Desconcertados y angustiados con el virus Ebola
( Creces, 2015 )

Según la Organización Mundial de la Salud, hasta la fecha (Agosto 2014) los casos declarados ya sumaban 10.141, de los cuales han fallecido 4.922, sobre todo en Guinea, Liberia y Sierra Leona. También ha habido contagios aislados en Estados Unidos, España y Mali. En varios centros de investigación se trabaja activamente en la búsqueda de alguna vacuna y/o medicamento que permita prevenir o tratar la epidemia, pero aún no hay nada seguro.

Ha sido la amplia difusión de los medios de prensa la que ha dado la sensación que la llamada "fiebre hemorrágica" corresponda a una nueva enfermedad. Pero todo indica que ha estado presente desde muy antiguo (El virus Ebola, un socio antiguo). Ha sido el reciente avance de la medicina, que al identificar nuevos gérmenes ha ido evidenciando enfermedades que han estado presentes por mucho tiempo en la especie humana. Tal ha sido el caso del SIDA o los priones de las "vacas locas", y ahora el Ebola, entre otras. Todas ellas parecen haber tenido algo en común, tal es el contacto de animales que habrían sido sus portadores y que luego las habrían trasmitido a la especie humana.

El actual riesgo de una extensión del virus Ebola a nivel mundial hace perentoria la búsqueda de vacunas para su prevención o drogas para su tratamiento. Si bien es cierto que la enfermedad se conoce desde hace algunas décadas, su presencia no había sido detectada como una real amenaza, ya que no era fácil distinguirla de otras enfermedades infecciosas que producían fiebre. Por otra parte, dada la pobreza de los países en que se detectaron los primeros casos, por décadas había pasado desapercibida. Ahora las circunstancias han cambiado, dado la rápida extensión y gravedad de los casos, con elevados índices de mortalidad, lo que la ha transformado en una amenaza de pandemia de nivel mundial. De acuerdo a la última información de la Organización Mundial de la Salud, ya han fallecido 4.922 personas, pero según Christopher Dye, responsable de Estrategia de OMS, habría unas 5 mil víctimas mortales más. Su afirmación se basa en la tasa de mortalidad en los países más afectados, la que se sitúa en el 70%. Dye piensa que muchas muertes no han sido comunicadas y que las personas han enterrado a sus familiares en secreto.

Urgencia y desconcierto

Ya son varios los grupos de investigadores y empresas farmacéuticas que están abocados a la búsqueda de vacunas y/o drogas que puedan ayudar a controlar la situación. Algunas afirman que ya tienen promisorios avances y lamentan las dificultades reguladoras que aún no permiten implementar su uso. Por su parte, representantes de la Organización Mundial de la Salud, afirman que no sería ético autorizar su uso sin haber completado las etapas necesarias de investigación.

Heinz Friedemann del NIAID de los Laboratorios de Rocky Mountain en Hamilton, Montana ha estado trabajando en una vacuna que podría ser útil. Ella consiste en la utilización de un patógeno del ganado, llamado virus estomatitis vesicular (VSV) al que se le reemplazó un gene por una glicoproteína de la superficie del virus Ebola. Ya se ha ensayado esta en macacos Rhesus, logrando una protección en cuatro de ocho macacos, cuando se les administró 30 minutos después de recibir una dosis letal de virus. Sin embargo, el Departamento de Salud de Canadá, no autoriza su uso sin haber pasado por la fase de "ensayo uno" en humanos voluntarios. El temor y la urgencia han apurado el proceso y recientemente se ha anunciado que ya se ha iniciado un ensayo en 115 voluntarios en el Hospital de Ginebra con la vacuna canadiense. Por su parte la Empresa Profectus BioSciences en Tarrytown, Nueva York, que ha desarrollado una vacuna similar, modificando un adenovirus como vector, afirma que necesita 2 millones de dólares para producirla bajo buenas prácticas manufactureras, como un prerrequisito esencial previo a cualquier estudio en humanos. Recientemente la autoridad sanitaria de Suiza aprobó el uso de esta otra vacuna que ya se ha aplicado a 120 personas en el Hospital Universitario de Lausana. Pero aún cuando se dispusiera ahora de una vacuna, tomaría mucho tiempo en elaborar los cientos de miles de dosis que se necesitarían para vacunar una población en riesgo.

Si aún no se dispone de una vacuna para prevenir la enfermedad, menos se dispone de una droga para tratarla. Sin embargo ya hay muchos investigadores que están ensayando diversas drogas en animales infectados con Ebola. Eleanor Fish, inmunóloga de la Universidad de Toronto en Canadá, ha estado ensayando la droga denominada Infergen que es un interferón sintético que ha sido muy usado en el tratamiento de la hepatitis C y en muchas otras enfermedades. La empresa ucraniana Pharmunion BSV Development, ha ofrecido enviar gratis a África 60.000 dosis. Pero otros científicos tienen dudas de su acción ya que no ha sido efectiva en el tratamiento de monos infestados con Ebola.

Otros científicos han promovido el uso de drogas que pueden modular el sistema inmunológico, como estatinas que ya antes se han utilizado para disminuir el colesterol sanguíneo. Steven Opal de Brown University opina que el problema del Ebola no es tanto la infección por Ebola misma, sino la falta de reacción inmunológica que en definitiva lleva a una sepsis. Algunas drogas, incluyendo las estatinas, favorecerían el desarrollo de esta reacción. En el 2012 se observó que pacientes con sepsis la administración de atorvastidina redujeron la gravedad de su evolución en un 83%. Ella no ha sido ensayada aún en pacientes infectados con Ebola, pero es posible que pueda salvar vidas.

También investigadores de Army de USA han identificado algunas drogas que serían efectivas, basadas en un RNA de interferencia. Ellas están siendo desarrolladas por la empresa Tekmira Pharmaceutical Corp, en Canadá que serían efectivas. Por otra parte Erica Ollman Sphire de la Scripps Research Institute de San Diego, California, está desarrollando un anticuerpo monoclonal (Anticuerpos monoclonales) contra el virus con un buen resultado en animales de experimentación.

"Yo entiendo la ansiedad de las personas que desean hacer algo", dice Thomas Geisbert, que ha estado investigando el Ebola por mucho tiempo. "He visto demasiados fármacos que impiden el desarrollo del Ebola In vitro, pero que no funcionan en ratas, u otros que funcionan en ratas, pero que no funcionan en monos….". Tenemos que aceptar que se están dando los primeros pasos y que existe un desconcierto.



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