Energía solar para las necesidades de electricidad
( Creces, 2011 )

Frente a la amenaza del cambio climático debido al excesivo consumo de energía fósil, el aprovechamiento de la energía solar podría ser la solución. Pero la idea tiene detractores, como también entusiastas partidarios. Sin embargo, ahora se ve como más posible.

Para captar la energía solar existen las llamadas celdas fotovoltaicas, que desgraciadamente son de alto costo y de baja eficiencia. Más aún, en regiones de climas templados o de cielos nublados, para llegar a satisfacer la necesidad energética se necesita llegar a cubrir con ellas enormes superficies de terreno, lo que las hace muy poco factibles.

Pero para otros, estas críticas podrían resolverse, dados los avances tecnológicos ya logrados. Actualmente las celdas convencionales se construyen en cajas planas que contienen una sola capa de un semiconductor absorbente. Con ello se consigue un escuálido 10% de conversión de irradiación solar a energía eléctrica. Pero ya se ha logrado construir celdas delgadas, flexibles y versátiles, que no son de un solo plano, sino de una superficie tridimensional, construida a una “nano escala”, que permite maximizar la cantidad de luz absorbida (Nano Research, vol.2, p. 829, 2010).

No están construidas en un solo plano que absorbe la luz solar, sino en un film que permite una arquitectura tridimensional, con lo que se maximiza la cantidad de luz solar absorbida. Se trata de un verdadero bosque de nano árboles, en la que la luz queda atrapada rebotando entre los troncos, con lo que se incrementa notablemente la absorción luminosa (ver figura).

Pero no basta la absorción: la luz tiene que convertirse en trasportadores cargados como los electrones, para así extraerlos de la maraña y con ellos alimentar la grilla. Es aquí donde la estructura de los nano alambres son cruciales. Cualquier imperfección forma “baches” en los que caen los electrones entorpeciendo sus movimientos con lo que finalmente disminuye la eficiencia. El Silicon de las células normales, es particularmente propenso a imperfecciones. Para la solución de estos problemas se está buscando y ensayando nuevos materiales. En ello están trabajando varios grupos de investigadores. (Harry Atwanter et al. Nature Materials vol.9, p 239, 2010. John Rogers, Nature Materials, vol 7, p.907, 2010 y Nature Materials, vol 9, p 205, 2010).

Se requieren nuevos materiales

Desde el momento en que se demostró por primera vez una celda fotovoltaica, en el año 1954, paulatinamente se ha ido incrementando su eficiencia por el uso de diferentes materiales que se han ido utilizando. Sin embargo, inevitablemente esta estrategia que ha ido mejorando la eficiencia, al mismo tiempo ha ido incrementando los costos. A menudo los nuevos materiales han ido conteniendo elementos escasos, como el tellurium, indium, y selenium. Por esta razón, cualquier nueva tecnología que reduzca la cantidad de material utilizado para captar el poder del sol, es obviamente bien recibido. Al bajar los costos hace que la tecnología sea más accesible a las economías en desarrollo, muchas de las cuales tienen abundante luz solar, pero escaso dinero.

Son bienvenidas estas nuevas tecnología que se comienzan a implementar en aplicaciones reales. Afortunadamente las combinaciones que consideran tanto los costos, como la eficiencia y la flexibilidad, están siendo las características de las nuevas generaciones de celdas solares, que de continuar prosperando podrían silenciar a los críticos.


Ver artículo titulado: Soft Cell. New Scientist, 10 abril, p32, 2010



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