Las patentes y los genes
( Publicado en Revista Creces, Septiembre 2002 )

El haber logrado la secuenciación del genoma humano, ha significado un gran hito en la historia de la medicina. Se ha podido establecer el orden de los 3.2 mil millones de bases del DNA, donde están contenidos los genes de la especie humana. El esfuerzo y el costo ha sido enorme, sin embargo ello es sólo el comienzo de un largo camino que nos debe llevar a descifrar la función de los genes y la regulación de los complejos procesos bioquímicos que ocurren en el interior de las células. Queda por dilucidar cuáles son los genes que contiene este genoma, qué función desempeña cada uno de ellos y cómo interactúan entre sí para que la vida sea posible. Cuando ello se logre, podremos conocer el mecanismo íntimo de todas las enfermedades y sus relaciones con el medio ambiente. El futuro nos depara grandes posibilidades para llegar a controlar las enfermedades, prevenir su ocurrencia y desarrollar fármacos que permitan curarlas. Pero ello no va a ser fácil, ya que se requerirá de muchos años de complejas investigaciones y de aún mayores inversiones económicas. Pero al menos ya podemos visualizar la luz al final del túnel.

En la actualidad son las grandes empresas farmacéuticas y biotecnológicas las que están realizando estas investigaciones e invirtiendo los recursos económicos necesarios. Como contrapartida, durante un determinado periodo de tiempo, a ellas se les otorgan patentes que les permiten comercializar en forma monopólica los productos derivados de la investigación resarciéndose así de los costos invertidos.

Algunos objetan que los genes que contiene el genoma humano puedan ser patentables. Argumentan que describir un gene no es un descubrimiento, ya que ellos han existido siempre en la naturaleza. Es cierto desde un punto de vista filosófico, pero si no se da el trabajo de ubicarlos, éstos persistirán allí sin que signifiquen ningún beneficio para la humanidad. Es por esta razón que la Oficina de Patentes de Estados Unidos (US Patent and Trademark Office) acepta que se patente un gene, beneficiándose el que lo haga mediante la protección de su uso y lo que de ello se derive, como por ejemplo, un proceso de diagnóstico o una droga útil para el tratamiento de alguna enfermedad.

El problema está en que, en ocasiones, las patentes que se otorgan son demasiado amplias. El derecho adquirido no sólo cubre al gene propiamente tal, sino también a la proteína que éste codifica, e incluso al probable modo de acción de ella. De este modo, la empresa que posee la patente tiene el monopolio y el derecho a impedir que cualquier otro pueda investigar sobre ese gene específico, la proteína que codifica o sobre el mecanismo de acción. Es decir, la patente pasa a ser un obstáculo para que otros continúen en el progreso de esa investigación.

En otras ocasiones la propiedad del gene pasa a ser abusiva. Un ejemplo ha sido la patente que se otorgó a la empresa "Myriad Genetic", del Salt Lake City en Utah, para los genes denominados BRCA1 y BRCA2. Las mujeres que tengan estos genes con esas características, tienen una elevada propensión a desarrollar un cáncer del pecho o un cáncer del ovario respectivamente. La empresa desarrolló un test diagnóstico que permite identificar la estructura de estos genes y son muchas las mujeres preocupadas por saber si tienen esta estructura o no. Lo lógico sería que los laboratorios clínicos que realicen este examen, paguen un cierto porcentaje a la empresa que posee la patente. Pero el problema está en que Myriad Genetic, no permite que ningún laboratorio realice este examen, ni tampoco permite que otras empresas desarrollen otros tests. Todas las muestras tienen que ser enviadas a ellos desde cualquier parte del mundo y por ello cobran aproximadamente 2.700 dólares, lo que para muchos es un costo prohibitivo.

Preocupa que este tipo de conducta parece estar comenzando a generalizarse. Es así como la empresa "Athenas" ha obtenido patentes para métodos diagnósticos de algunas enfermedades neurológicas, como es el caso de la enfermedad de "Alzheimer de comienzo precoz", y tampoco permite que otros laboratorios realicen estos exámenes (New Scientist, 13 de Julio del 2002, Pág. 29).

Estos excesos monopólicos han provocado una gran reacción en diferentes países ya que las esperanzas que el progreso del conocimiento beneficie a la humanidad entera, se transforman sólo en un beneficio para una determinada empresa. Los avances del conocimiento son siempre el resultado del esfuerzo de muchas personas y por mucho tiempo. Pero ahora está resultando que el que pone la guinda en la punta de la torta es el que se lleva todo el beneficio, en desmedro de los demás. De alguna manera debiera limitarse este tipo de conductas.


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