Monte Verde, sitio del hombre temprano en Chile centro-sur
( Publicado en Revista Creces, Octubre 1983 )

Cerca de Puerto Montt se encontraron restos de mastodontes, arquitectura primitiva, fogones, herramientas líticas y una pisada de niño que correspondería a un hábitat de hace 14 mil años, el mas viejo en su genero descubierto en chile.

Las evidencias hasta ahora conocidas de la presencia humana en Chile se remontan a los 11 mil años, aproximadamente. Los trabajos de científicos de la Universidad de Chile en Cuchipuy y Tagua Tagua, de la Universidad del Norte y el Museo de La Serena en Quereo, Junto a los Vilos, y los que damos cuenta en este trabajo en las cercanías de Puerto Montt, configuran tres importantes aspectos de la vida del Hombre temprano en la geografía central sur de Chile. A estos trabajos hay que agregar los realizados en el extremo austral por Junius Bird, cuyo aporte a la arqueología chilena merece el reconocimiento de todos los estudios de estos temas.

Durante los veranos de los años 1977, 1978, 1979, 1981 y 1983, realizamos excavaciones arqueológicas en Monte Verde (Puerto Montt), un sitio donde vivió el Hombre temprano y que se ubica en una zona del bosque húmedo subantártico. Las investigaciones en el sitio revelan una asociación directa de una tecnología pre-punta de proyectil, con una bien preservada industria sobre madero y restos óseos de por lo menos seis mastodontes, además de restos de la base de estructuras arquitectónicas. Los fechados radiocarbónicos indican un solo episodio cultural que tuvo lugar entre 13 mil y 14 mil años atrás.

Las investigaciones en Monte Verde han sido financiadas y auspiciadas por la Universidad Austral de Chile, UACH; Universidad de Kentucky, National Geographic Society y National Science Foundation, de los Estados Unidos.


Objetivos

El propósito básico de la investigación fue realizar un estudio multidisciplinario de la historia cultural del Hombre temprano en el sector sur del continente sudamericano.

Los problemas indagados incluyen la cronología del evento cultural; la reconstrucción del paleoambiente local (particularmente la geomorfología en el tiempo de la ocupación), el nivel de la tecnología, el tipo de economía del Hombre temprano en Monte Verde, y finalmente la naturaleza de la expansión y adaptación al ambiente boscoso de Chile centro-sur.

Los resultados proveerán eventualmente una base para estudios comparativos de eventos de adaptación similares o disímiles en otros contextos ambientales del nuevo mundo.


En terreno

Con las excavaciones de 1977 y 1978 se definió una primera aproximación a la naturaleza de los depósitos geológicos y se registró la asociación directa entre piedras modificadas, artefactos de madera y restos óseos de mastodonte. En total fueron recuperados del sitio 181 artefactos de piedra, 85 piezas de madera trabajadas y 117 piezas óseas.

En 1979 el equipo se amplió al participar estudiantes de los programas de Antropología de la UACH y de la Universidad de Chile. Se incorporó también el Prof. Mario Pino, geólogo de la UACH, con el fin de llevar a cabo investigaciones detalladas de la geología y geomorfología local. Los materiales óseos correspondientes a grandes animales han sido analizados por el Dr. Rodolfo Casamiquela. El análisis morfoestructural y la clasificación de las piezas de madera las ha efectuado el Dr. Juan Eduardo Díaz-Vaz, del Instituto de Tecnología de Productos Forestales de la UACH. El Dr. Carlos Ramírez, del Instituto de Botánica del mismo plantel, clasificó los restos vegetales extraídos del sitio. Los análisis paleoclimáticos basados en escarabajos fósiles están siendo llevados a cabo por los Drs. Alan Ashwoth y John Hogganson, de la Universidad de Dakota del Norte, EE.UU. Los estudios con relación al polen los realiza el Dr. Calvin Hausser, de la Universidad Estatal de Nueva York. Numerosos otros especialistas chilenos y estadounidenses están involucrados en el proyecto.

Durante el verano de 1979 se encontraron nuevas concentraciones de lascas modificadas y gravas naturalmente con fracturas, pero utilizadas culturalmente, así como piezas de madera trabajadas en asociación con restos óseos de mastodonte. Al finalizar la excavación se encontraron dos lascas modificadas, un clasto de basalto dividido por percusión y los restos de un fogón, en las cercanías de la cumbre de una loma a unos 80 m al sureste de la excavación principal.


Viviendas

En 1981 se encontraron los cimientos de una estructura arquitectónica, con forma similar a la de una clavícula de pollo ("hueso de la suerte"), con una plataforma sobresaliente por el lado opuesto al de su abertura, en directa asociación con restos líticos, de madera y óseos. Se ubicó también un trozo de cuero muy grueso, probablemente perteneciente a mastodonte. En las cercanías de esta estructura fue recuperado un tronco con evidentes señales de modificación intencional, que yacía inclinado con uno de sus extremos sostenido sobre ramas que formaban una V invertida. Se advirtieron fogones al interior de la estructura y en las cercanías del tronco descrito anteriormente, en forma de manchas pequeñas de arcilla quemada y carbón.

Ese verano se llevaron a cabo estudios multidisciplinarios intensos. Se abrió una nueva área de unos 40 m al este de la estructura arquitectónica encontrada en 1981 y se hicieron numerosos pozos de sondeo sobre las terrazas y bancos del arroyo Chinchihuapi, cubriendo la totalidad del sitio. Fueron excavados en diferentes áreas de actividad, varios fundamentos arquitectónicos hechos de madera, asociados directamente con fogones, restos de flora comestible, madera y líticos trabajados. Además se descubrió que variados recursos, tales como plantas comestibles de pantanos lejanos, lagunas e incluso de la zona litoral, así como arcillas de fuentes distintas a las locales, fueron traídos al sitio por sus habitantes. La investigación sobre la ecología actual del área ha entregado valiosa información acerca de los tipos de recursos faunísticos y florísticos disponibles a través del año y el tipo de conducta de colecta e itinerario de los recursos requeridos para explotar estos elementos naturales.


Entorno geológico

Cerca de Puerto Montt se encontraron restos de mastodontes, arquitectura primitiva, fogones, herramientas líticas y una pisada de niño que correspondería a un hábitat de hace 14 mil años, el mas viejo en su genero descubierto en chile

La comprensión del paleoambiente es esencial para el estudio de la utilización del paisaje de Chile centro-sur por el Hombre temprano, alrededor de 13.000 años atrás.

El valle central en Puerto Montt, una depresión tectónica de unos 75 km. de ancho, está relleno con sedimentos derivados fundamentalmente de glaciares y ríos. Existen depósitos glaciales (morrenas) justo en el borde del lago Llanquihue (glaciares andinos) y bordeando la carretera que une Puerto Montt con Pargua (glaciares que avanzaron desde el actual golfo de Reloncaví).

Esta depresión está limitada al oeste por un cordón montañoso costero bajo, formado por rocas metamórficas paleozoicas y/o precámbricas. Al este se eleva la cordillera de los Andes (compuesta en el sector principalmente por rocas volcánicas y plutónicas, con alguna participación de rocas metamórficas).

El sitio Monte Verde se encuentra sobre una terraza antigua del río Maullín, la que en este punto fue erosionada linealmente por un pequeño curso de agua pleistocénico (antiguo arroyo Chinchihuapi) y luego cubierta parcialmente por el estrato portador de los materiales culturales.

El sedimento de la terraza consiste en arenas y gravas, con una edad no inferior a 30.000 años antes del presente, denominada Formación Salto Chico, por existir en esta localidad la mejor exposición de los estratos. Ella es cubierta por la Formación Monte Verde, cuya base la componen bancos de arena y grava derivada de la formación que le infrayace y que representa los depósitos de un pequeño arroyo pleistocénico. Sobre esta capa se desarrolló la actividad cultural que fue sellada por una amplia expansión de mallines y pantanos, los que depositaron una turba que constituye el segundo estrato de la Formación Monte Verde. Las dataciones radiocarbónicas entregan edades entre 12.000 y 14.000 años antes del presente para el techo de la capa de grava y arena y la base de la turba que la sella.


Análisis de la flora

Una variada gama de especímenes de plantas, que incluye los artefactos de madera, fueron preservados por la turba. Los materiales florísticos conservados incluyen hojas y ramas de árboles, semillas de frutos, flores y vainas además de polen. El análisis preliminar sugiere que el paleoambiente en el momento del evento cultural fue similar al que existe hoy, esto es, un bosque húmedo subantártico de condiciones climáticas frías con alta precipitación. Los restos de plantas más abundantes recuperados en Monte Verde corresponden a ramas de luma (Amomyrtus luma) y grandes cantidades de frutos de maqui (Aristotelia chilensis), ñime-ñime (Rubus radicans) y calafate o michay (Berberis buxifolia), así como otros arbustos.

Los estudios botánicos de los materiales recuperados de los fogones y de los pisos ocupacionales revelan una gama de productos alimenticios colectados durante todo el año desde múltiples zonas ecológicas locales y distantes. Por ejemplo, las plantas locales dominantes son el ñirre (Nothofagus antartica), Coihue (Nothofagus dombeyi) y la quila (Chusquea quila), mientras que otras (Selliera radicans y Anagallis alternifolia) provienen de la costa y el junquillo (Juncus procerus) típico de lagunas cercanas, están también presentes.


Maderas

Se está completando aún la investigación acerca de los tipos de madera explotados por los habitantes del sitio. Ya se han identificado once especies que fueron extraídas con el fin de usarlas como materiales arquitectónicos, implementos de madera y aún como leña. Se intenta además comparar la madera de cada especie con los ejemplares actuales a inferir acerca de la paleecología y características de aquellos árboles. Por último, se estudian también las superficies modificadas de los especímenes, para determinar si esas alteraciones son de origen natural o cultural.


Artefactos líticos

Se han recuperado más de mil artefactos de piedra hechos de granitoides, andesitas, basaltos, cuarcitas locales como de rocas metamórficas y cuarzo alóctonos (no formados en el lugar).

Estos materiales líticos pueden ser divididos tentativamente en tres grupos: (1) herramientas sobre lascas obtenidas por percusión, (2) lascas divididas en forma natural pero utilizadas culturalmente y (3) piedras esféricas, boleadoras y proyectiles de hondas. Las puntas de proyectil labradas en piedra fueron desconocidas por estos grupos humanos, ya que hasta la fecha no se han encontrado evidencias de su producción.

En la primera categoría se incluyen machacadores bifaciales tallados por lascado, cuchillos sobre lascas primarias con retoque en los filos, gravas divididas por percusión, cepillos subtriangulares y varios tipos de lascas primarias modificadas.

La segunda consiste en numerosos núcleos divididos en mitades o cuartas partes, que muestran huellas de uso y pátina a lo largo de sus filos.

La tercera categoría está compuesta por piedras de boleadora con incisiones en su periferia ecuatorial, piedras esféricas de boleadoras o proyectiles de hondas con claras evidencias de desgaste intencional y grandes piedras esféricas (proyectiles de mano) cuyas protuberancias superficiales han sido eliminadas y emparejadas por percusión. Todos están confeccionados sobre basaltos, cuarcitas y granitoides disponibles localmente. Aparte de las boleadoras conocidas en la Patagonia, no se han reportado hasta la fecha hallazgos de estos artefactos en sitios arqueológicos de zonas boscosas al norte de Monte Verde.

Estos proyectiles esféricos son los más antiguos conocidos en América y podían haber servido para acosar y aturdir al animal antes de matarlo. Proyectiles similares, aunque más pequeños, son utilizados por los mapuches de la región costera para cazar pájaros grandes y pequeños animales.


Artefactos de madera

Además del tronco modificado asociado a la estructura arquitectónica, en esta categoría se incluyen mangos donde se montaron raspadores frontales hechos de cuarcita, ramas con canales paralelos a su eje mayor (asociados con cepillos subtriangulares) y muchas piedras de madera con cortes, incisiones, zonas pulimentadas, filos modificados.

Cuatro ramas muestran en particular zonas trabajadas y utilizadas. Cada uno de estos especímenes tiene puntas cortadas y romas con espesores y ángulos de filo similares, aunque con sentidos opuestos en ambos extremos. Generalmente, la forma de estos artefactos es la de una palanca y fueron encontrados en estrecha relación con los restos óseos del área del torso de un mastodonte; tres de ellos miden alrededor de 40 cm de largo y el cuarto, que presenta un notable pulido en su parte media, tiene un longitud de 130 cm. Otro artefacto consiste en una pieza de madera de forma lanceolada con su porción interior cepillada y raspada en forma cóncava; la base es también cóncava y su porción opuesta fue cortada diagonalmente formando una punta afilada, trabajada por quemado parcial. Este artefacto es interpretado como una punta de jabalina, la que debió haber sido usada enmangada a un asta. La herramienta fue confeccionada en luma, madera de alta dureza, y tiene una longitud de 7,7 cm.

Numerosas otras piezas de madera fueron encontradas total o parcialmente quemadas, algunos parecieran ser restos de fogatas o zonas donde fueron utilizadas técnicas de tratamiento por quemado parcial en la modificación de grandes artefactos de madera. Asimismo, se recuperaron numerosas "cuñas" de madera empleadas para afirmar en su posición los fundamentos arquitectónicos.

De particular interés fue la recuperación de tres grandes morteros de madera que contenían un conjunto bien preservado de restos de flora, incluyendo semillas, frutos y tallos de varias plantas comestibles. Varias piedras de moler hechas de basalto y cuarcitas locales fueron encontradas en directa asociación en estos morteros.


Artefactos de hueso

Huesos de mastodonte de la especie cuvieronius sensu constituyen la totalidad de las muestras de tales materiales. Unos 120 elementos óseos se colectaron superficialmente (lavados fuera del estrato cultural por el arroyo Chinchihuapi) y 98 especímenes excavados.

En base al análisis de los molares de ambas colecciones, el paleontólogo argentino Dr. Casamiquela estima que al menos seis animales están representados por los restos óseos, incluyendo dos individuos jóvenes, un subadulto, un adulto y dos animales viejos.

Ocho caparazones quebrados de un molusco de agua dulce (Diplodon sp.) fueron recuperados del interior de un fémur de mastodonte. El fracturamiento de las conchas y su posición dentro del sitio sugieren que estos moluscos fueron parte de la dieta del Hombre temprano de Monte Verde.

El análisis cultural del material óseo aún no ha sido terminado. Sin embargo, durante la temporada de excavaciones de 1979 se encontró un ilium con un fragmento de madera apoyado verticalmente sobre él. El hueso fue empujado dentro del techo del estrato y usado como base soportante de la madera. Esta se encontraba unida al hueso con betumen, material localmente disponible. Ambas caras del ilium presentan numerosas marcas culturales.

Los esqueletos de los animales se presentan completamente desarticulados y muchos de los huesos están fracturados y quemados. No es posible explicar estas fracturas por golpes debidos a la velocidad de la corriente del antiguo arroyo Chinchihuapi, ni por gelifracción. De una manera tentativa se sugiere que la desarticulación y fracturación de los huesos es el resultado de la acción humana y no de procesos naturales.


Arquitectura

La estructura arquitectónica, cuya base tiene la forma ya mencionada de "esternón de pollo", es de pequeñas dimensiones (3,8 m de largo por 2,5 m de ancho). Los cimientos conservados, de 0,8 m de altura, fueron hechos acumulando arenas y gravas y aglutinados, aparentemente, con un cemento orgánico. Tal estructura sirvió de sostén para los postes que soportaron las paredes, de las cuales se conservan algunos trozos, existiendo además los moldes o improntas del resto.

En 1983, las excavaciones de áreas vecinas a la estructura arquitectónica descubierta dos años antes revelaron la existencia de un espacio plano y despejado, limitado por maderos, similar a una "plaza", frente a la entrada de la estructura mencionada anteriormente. Esta mide aproximadamente 3 m de ancho por 5 de largo, y estaba asociada con varios fogones que contenían semillas carbonizadas y otros restos de plantas.

En adición, otros 90 m2 fueron excavados, lo que permitió registrar otros diez fundamentos arquitectónicos de forma rectangular, aglutinados en una disposición lineal paralela a una de las orillas del antiguo arroyo. Fluían gruesos tablones de madera y troncos, los que fueron asegurados en su posición por medio de estacas. Dentro de los pisos ocupacionales de esas estructuras se encontraron diseminados pequeños fogones delimitados por arcilla, artefactos de madera y líticos (incluyendo algunas herramientas de piedra labrada).

En esta misma área de excavaciones y en las cercanías de las estructuras descritas anteriormente se descubrió una impronta de pie humano, que conserva perfectamente la forma del arco y los dedos del pie. El tamaño de la impronta, conservada en un sedimento arcilloso con alto porcentaje de material orgánico, correspondería al de un niño de hoy en día, de unos 6 u 8 años de edad.

Todos los materiales mencionados fueron recuperados del techo de los bancos del antiguo arroyo Chinchihuapi y de la terraza inferior del río Maullín, los que en ambos casos fueron cubiertos por la capa de turba que permitió que se conservaran los restos orgánicos.

Una vez que los trabajos en el sitio y el análisis de todos los materiales recuperados sean completados, podremos comprender cómo el bosque subantártico de Chile centro-sur contenía los recursos necesarios y suficientes para que una población humana pleistocénica desarrollara asentamientos planeados semipermanentes a permanentes, con una economía dirigida en forma principal hacia la recolección de plantas y reforzada por la caza de grandes animales.



Tom D. Dillehay

University of Kentucky, EE.UU.
Universidad Austral de Chile.

Con la colaboración de Mario Pino Quivira, Carlos Ramírez García, Juan Eduardo Díaz-Vaz (UACH) y los investigadores del Proyecto Monte Verde, Patricio Sanzana Jeldres, Gastón Muñoz y José Saavedra Zapata.


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