El monstruo del lago Nyos
( Publicado en Revista Creces, Diciembre 2001 )

Repentinamente en las profundidades del lago Nyos, en Camerún, se produjo una tremenda explosión con gran desprendimiento de gas, que en cinco minutos mato a 1.700 ribereños. Aun se discute la causa del extraño fenómeno.

En el año 1986, un extraño fenómeno ocurrió en el lago Nyos, un idílico lago de dos kilómetros de largo, ubicado en Camerún, Africa. Repentinamente el lago explotó, como si en su interior hubiera estallado una bomba atómica. Se desprendió una gran cantidad de gas y a consecuencia de ello murieron más de 1700 personas que vivían en sus orillas. Luego las aguas se pusieron de color rojo. Un sobreviviente relata que los vapores de gases golpearon su cara, tirándolo hacia atrás. Le picaban los ojos y la garganta, como si le hubieran tirado ácido. Al respirar los gases perdió el conocimiento. "Alguien me arrastró a mayor altura, donde después desperté". Esto mismo les sucedió a las 1.700 personas, que con menos suerte, fallecieron en menos de cinco minutos.

La explosión tomó a todos por sorpresa, y nadie tenía una explicación de lo sucedido. Más tarde llegaron los científicos y no se demoraron mucho en constatar que las aguas del lago estaban saturadas con CO2, algo que nadie había detectado antes. Todos los síntomas de las víctimas y los sobrevivientes apuntaban a una intoxicación por CO2, un gas inodoro e incoloro, que teóricamente no es tóxico. Al producirse en gran cantidad, y siendo más pesado que el aire, se extendió por la superficie del valle, cubriendo 20 kilómetros de superficie, y de paso mató a personas y animales por asfixia, debido a la falta de oxígeno. Sus aguas se pusieron rojas, porque en ellas se disolvió hierro, que emergió desde el fondo.

Dos años antes, había sucedido lo mismo en el lago Monoun, ubicado a unas pocas horas de distancia, hacia el sud-este del lago Nyos. En aquella ocasión, la explosión mató a 40 personas. Como las víctimas no fueron tantas, el fenómeno no atrajo la atención internacional, como en el caso del lago Nyos.

Hoy, en ambos casos se ha atribuido la explosión de CO2 a actividad volcánica del fondo de esos lagos, que en forma constante hace surgir el gas, diluyéndose en el agua. ¿Pero por qué explotó? Todo induce a pensar que en el lago Nyos, por mucho tiempo, la concentración de CO2 en el agua estuvo en equilibrio, de modo que se producía CO2 en el fondo y éste escapaba por la superficie, difundiendo hacia la atmósfera. ¿Por qué motivo el equilibrio se rompió? ¿Podría esto volver a ocurrir? En todo caso, frente al desastre, la única medida que tomó el gobierno de Camerún, fue evacuar a sus habitantes en un área de 30 kilómetros a la redonda, destruyendo sus viviendas para impedir que se volvieran a instalar allí, ya que podía existir la posibilidad que el fenómeno se volviera a repetir.


¿Por qué estalló?

Los investigadores están tratando de explicarse la dinámica del proceso. Han podido demostrar que el magna del fondo volcánico del lago, libera continuamente como subproductoCO2, el que se diluye en el agua. Pero además de ello, se almacenan en el fondo del lago, bolsones de CO2, que se mantiene allí atrapado. El fenómeno no es raro, ya que se conocen varias áreas volcánicas, cubiertas por agua, que ocasionalmente desprenden burbujas de CO2. En el mismo Camerún, existen pequeñas lagunas en las que se desprenden del suelo emergencias gaseosas, sofocando a pequeños pájaros o sapos. Pero el viento rápidamente las disipa. Ello enfría la superficie del agua, formando corrientes de convección, que hacen circular el agua, con lo que el gas se va liberando lentamente.

En el lago Nyos existe la peculiaridad que el agua no circula, y el gas se mantiene concentrado en capas en el fondo. Es en realidad un capricho de la naturaleza: La superficie tropical del agua nunca llega a ser más fría que la del fondo del lago, de modo que no se produce una corriente de convección. Por otra parte, las montañas que lo rodean constituyen una proyección para los vientos fríos y como además el lago es muy profundo (200 metros), las aguas no se revuelven, manteniéndose así los acúmulos de CO2 en el fondo.

Si el agua llega a un alto nivel de saturación con CO2, o si por alguna razón se calienta más el agua en el fondo, en cualquier momento puede estallar como una bomba, liberando bruscamente una gran cantidad de gas. También las murallas montañosas que bordean el lago, formadas por granito, pueden sufrir quebraduras, cayendo grandes masas al lago, lo que rompería el equilibrio, gatillando también el proceso.

La opinión más aceptada, es que el proceso se habría gatillado por un enfriamiento anormal de la superficie del lago, lo que habría desplazado agua fría al fondo, emergiendo de él, agua más caliente. Ello porque tanto la explosión del lago Nyos, como la del lago Monoun, aunque desplazadas en el tiempo, ocurrieron en la misma época del año (mes de Agosto), que corresponde al tiempo de las lluvias en Camerún.


Que más se puede hacer

Los científicos han estado monitoreando el lago, comprobando que la explosión no liberó todo el gas del agua del lago Nyos. Unos pocos meses después de la explosión, la concentración de CO2 en el agua era de 5 litros de gas disuelto por cada litro de agua. En 1995, se volvió a monitorear, comprobando que éste se había elevado a 7 litros por litro de agua. Hoy ya es 10. Todo hace presumir que la concentración de gas continuará elevándose, y que en los próximos 30 años, se podría volver a gatillar un nuevo proceso.

En 1987 un equipo de científicos propuso desgasificar el lago, extrayéndole el CO2 en forma continua mediante una cañería que llegara al fondo. No todos estaban de acuerdo, ya que pensaban que el proceso no resultaría, o que incluso podía ser muy peligroso, porque podría llegar a ser incontrolable. Más tarde, en 1995, Michel Halbwachs, ingeniero físico de la Universidad de Savoie en Chambery, Francia, arriesgándose, llegó a instalar una tubería, que succionó agua y gas del fondo del lago, todo lo que surgió en un chorro, dejando luego caer el agua, mientras el gas escapaba a la atmósfera. Lo hicieron con el máximo de precauciones, incluso manejándolo a distancia, instalados en los cerros más altos que rodeaban el lago, precaviendo que si explotaba, el CO2 no podría alcanzarlos.

Ahora, al haber tenido éxito en extraer agua con gas desde el fondo, ha iniciado un proceso más definitivo, instalando una nueva cañería, pero esta vez en el medio del lago (New Scientist, Marzo 24, pág. 36, 2001). La cañería de 14 centímetros de ancho, está hecha de polietileno y es de la misma densidad del agua, lo que hace fácil sumergirla hasta 200 metros de profundidad. Para maniobrar, construyeron una plataforma flotante en el centro del lago. Cuando ya la cañería llegó al fondo, inyectaron aire en su interior, desplazando así el agua. Cuando estuvo todo listo, Halbwachs apretó el botón, y a los pocos segundos emergió un chorro continuo de agua y gas, que se elevó a una altura de 45 metros.

Ahora la tubería lanza cada segundo, 60 litros de agua y 600 litros de CO2. Según los cálculos, si el sistema llega a funcionar todo el año, se podrían extraer 20 millones de metros cúbicos de gas. Los técnicos piensan que esa cantidad es la que aproximadamente se está produciendo en el fondo del lago en igual período de tiempo, por lo que se debería mantener el equilibrio, con una concentración estable de CO2 en el agua. Sin embargo los investigadores piensan que ello no es suficiente. Por eso ha planificado que para el próximo año instalarán otras cuatro tuberías.

Los científicos y sus ayudantes nativos están muy contentos, pero no pueden dejar de estar asustados, sobre todo cuando están en la balsa instalada en el centro del lago. Siempre están temiendo que un error haga repentinamente explotar todo el sistema.


Existen opiniones divergentes

Francois Le Guern, un volcanólogo del Centro Nacional para Investigación en Gilfsur-Yvette, tiene una explicación diferente. Está convencido que la explosión corresponde a una erupción volcánica, que no tiene nada que ver con la concentración de CO2 de las aguas del lago. "Desgasificar el lago no tiene ningún sentido, ya que el gas que sofocó a la gente, viene de las profundidades", dice Le Guern. El visitó el lago Nyos, inmediatamente después de la explosión del año 1986, y afirma que observó que alrededor del lago, salía del suelo CO2 y agua, como también desde el agua del lago, lo que lo hizo pensar que el origen no era precisamente el lago. Estimó que en aquella ocasión, flotaron en el valle, por lo menos 0.5 kilómetros cúbicos de gas, una cantidad que no pudo ser liberada sólo por el lago. "No es predecible qué puede suceder más adelante, pero evidentemente es peligroso", anota Le Guern. Le preocupa que toda la parafernalia de desgasificar el lago puede llevar a los locales a una falsa sensación de seguridad y éstos vuelvan al lugar y usar de nuevo la tierra para sus cultivos, lo que por lo demás ya está sucediendo.


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