La escasez de agua y la sequía
( Creces, 2015 )

El agua es vida, conserva los ecosistemas y regula el clima. Pero es también un recurso finito, y la cantidad de agua dulce a la que puede acceder representa menos del 1% de la que existe en el planeta. Actualmente muchos países tienen menos agua que la que necesitan. Se presume que a principios del próximo siglo, por el crecimiento demográfico, la tala de bosques y el cambio climático, más de una tercera parte de las naciones tendrá escasez de agua en forma permanente, ya que en la actualidad las aguas subterráneas se están agotando con rapidez.

Por sequía se entiende una disminución temporal de las disponibilidades de agua que tiene lugar, por ejemplo, cuando deja de llover durante un tiempo prolongado. La escasez de agua, por su parte, se produce cuando la demanda de este bien supera los recursos de los que se puede disponer de forma sostenible. En los tiempos actuales parecen sumarse ambas situaciones. Según un informe de la ONU, es principalmente el cambio climático el que está causando gran escasez de agua en el planeta. En la actualidad cerca de 1.200 millones de personas, casi una quinta parte de la población mundial, vive en áreas de escasez física de agua, mientras que 500 millones se aproximan a esta situación. Otros 1.600 millones, alrededor de un cuarto de la población mundial, se enfrentan a situaciones de escasez económica de agua, donde los países carecen de infraestructura necesaria para transportar el agua desde ríos y acuíferos hasta su hogar. La escasez de agua ya constituyó uno de los principales desafíos del siglo XXI, al que en la actualidad se están enfrentando numerosas sociedades de todo el mundo. A lo largo del último siglo, el uso y consumo de agua creció a un ritmo dos veces superior al de la tasa de crecimiento de la población y ha ido en aumento el número de regiones con niveles crónicos de carencia de agua. La escasez hace estragos en la población más pobre, no solo por su limitada disponibilidad, sino también por la mala calidad de ellas. En el mundo se calcula que cada año mueren 2.2 millones de personas, especialmente niños, debido a enfermedades causadas por el agua potable contaminada, al que se agrega un inadecuado saneamiento ambiental.

El segundo problema, que se superpone al primero, es la sequía prolongada de los últimos tiempos, junto a ciclones e inundaciones, que han estado afectando a diferentes regiones del mundo. Si bien los ciclones e inundaciones son de efectos más locales, dejan tras de sí cuantiosos daños. Por el contrario, las sequías son regionales, afectando a países o regiones, y en los últimos tiempos, han persistido durante años. Es así como en la actualidad una prolongada sequía está afectando gravemente al hemisferio occidental, extendiéndose desde California por el norte, hasta Chile en el sur.

En Estados Unidos, California, Oregón y Nevada (Oeste de USA) se ha presentado una sequía que ya se prolonga por tres años, y que se estima como la peor en 100 años. Hasta el 20 de Julio de año recién pasado, en la zona afectada se han producido 3.400 incendios, que han consumido 20.600 hectáreas y estiman que las pérdidas del sector agrícola, pasarían los mil millones de dólares. México, por igual causa, tiene el 43% de su territorio afectado. Al 30 de Abril 2014, 711 municipios padecían de un déficit de precipitaciones. Pero especialmente grave han sido las sequías en los países de Centro América, impactando seriamente en la economía agropecuaria y la salud de sus habitantes. Especialmente en Haití, la sequía ha generado grandes pérdidas en las cosechas y muertes en el ganado, al igual que Guatemala, Nicaragua, Costa Rica, Salvador y Honduras, llegando a amenazar la seguridad alimentaria de la población en los diferentes países. En Nicaragua, los ganaderos han advertido que casi un millón de cabezas de ganado se encuentran desnutridas y casi 3000 han muerto. En 107 de 150 municipios, está sufriendo la población por las consecuencias deficiencias alimentarias y el incremento de la pobreza. El gobierno nicaragüense asegura que la actual sequía es la más intensa que se ha vivido en el país desde 1976. Costa Rica, Honduras y Guatemala han declarado estado de emergencia en sus respectivos territorios. La sequía se ha hecho sentir sobre todo en el "corredor seco", que se extiende desde Guatemala hasta Costa Rica, abarcando casi un tercio de América Central, donde viven 10 millones de personas. En Venezuela también ha experimentado una sequía especialmente grave, que ha afectado a 10 de 23 estados, debiendo incluso iniciar racionamiento en el suministro de agua, hasta tres días por semana. La federación ganadera advirtió que en la actualidad está en riesgo el 20% de la ganadería del país. En Colombia la sequía está afectando a 22 de 32 estados, con enormes pérdidas en la agricultura y ganadería. Allí, en la presente temporada, se han registrado 642 incendios forestales. En el departamento de Casanare (centro-este) se ha provocado una gran mortandad de animales. En Bolivia hay 18 municipios de la región andina de Oruro, cerca de la frontera con Chile, la sequía ha producido ingentes estragos en la agricultura, poniendo en riesgo el ganado camélido y la alimentación de la población. En Brasil, país alejado del Pacífico presenta un déficit importante de precipitaciones en el estado de Sao Paulo, donde deberá iniciarse pronto un racionamiento del suministro de agua. Estiman que la sequía ya ha afectado el 20% de la ganadería del país, retrasándose los brotes de las semillas del pasto, por lo que están tratando de importar alimentos para animales. Argentina y los países vecinos, ricos en recursos hídricos, sin embargo en esta ocasión, algunas regiones están sufriendo también largas temporadas de sequía que han ocasionado pérdidas millonarias en el sector agroexportador. En Chile, en el centro sur ha presentado un déficit de lluvias que ya se prolonga por 10 años y los pronósticos no son promisorios. En algunas regiones del Centro-Norte, han estado disminuyendo los niveles de embalses de las represas, que ya han alcanzado niveles críticos en algunos de ellas. Se han visto perjudicadas la mitad de la superficie cultivada, mientras en la región de la Araucanía, Biobío y Los Lagos, han estado atravesando un período de escasez hídrica. Cada año, en los meses de calor, son miles los incendios forestales con grandes pérdidas de viviendas, cultivos agrícolas y plantaciones forestales.

Las reservas acuíferas

En estas circunstancias los acuíferos o aguas subterráneas representan una fracción importante de agua de bebida y también para cubrir las necesidades del regadío. El volumen sustraído de los acuíferos, es mayor que el agua retenida en lagos o circulantes (ríos).

Es un prejuicio común pensar que el agua subterránea se encuentra llenando cavidades y circulando por galerías. Por el contrario, se encuentra ocupando intersticios del suelo (poros y grietas) que forman el sustrato rocoso o del sedimento sin consolidar, los cuales la contienen como una esponja. Allí constituyen estructura y niveles a los que se ha llamado "acuíferos". La acumulación a través del tiempo, pasan a constituir reservas naturales, cuya existencia, como una bendición, ha ahorrado la construcción de múltiples reservorios artificiales, para acumular agua frente a las sequías, con la ventaja que por ser subterráneos, no tienen perdidas por evaporación. Sin embargo, en condiciones naturales, al extraerlas en gran cantidad, se reponen muy lentamente en la medida que el exceso de precipitaciones de tiempos normales, permean la superficie, penetrando lentamente la tierra. El promedio de aguas subterráneas existentes en la tierra tiene una historial de miles de años de acumulación, proviniendo de épocas remotas en las que las condiciones del tiempo han sido favorables. Cuando de ellos se extrae agua por medio de bombas, en forma muy rápida, el proceso hidrológico no es suficiente para compensar la pérdida, especialmente si la sequía es repetitiva y de larga duración. En esas condiciones las superficies terrestres se secan y se hacen impermeables.

Es así como las sequías de larga duración (probablemente asociadas al cambio climático), a lo que se agrega el incremento poblacional, está induciendo una creciente mayor extracción de las aguas subterráneas, que no va a ser fácil recuperar. Esto lo ha estado detectando el satélite Gravity Recovery And Climate Experiment (GRACE) que desde 1980 (desde su visión espacial), detecta la deplexión acuosa que se está produciendo en los acuíferos del Central Valley, en California. (Adrián Antal Borsa, Duncan Carr Agnewy Daniel Cayan: Ongoing drought-induced uplift in the wester United States. Science 2014; 345:1587-90). En la década 2003-2012 de allí se extrajo un volumen de agua equivalente a la que se ha almacenado en el lago Mead (el reservorio más grande de USA), lo que incluso ha producido cambios en el eje de la tierra por desplazamiento del gran volumen de agua, detectables por el satélite GRACE.

Pero la extracción de agua de los acuíferos no solo está agotando las reservas en el hemisferio occidental, sino también en el resto del mundo. En Europa, de acuerdo a la información disponible, el suministro de agua está preocupando a buena parte de los países de la Unión Europea (UE). Las causas son las mismas: sequías frecuentes y prolongadas, contaminación de agua de los ríos y repercusiones del cambio climático. Los episodios de sequías en Europa han venido aumentando desde 1980 y su gravedad durante los últimos años se ha intensificado. Una de las peores sequías sufridas en el continente tuvo lugar en el año 2003, cuando se vio afectado más de un tercio del territorio de la UE. Ello se han vuelto a repetir en los años siguientes (ver gráfico). Como consecuencia se ha intensificado la extracción de agua subterránea en la región, la que ha estado almacenada allí desde tiempos prehistóricos, lo que ha producido una situación de alarma en los diferentes países. Bélgica, Bulgaria, Chipre, España, Italia y Malta, han incrementado en más de un 20% la extracción de aguas subterráneas, sometiendo a este recurso a un estrés hídrico subterráneo considerable.

Una situación más dramática es la de África, donde unos 300 millones de habitantes que simplemente carecen de acceso al agua potable. Al menos 14 países sufren de un déficit permanente de ella. Es cierto que algunos países cuentan con aportes relativamente estables, pero otros, como Namibia y los del Cuerno de África, son crónicamente deficitarios. En ellos el principal problema la falta de recursos para el desarrollo de infraestructuras con las que afrontar las sequías periódicas. Como consecuencia, tres de cada cuatro africanos utiliza aguas subterráneas extraídas de pozos o norias como fuente básica de agua potable, aun cuando la calidad de ella no es la adecuada, dada su contaminación con arsénico y floruros (Tanzania, Uganda, Etiopía, Kenia).

Algo semejante ocurre en Asia, donde 140 millones de habitantes beben agua subterránea contaminada con arsénico. Según la OMS, en Bangladesh, Camboya, Myanmar, India y Vietnam, esta exposición crónica al arsénico causa cada año miles de muertes por cáncer. Ello se relaciona con el aumento de uso de pozos para el abastecimiento del agua potable. Según descubrimientos recientes, la contaminación de arsénico seria debido a una especie bacteriana que enterrada en varias capas, en un ambiente anaeróbico, puebla el suelo de la cuenca hidrográfica. Ellas utilizan productos químicos, incluyendo óxidos de hierro, que contienen adherido el arsénico. Según los expertos, esto es un fenómeno natural, que ha venido ocurriendo durante miles de años.

En China, la contaminación por arsénico de los acuíferos es aun más grave. Un informe del año 2013 señala se examinaron muestras de 445.000 pozos (12% de los existentes en China), encontrando que el 97% de sus aguas estaban contaminadas con arsénico. Desde entonces las labores de análisis han continuado y se pronostica que se necesitaran décadas para analizar la superficie restante. De los resultados conocidos hasta ahora, se deduce que aproximadamente 19.580.000 personas viven en zonas de alto riesgo; especialmente en las provincias de Xingiang, Mongolia Interior, Henan, Sandong, y Jiangsu. Los primeros casos de envenenamiento por arsénico debido al consumo de aguas subterráneas contaminadas, fueron diagnosticados a fines de la década de 1970. Desde entonces los pacientes que presentan síntomas de envenenamiento por arsénico han ido en aumento. Los casos de envenenamiento por arsénico por beber aguas subterráneas, ya son numerosos, especialmente en las zonas áridas donde la gente bebe sólo agua subterránea contaminada. Por ello en el año 1994 el gobierno chino declaró la arsenicosis como una enfermedad endémica y creó un comité de expertos para evaluar la situación. La exposición prolongada al arsénico, incluso en pequeñas concentraciones, puede ocasionar trastornos graves para la salud, lo que incluye híper pigmentación de la piel, desordenes hepáticos y renales y varios tipos de cáncer.

Futuro amenazador

Naciones unidas, a través de sus diferentes agencias, prevé un futuro muy amenazante. Afirma que la degradación de la tierra, causada o exacerbada por el cambo climático, no solo supone un peligro para los medios de vida, sino también una amenaza para la paz y la estabilidad. Los signos de advertencia se observan en los conflictos entre comunidades por recursos hídricos cada vez más escasos. Vemos los síntomas de inseguridad en la volatilidad de los mercados mundiales de alimentos, los desplazamientos internos y las migraciones en masa.

Preparándose para lo que se ve venir, Naciones Unidas ha preparado un informe de los recursos hídricos en el mundo. Se trata de un estudio exhaustivo que ofrece un panorama global sobre el estado de los recursos de agua dulce del planeta y tiene como objetivo proporcionar herramientas a los responsables de las tomas de decisiones para la implementación del uso sostenible de los recursos hídricos.

La base del informe reside en la reunión llamada "Cumbre para la Tierra", que terminó con la Declaración de Naciones Unidas para el Milenio de 2000, celebrada en Rio de Janeiro. En dicho documento, la comunidad internacional se comprometió a reducir, en los próximos dos años, a la mitad el porcentaje de personas que carecen de acceso a un agua potable segura, así como poner fin a la explotación insostenible de los recursos hídricos formulando estrategias de gestión en esos recursos a nivel regional, nacional y local que promuevan un acceso equitativo y un abastecimiento adecuado. ¡Grandes objetivos que pretenden un acceso seguro y suficiente al agua potable! No se puede negar que el desafío es enorme, pero difícil de alcanzar.



0 Respuestas

Deje una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados.*

Buscar



Recibe los artículos en tu correo.

Le enviaremos las últimas noticias directamente en su bandeja de entrada