Nuestras diferencias con el chimpancé
( Publicado en Revista Creces, Julio 2002 )

La gran diferencia que tenemos con el chimpancé podría no residir en el cerebro, sino en los espermios. Pequeños cambios en estas células, podrían explicar cómo la especie humana evolucionó en forma tan diferente en relación con los grandes monos. (New Scientist, Marzo 2, 2002, pág. 16).

Dentro del espermio, el DNA está empaquetado por medio de proteínas, denominadas "protaminas", las que permiten condensar los cromosomas en un pequeño espacio. Hasta ahora estas proteínas no habían sido consideradas como importantes para el desarrollo humano, ya que su influencia parecía detenerse a poco de producida la fertilización. Pero recientemente, Caro-Beth Steward de la Universidad de Albany en Nueva York, ha comprobado que estas proteínas evolucionaron muy rápidamente en el tiempo en que la especie humana se separaba evolutivamente de otros animales como gorilas y chimpancés. Según el autor, esto indicaría que ellas habrían desempeñado un importante rol en el desarrollo humano.

Son varios los grupos de investigadores que tratan de explicarse por qué somos tan diferentes a los chimpancés, mientras que compartimos con ellos el 98.5% de los genes. ¿Cómo ese 1.5% de DNA diferente puede explicar el gran salto entre chimpancé y especie humana?. Uno de los que han tratado de responder a esta pregunta, es Steward y sus colaboradores. Ellos han estado tratando de individualizar qué genes han cambiado dramáticamente en el proceso evolutivo, desde el momento en que la especie humana se separó de los grandes simios, hace 5 millones de años. Es así como encontró un grupo de genes que han evolucionado notablemente: protamina 1, protamina 2, protamina 3 e histona H1t. Estos genes codifican proteínas que sólo comparten el 84% de los aminoácidos de las correspondientes proteínas del chimpancé, lo que es una gran diferencia.

En la mayor parte de los otros primates, las protaminas no han cambiado durante todo este tiempo. Estos cambios cruciales en la especie humana pueden haber alterado el cómo las proteínas se unen al DNA. Steward piensa que estando ellas presentes y activas en el momento de la fertilización, cuando el material genético del embrión comienza a programarse, sus modificaciones en ese momento, pueden traer consecuencias en todo el desarrollo posterior del embrión.

Por otra parte, también Steward señala que investigaciones recientes demuestran que los genes de protaminas continúan activos durante las etapas del desarrollo del cerebro fetal.



0 Respuestas

Deje una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados.*

Buscar



Recibe los artículos en tu correo.

Le enviaremos las últimas noticias directamente en su bandeja de entrada