Se sabe que los radicales libres corroen todo lo que les está cerca y debido a ello se les culpa de ser causantes de las más diversas enfermedades. Directa o indirectamente, se les atribuye un rol en el cáncer del pulmón, como también en las enfermedades degenerativas, la ateroesclerosis, las enfermedades vasculares cardíacas y cerebrales, la diabetes, el Alzheimer, el Parkinson, el envejecimiento, las cataratas, las enfermedades por auto inmunidad (artritis y otras), y los cánceres de todo tipo.(El Alzheimer y los antioxidantes), (El proceso del envejecimiento). Se dice que actúan silenciosamente, dañando a diversas moléculas a lo largo de la vida, sean proteínas, hidratos de carbono, grasas y sobre todo las estructuras del DNA. Es así como van destruyendo paulatinamente los tejidos sometiéndolos a lo que se ha denominado un continuo estrés oxidativo.


Qué son los radicales libres

Consideremos una molécula hipotética, consistente en un átomo A y un átomo B, expresado como A:B. Los dos puntos indican dos uniones químicas entre ellos, que consisten en un par de electrones que comparten ambos átomos. Bajo determinadas condiciones extremas estas uniones pueden romperse produciendo dos "radicales libres", quedando separadas las moléculas A y B. De este modo cada molécula queda con un electrón no pareado. "Cuando un radical se desprende de la molécula, llega a ser libre y de allí su nombre". En estas circunstancias son muy inestables, permaneciendo libres por espacios tan cortos como una millonésima de segundo, apareándose inmediatamente para volver a compartir el electrón con otros átomos o moléculas, produciendo lo que se ha llamado en la jerga química, una oxidación. (Los radicales libres: los manipuladores de la química).

Estos radicales libres se están produciendo constantemente en casi todas las reacciones biológicas, especialmente en aquellas en que interviene el oxigeno. Son peligrosos precisamente por esta capacidad oxidativa. Aproximadamente el 1% del oxigeno que el organismo esta consumiendo llega a formar estas partículas muy reactivas. No parece que fuera mucho, pero como estamos respirando constantemente, durante un año el organismo llega a producir 1.7 kilos de especies de oxígenos reactivos (ROS), o radicales libres los que van dañando los tejidos.

Nuestras células se defienden y es por ello que poseen numerosos mecanismos destinados a neutralizar estos ROS. En su defensa actúan muchas enzimas que constantemente van destruyendo los radicales libres en la medida que se van produciendo. En las reacciones intervienen diversos compuestos químicos, como el glutatión reducido, la ceruloplasmina (proteína transportadora de cobre), la ferritina (proteína transportadora de hierro), el ácido úrico, además de las vitaminas E, C y el beta caroteno, que están contenidas en los alimentos.


Donde entra la nutrición

Ya desde hace tiempo los especialistas en nutrición habían notado que las personas que ingerían una dieta rica en vegetales y frutas tenían menos enfermedades del corazón, menos ataques cerebrales, diabetes y menor frecuencia de algunos tipos de cáncer, precisamente las mismas enfermedades que se estimaban producidas por el daño inferido por los radicales libres. Luego se demostró en el laboratorio que las frutas y los vegetales contenían substancias antioxidantes y de allí nació la hipótesis: una dieta que contenga antioxidantes puede mantener a raya las enfermedades degenerativas y la vejez. De este modo, se llegó a asumir que los antioxidantes eran protectores y que sería conveniente ingerirlos no sólo con los alimentos, sino también en forma continua y concentrada en pastillas. Con ello se podría disminuir el daño oxidativo.

Hay una buena razón para que las plantas verdes contengan en sus células una buena cantidad de substancias antioxidantes, ya que ellas también son vulnerables al estrés oxidativo. Por el proceso de fotosíntesis están constantemente produciendo oxígeno puro, lo que por su propia protección, necesitan producir constantemente una buena cantidad de antioxidantes. Unas producen más antioxidantes y otras menos (ver tabla). En general se les llama con el nombre genérico de flabonoides.


Cómo funcionan

En el laboratorio, se puede confirmar claramente la eficiencia de estos antioxidantes. Al agregarlos en el tubo de ensayo son capaces de neutralizar completamente la acción de los oxidantes (radicales libres). Pero ha sido más difícil demostrar que tengan igual efecto cuando se administran por vía oral con el objeto de prevenir o curar enfermedades degenerativas, cuya causa se atribuye a daños producidos por radicales libres. Han sido varias las investigaciones destinadas a comprobar su acción preventiva. Los ensayos se han realizado con miles de personas, logrando demostrar en ocasiones que realmente previenen enfermedades, pero en otras, los resultados son más discutibles. Tal ha sido el caso de la administración de beta caroteno y su efecto preventivo sobre el cáncer del pulmón (New Scientist, Agosto 5, 2006, pág. 40). (El beta caroteno en la lucha contra el cáncer) Mejores resultados se han descrito con la Vitamina E, ensayada en miles de personas durante años de observación, comprobando una disminución de eventos cardíacos (New England J. of Med., vol. 329, pag. 1444), mientras en otros esto no ha sido tan claro (New England J. of Med., vol. 328, pag. 1450). También se han observado resultados discordantes con la administración de vitamina C (Women Health Studies).

El daño que producen los radicales libres es acumulativo en función del tiempo y no se puede esperar que los antioxidantes lo reviertan en un periodo corto de tiempo. Probablemente los antioxidantes pueden ser beneficiosos si se ingieren antes que se produzca el daño, en forma preventiva, lo que también es difícil demostrar por ser un proceso destructivo que se va produciendo en forma continua a lo largo de la vida. Para ello se requiere fe y tomarlos en forma continua y por largos períodos de tiempo, y compararlo simultáneamente con lo que les sucede a los grupos controles que no los toman y que están en igualdad de condiciones, todo lo cual es difícil y muy caro.(Mitos y realidades de los antioxidantes)

Lo que sí parece cierto es que las dietas ricas en frutas y vegetales son muy beneficiosas, pero como dice Paul Coates del National Institute of Health (USA), no está claro que su efecto beneficioso sea debido precisamente a los antioxidantes. Sin embargo, muchos están convencidos que las personas que consumen dietas ricas en antioxidantes tienen menos riesgos de sufrir ataques cardíacos, diabetes o cáncer.


Las fibras de los vegetales

Los antioxidantes que se administran como suplementos alimenticios, al llegar al estómago pierden su acción, dado el ambiente fuertemente ácido que los debe digerir muy rápidamente. Pero es posible que los antioxidantes de las frutas y vegetales, al estar unidos a material fibroso duro les permita mantenerse sin que se destruyan en el estómago o en el colon. Pero tal vez en el mismo lumen intestinal podrían neutralizar los radicales libres que continuamente se están generando a partir de los alimentos, los que también sería muy útil para la salud.

En resumen, como una medida sensata es aconsejable consumir alimentos ricos en antioxidantes, beber vino tinto con moderación, tomar té verde, y consumir abundantes frutas y vegetales. Si se desea, como una medida precautoria, también sería aconsejable agregar suplementos antioxidantes, pero no en grandes dosis ya que en algunos casos se ha demostrado peligroso.