronas no sólo habían migrado, sino que además habían realizado las conexiones necesarias para su funcionalidad. Incluso éstas enviaban sus axones al tálamo del cerebro. Estos hallazgos demostraron que las nuevas neuronas estaban realizando las mismas conexiones que antes tenían las neuronas que habían muerto. Jeffrey Macklis dijo "tuvimos la evidencia que la inducción de la apoptosis gatillaba un programa de desarrollo de expresión génica que ya estaba presente en la rata cuando era embnón".

Para las próximas etapas, los investigadores planean identificar los genes que controlan el desarrollo de las neuronas, lo cual va a tomar algunos años. "Si ello se logra, se podría llegar a diseñar drogas que reactiven el programa en personas que hayan sufrido daño cerebral, induciendo así al cerebro hacia su propia curación", señaló Macklis.


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