Cassini visita la luna Enceladus y llaman la atención sus muchas peculiaridades
( Creces, 2006 )

El primero de Junio del 2004, la Nave Cassini llegó a las proximidades del planeta Saturno y allí encendió sus cohetes para ubicarse en una órbita que deberá mantener durante 4 años. Su objetivo es de analizar al planeta gigante, sus hermosos anillos y tratar de entender mejor la formación de sus lunas. Saturno es una familia compuesta de 35 lunas, cada una de las cuales ya tiene nombre, más una plétora de pequeños objetos escondidos en los anillos que lo circundan. Lo que asombra es la variedad de sus lunas. Algunas están hechas de pura roca; otras están rodeadas por un grueso hielo. Otras presentan una superficie "picada de viruela", con cráteres de miles de millones de años. El programa de Cassini, durante este año, incluye más de 20 encuentros con las lunas de Saturno, incluyendo muestras de esos diversos mundos.

(La Nave Cassini arribó a Saturno)


Una de las lunas más curiosas de Saturno es Enceladus. Es la sexta de mayor tamaño, con un diámetro de 504 kilómetros (aproximadamente el tamaño de España). Enceladus cabalga en medio del anillo E de Saturno, que es un anillo azul ancho y difuso, constituido por finas partículas. Ya que el anillo carece de trozos más grandes, como es característico de los satélites que se han ido fragmentado, los astrónomos sospechan que las partículas pequeñas que constituyen el anillo E, han emanado del mismo Enceladus.

Informaciones anteriores basadas en datos provenientes de la nave Voyager, revelaban que la superficie de Enceladus estaba constituida por hielos y complejidades. Antiguos cráteres del terreno se llenaban con resurgimientos de hielo suave. Por ello los astrónomos esperaban comprobar signos de actividad geológica reciente, con una actividad volcánica bajo el hielo. Como ellos esperaban, su sospecha se confirmó. Durante tres vuelos, en Marzo, Abril y Julio del 2005, Cassini enfocó sus instrumentos hacia Enceladus. En los primeros dos, la nave descendió a 1000 y 500 kilómetros sobre el ecuador de la luna. Desde allí las cámaras pudieron detectar líneas sobresalientes de cumbres de montaña y hielos quebrados en el plano con material orgánico de color verde oscuro (fig. 1). El magnetómetro detecto en el polo sur signos de salida de iones desde la atmósfera de Enceladus. En otro vuelo del 14 de Julio del 2005, la nave se las arregló para acercarse a la surgencia de gas, a una altura de 168 kilómetros sobre el polo sur.

El vuelo demostró que el polo sur de Enceladus todavía está activo y que esta resurgiendo por críovolcanismo y caída de nieva fresca. La fuerza de empuje ha doblado y englobado la superficie de hielo, produciendo grandes borde y fracturas. A la longitud de onda infrarroja el polo sur brilla (fig. 2). Bajo la superficie hay una fuente de calor que da a la superficie una imagen como de "piel de tigre". Un set de líneas paralelas se ha teñido con material oscuro orgánico. De estas surgencias calientes surgen al espacio vapor de agua, hielo y polvo, como si se tratara de un geiser. Se expulsan iones a la atmósfera y alcanzan más afuera a la magnetosfera de Saturno y al anillo E. El ritmo al cual el agua se expele es suficiente para llenar no sólo el anillo E, sino también oxígeno a todo el sistema saturniano.

Pero aún falta mucho por saber. El hallazgo de una geología activa en una luna tan pequeña, ha sorprendido a todos. Tritón, luna de Neptuno como lo de Júpiter tiene respectivamente volcanes de hielo y azufre, pero ellas son cuerpos mucho más grandes. Europa ha experimentado movimiento de placas tectónicas, pero no se ha visto actividad en ellas. La pequeña Enceladus produce emanaciones lo suficientemente grandes como para afectar a todo el sistema de Saturno. El origen del calor interno de Enceladus es aún un verdadero puzzle. Para producir las emanaciones se necesita agua para que hierva o se sublime. El amonio puede actuar como anticongelante, pero ello no se detectó por la nave Cassini. ¿Hay acaso agua líquida bajo la superficie, se encuentra también amonio? Necesitamos futuras misiones para llegar a conocer mejor esta enigmática luna. Por ahora Enceladus está ya incorporada al mapa astral (Science, Marzo 10, 2006, pág 1391 y Science Marzo, 2006, pág. 1388).


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