Continúa la disputa de los alimentos transgénicos
( Publicado en Revista Creces, (A) Diciembre 2003 )

Mientras 250 millones de personas en el mundo, especialmente en estados unidos, han estado consumiendo alimentos transgenicos durante los últimos 7 años, en Europa continua la discusión sobre los posibles riesgos para las personas o para el medio ambiente.

Frente al uso de las nuevas tecnologías de semillas transgénicas en la agricultura ha habido dos posiciones diametralmente opuestas. Por una parte Estados Unidos las promueve y las utiliza ampliamente desde hace más de 10 años. Mientras por otra, los países de la Comunidad Económica Europea se muestran reticentes o contrarios a ellas (Beneficios Ligados a los Cultivos Transgénicos). En vista de esta disparidad de opinión, el gobierno de Inglaterra decretó una moratoria y nombró un comité de expertos y ecologistas, que debían revisar todo lo publicado, para terminar emitiendo una recomendación. En Julio del año 2003 se entregó el esperado informe en que analizaba el potencial daño que las plantas transgénicas podían producir en las personas o en el ambiente. Este se esperaba con grandes expectativas, tanto por los detractores, como por los entusiastas promotores. Sin embargo en él no se llega a ninguna conclusión definitiva, y el mensaje que transmite es que ni los opositores ni los sostenedores, aportan argumentos definitivos. Por el contrario, sostiene que las tecnologías de ingeniería genética deberían ser evaluadas en cada caso por sus méritos, basándose tanto en los datos proporcionados por la investigación, como también por el análisis de costo-beneficio.

Para llegar a estas conclusiones un tanto ambiguas, se reunió un panel constituido tanto por defensores como oponentes a los alimentos transgénicos, los que se dieron el trabajo de revisar más de 600 publicaciones científicas relacionadas con el tema. Por lo menos concluyen que hasta ahora las plantas transgénicas logradas y probadas, no han inflingido ningún daño significativo a la salud de las personas (Science, Julio 2003, pág. 447), mientras que un detallado análisis económico demostraba que producían beneficios tanto al consumidor, como también para el productor.

Sin embargo, en el mismo informe no se descartan posibles riesgos que podrían hacerse evidentes a futuro y enfatizan por lo menos tres áreas que les preocupan: a.- si los alimentos transgénicos pueden o no provocar alergias, b.-si las semillas transgénicas podrían o no impactar en la ecología y la biodiversidad de suelo y c.- si los genes transferidos podrían o no extenderse al medio ambiente.

David King, Director científico del gobierno de Inglaterra y Chairman del comité de 24 personas que preparó el informe, al hacer entrega de él, invitó a que las organizaciones y las personas comentaran su contenido. Hacía también hincapié que a este primer informe se debería agregar un segundo, con los resultados de las experiencias realizadas en terreno durante cuatro años, tendientes a evaluar el impacto que las semillas transgénicas podrían tener sobre la biodiversidad del suelo.

Si esta primera parte del informe no dejó satisfechos ni a opositores ni detractores, tampoco parece serle útil al propio gobierno de Inglaterra, ya que no le ayuda para tomar una decisión acerca de permitir o rechazar el cultivo de las semillas transgénicas en el país. Si decide aceptarlas, tendría en contra a los verdes, pero a su vez tendría la ventaja de poder comerciar libremente con Estados Unidos, donde las semillas transgénicas han sido ampliamente aceptadas. Esta decisión implicaría también que el resto de los países europeos se sentirían inclinados a comerciar libremente con Estados Unidos. Si su decisión es rechazar las semillas transgénicas, contaría con el aplauso de los verdes, pero también significa el inicio de una verdadera guerra comercial con Estados Unidos.


Informe de los ensayos en terreno

A este primer informe, ahora se entrega el segundo (octubre del 2003), en el que se dan los resultados de las experiencias que se han estado realizando en terreno con semillas transgénicas. Las experiencias se iniciaron en el año 1999, y tenían por objeto ver en qué medida tres semillas modificadas genéticamente (remolacha, maíz y raps) podían impactar en cientos de plantas y especies de insectos en la campiña inglesa. Los que estaban a favor de las semillas transgénicas, esperaban que los resultados demostraran que estas tuviesen el mismo impacto que las semillas tradicionales, sembradas con los métodos convencionales. Pero los resultados no fueron así. Las semillas de remolacha y raps modificadas genéticamente, tuvieron efectos más negativos sobre la biodiversidad de insectos y plantas naturales (malezas), en relación con los cultivos convencionales. Sólo el maíz transgénico demostró ser más amigable con el medio ambiente que el cultivo convencional.

Este ensayo de campo ha sido el más extenso realizado hasta ahora. Se inició en el año 1999 con el objetivo de tratar de despejar los temores de los naturalistas de que un gene de un poderoso herbicida, que había sido transferido a las semillas, pudiese impactar la vida natural del suelo agrícola, que ya estaba disminuyendo con el uso de insecticidas de la agricultura moderna.


En que consistió el ensayo

El ensayo en terreno fue diseñado por 19 investigadores de seis centros de investigación existentes en Inglaterra y Escocia. Decidieron comparar tres semillas modificadas genéticamente, por el agregado de un gene que les confería resistencia para un amplio espectro de herbicidas, lo que hace más fácil su cultivo para el agricultor. Las semillas que poseen ese gene, pueden plantarse directamente en el suelo al que se le ha agregado previamente algún herbicida. Con ello se matan las malezas, pero no se dañan las semillas que poseen la resistencia al herbicida. En condiciones normales, los campesinos colocan primero los herbicidas y cuando las semillas comienzan a crecer, repiten la administración de diferentes herbicidas de acuerdo al tipo de malezas que comienza a aparecer. Ello hace el trabajo agrícola más complejo y siempre temen que el herbicida no sólo dañe a las hierbas, sino también a la semilla.

El temor de los ambientalistas, es que estas semillas provistas de genes de herbicidas, puedan producir efectos secundarios sobre los insectos o pájaros que las consuman. Ellos están preocupados, porque según afirman, en los últimos años como consecuencia del uso de agroquímicos de la agricultura intensiva, están disminuyendo los insectos y los pájaros como las alondras, los gorriones y otros.

El ensayo que costó 8 millones de dólares, eligió tres semillas modificadas genéticamente, y se compararon con las respectivas semillas no modificadas. Se eligieron 283 lotes de terrenos diferentes, donde en la mitad de cada uno se sembró con semillas convencionales, con el agregado de herbicidas como se hace normalmente, y la otra mitad con las semillas modificadas genéticamente. Durante el desarrollo de la experiencia, los investigadores recolectaron y examinaron en unos y otros sembrados, 1.000.000 de plantas, 750.000 semillas y 1.5 millones de invertebrados (insectos y otros).

Los resultados muestran que las semillas de raps y remolacha modificadas genéticamente demostraron ser más fáciles de manejar para el agricultor que no tuvo que agregar herbicidas, al mismo tiempo que fue más alta la producción. Sin embargo, se observó una menor biomasa de hierbas, en comparación de los terrenos cultivados con semillas convencionales. Los terrenos sembrados con semillas de remolacha transgénicas, presentaron un 60% de menos semillas de hierbas, mientras que los terrenos sembrados con raps transgénicos presentaron un 80% de menos semillas de hierbas. También en los terrenos sembrados con semillas transgénicas, se encontró un menor número de abejas, mariposas y otros insectos. Según estos resultados, las plantas transgénicas serían menos amigables con el medio ambiente (biodiversidad) que las semillas normales cultivadas con el agregado de herbicidas.

En el caso de las semillas de maíz transgénico, el resultado fue el inverso. Tuvieron un 82% más de malezas que los sembrados con los métodos convencionales.

Aun cuando la experiencia estuvo limitada a tres diferentes tipos de semillas, han surgido las mismas dudas acerca del uso de estas semillas en el campo inglés. "¿Qué es lo que nos interesa en realidad?, ¿Lograr el mejor cultivo del campo, o mantener la biodiversidad?", dice Jeremy Sweet del National Institute of Agricultural Botany en Cambridge. A su vez Estephen Tindale director de Greenpeace afirma que "no existen los tan mentados beneficios de las semillas transgénicas".

"El hecho que las semillas transgénicas resistentes a los herbicidas tengan un efecto más negativo sobre el ambiente, no significa que todas las semillas modificadas genéticamente vayan a tener igual efecto negativo", dice Guy Poppy, ecólogo de la Universidad de Southampton en Inglaterra. De hecho, hay muchos otros tipos de transgenia que mejoran específicamente el rendimiento, o resisten mejor la salinidad del suelo o resisten mejor las sequías u otros factores adversos (Incrementar la Cosecha por Ingeniería Genética). En todo caso, con todos estos resultados, se esperan las decisiones que tendrá que tomar el gobierno inglés antes de fin de año (Science, vol. 302, Octubre 24, 2003).



RESPUESTAS A DUDAS DERIVADAS DEL USO DE SEMILLAS TRANSGÉNICAS

1.- ¿Es peligroso consumir alimentos transgénicos?

Lo que sabemos

1.1.- Es muy poco probable que los alimentos transgénicos sean tóxicos. Desde el punto de vista de sus cualidades nutritivas y carcinogénicas, son similares a las de alimentos convencionales. Lo mismo se concluye para los alimentos transgénicos para animales. Dicho sea de paso, alrededor de 250 millones de personas están consumiendo alimentos transgénicos durante los últimos siete años, y no se ha detectado ningún efecto adverso.

1.2.- Es muy poco probable que el DNA proveniente de alimentos transgénicos sea transferido a bacterias de nuestro intestino. Los científicos están de acuerdo en que esto sería extremadamente raro, ya que no hay ninguna prueba que ocurra esta transferencia horizontal.

1.3.- No se sabe si algún alimento transgénico pudiese provocar alergias, desde el momento que tampoco se sabe qué proteínas de alimentos convencionales la producen, como para poder comparar.

2.- ¿Pueden los alimentos transgénicos afectar el ambiente?

Lo que sabemos

2.1.- Las semillas resistentes a herbicidas no son más invasivas o persistentes que sus contrapartes tradicionales. Con todo, introduciendo genes con características que ayudan a las plantas a manejarse en condiciones de sequía, podría cambiar esto.

2.2.- Los insectos pueden volverse resistentes a los genes implantados contra ellos. Pero también ellos pueden volverse resistentes a los pesticidas utilizados convencionalmente en la agricultura.

2.3.- Las semillas transgénicas de raps y remolacha, a las que se les ha agregado un gene herbicida, afectan la biodiversidad en mayor proporción que los herbicidas de uso convencional en la agricultura. Las semillas transgenicas de maíz, afectan menos la biodiversidad que los herbicidas de uso convencional en la agricultura. Otras semillas no se han estudiado.

2.4.- Los efectos de las semillas transgénicas en la ecología del suelo. La variación normal del tipo y número de bacterias es tan grande, que por el momento es imposible comparar suelos sembrados con granos transgénicos, con relación a los granos convencionales.

3.- ¿Pueden los genes de semillas transgénicas traspasarse a otras plantas, microbios o virus?

Lo que sabemos

3.1.- Los genes si se pasan entre plantas relacionadas, de modo que pueden, por ejemplo, pasar de una semilla de maíz transgénico a otra de maíz no trasgénico, o a una maleza. La mayor parte de los científicos creen que los campos pueden sembrarse y que en esta modalidad sólo el 1% de las plantas de una variedad dada se contaminaría por los nuevos genes.

3.2.- La separación de las semillas no elimina la posibilidad ocasional polinización cruzada. Los genes pueden volar a través de kilómetros de distancia entre variedades de semillas.

3.3.- Es teóricamente posible que el DNA de plantas pueda permanecer en suelo por meses y que pudiese ser tomado por microbios, pero hasta ahora no se ha comprobado que ello suceda. Tampoco hay evidencias que genes derivados de virus en semillas transgénicas, puedan recombinarse con genes en un virus infeccioso. Sin embargo esta posibilidad no se puede descartar.

3.4.- Que la transferencia de genes pueda producir "supermalezas" que devaste el ambiente. Esto depende mucho de estudios de caso a caso de genes individuales que podrían hacerse.



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