Nuevas interrogantes del DNA basura
( Publicado en Revista Creces, Septiembre 2004 )

Sabemos que el 97% del DNA en el genoma humano, no forma parte en la estructura de genes y por lo tanto no codifica para proteínas. En un comienzo al no encontrárseles función, se le denominó genéricamente "DNA basura”. Sin embargo, paulatinamente los especialistas en genoma han ido descubriendo diversas funciones reguladoras de esas secuencias, por lo que se estima que la denominación de "basura" fue precipitada. Pero ahora nuevas investigaciones sugieren que grandes trozos de la secuencia de DNA pueden ser realmente desechables. Marcelo Nobrega, genetista del Lawrence Berkeley National Laboratory en California, observa que en ratas, al eliminar millones de bases de estas secuencias, no parece afectar al animal (Science, vol 304, del 11 de Junio del 2004, pág. 1591).

Hace dos años, Edward Rubin y sus colegas del Departamento de Energía del Instituto Genómico, cerca de Walnut Creek, descubrieron que algunas secuencias de DNA que se encuentra insertas entre los genes, eran comparables con iguales secuencias que se encontraban también en la rata (Science, Mayo 31, 2002, pág. 1601). A ellos les llamó la atención la preservación de estas secuencias en especies que han tenido ancestros comunes, pero que se han separado evolutivamente hace más de ochenta millones de años. Parece muy poco probable que se conserven sin modificaciones durante tan largo período de evolución, si es que no desempeñan ninguna función. Ello hace pensar que necesariamente deben desarrollar alguna función reguladora, ya que de otro modo se habrían eliminado durante el proceso evolutivo.

El caso es que Nobrega ha analizado 15 secuencias comparables entre ratas y humanos, y sólo en una de ellas demuestra que existe una función reguladora. El resto parece no servir para nada. En su experimento decidieron borrar en ratas dos de esas regiones utilizando la técnica de "knocked out". Una con aproximadamente 2 millones de bases y la otra con 1 millón de bases. Después de insertar este genoma alterado en células embrionarias de ratas, buscaron anormalidades en sus descendientes, pero no las detectaron. "Al comparar con ratas normales, no encontramos ninguna diferencia en las sobrevivientes", señaló Nobrega.

"No lo puede creer", afirmó Arend Sidow de Stanford University. "Estas secuencias deben tener alguna función que no se han hecho evidentes en el test desarrollado por Nobrega”. No es posible pensar que las células sean tan tontas de replicar secuencias inútiles, cada vez que se dividen. Ello no tiene lógica


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