Energía eólica: turbinas cada vez más grandes
( Creces, 2009 )

El Centro para Energía Renovable de Inglaterra, cerca de Newcastle, está ensayando la mayor turbina eólica que se conoce, diseñada para generar 10 megawatts de electricidad. Por otra parte, la Unión Europea, ya está investigando instalar turbinas capaces de producir 20 megawatts, para lo que tendría astas de 130 metros. Cada día los tamaños son mayores. En teoría, pueden crecer mucho, pero razones económicas y limitaciones prácticas en su construcción e instalación, parecen estar llegando al máximo.

No sorprende el esfuerzo, el tiempo y el dinero que se está gastando en desarrollar la energía eólica, si se considera que la velocidad del viento en diferentes partes del mundo podría potencialmente generar 106 millones de gigawatts-horas por año. Ellos es cinco veces la cantidad de electricidad que se genera globalmente hoy en día. Estudios recientes señalan que el costo de generar energía del viento ya es comparable con el costo de la energía nuclear, o el de la energía de turbinas a gas natural.

Progresivamente se ha estado incrementando la longitud de las astas, especialmente de las que se están instalando fuera de la costa (figura). Entre los años 2006 y 2007, la capacidad global de producción de energía eólica se ha incrementado en un 25%, mientras que en igual período, la generación de todas las otras fuentes de electricidad en conjunto, han incrementado en un 30%.

Todo parece indicar que el crecimiento explosivo de la energía eólica continuará en el futuro inmediato. El Global Wind Energy Council en Bruselas, ha predicho que su mercado crecerá sobre un 150%, de modo que en el año 2012 la energía eólica estará produciendo más de 500 mil gigawatts-hora de electricidad al año, elevando su participación en el total de la energía producida, de un 1% en el año 2007, a un 3% en el 2012.


Avances tecnológicos

Walt Musial, experto en energía renovable, del National Renewable Laboratory, en Goleen, Colorado, compara el estado tecnológico de la utilización de energía del viento, con lo que fue la industria automovilística en el año 1940. En el futuro la tecnología tiene mucho que mejorar, dice Musial. Las turbinas tienen que ser más eficientes, más confiables y más poderosas.

Claro que las mejorías significan también un mayor costo. Así por ejemplo, usando fibra de vidrio para disponer de astas más livianas, van a tener que competir en esta materia prima, con la industria de los aviones y el precio va a subir. Al incrementar la longitud de las astas, habrá que reforzar los ejes y equilibrar el torque y el peso de las astas.

Martin Kühn y sus colaboradores de la Universidad de Stuttgard en Alemania, ha sugerido que en el mar, a profundidades entre 30 y 50 metros, las turbinas se apoyen en un trípode. Para profundidades mayores de 50 metros, sugieren turbinas flotantes sobre plataformas, ancladas al fondo marino.

Harald Bersee, ingeniero aeroespacial, de Delft University of Thecnology, en Holanda, ha estado investigando "astas inteligentes". Pensando en los rotores de helicópteros, se imagina una serie de sensores, que cambie la inclinación de ellas, de acuerdo a la velocidad del viento.

Otros más imaginativos, piensan en llegar a utilizar el viento en las grandes altitudes, donde esta es más alta. Se imaginan volantines atados a tierra. Sin duda que en el futuro vendrán muchos progresos, como también los habrá en la utilización de otras fuentes de energía renovable.


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