El más antiguo antepasado directo del hombre vivió en Sudáfrica hace 3 millones de años
( Creces, 2015 )

Mil cuatrocientos huesos y 140 dientes pertenecientes por lo menos a 15 individuos, se encontraron en las profundidades de una caverna en Sud Africa. Pareciera que ellos hubiesen sido dejados allí deliberadamente. ¿Es que en tan temprana época ya el ser humano colocaba a sus muertos en cámaras?

Sin duda que más de 1400 huesos, correspondientes a al menos a 15 individuos, constituyen un tesoro para un paleoantropólogo. Y más si se trata de una especie del género Homo, que hasta ahora no había sido identificada. Es justamente lo que ocurre con el Homo naledi, que fue presentado en Johanesburgo, Sudáfrica, por el equipo de investigadores, liderado por el paleoantropólogo Lee Berger, que los descubrió hace dos años. Simultáneamente la revista eLife y el National Gegraphic dieron a conocer su descripción, recalcando la importancia del hallazgo.

El Homo naledi, bautizado así porque los restos fueron hallados en la cámara Naledi ("estrella", en lengua sesotho) de la cueva "Rising Star", en Sudáfrica. Esta situada dentro del yacimiento conocido como Cuna de la Humanidad, porque allí se han encontrado otros restos desde mediados del siglo XX pertenecientes a antepasados de los humanos, pero nunca tan antiguos como estos que tendrían unos 3 millones de años. Es decir, prácticamente contemporáneos a los de Lucy, el Australopithecus afarensis hallado en 1974, considerado como el homínido más antiguo capaz de caminar en forma bípeda (La historia humana), (Otro ancestro pariente de Lucy). Sin embargo, Lucy que por mucho tiempo fue considerada lo mas cercano a el humano moderno, mas bien parecía un simio.

"Esto es diferente a cualquier otro homínido de los que hemos encontrado antes", dijo John Hawks, investigador de la Universidad de Wisconsin-Madison y coautor del estudio que lo describe.

El Homo naledi presenta también rasgos semejantes a los de los monos, pero además posee características más cercanas a los humanos. En especial, unas manos con dedos extremadamente curvados, aptos para trepar, pero también para manejar herramientas. Sus piernas le habrían permitido caminar en forma bípeda y desplazarse por largas distancias.

En cuanto a su rostro, aunque todavía primitivo, presenta características cercanas a las del hombre, especialmente en lo que se refiere a su cráneo y dientes pequeños, que lo hicieron merecedor de integrar el género Homo. Sin embargo, lo que más intriga a los investigadores es que los restos fueron puestos de forma intencional en una cámara de muy difícil acceso, lo que se creía, hasta ahora, era un comportamiento ritual de aparición mucho más tardía. Para encontrarlos hubo que recorrer una larga extensión bajo tierra y al final, descender gateando verticalmente 15 metros más. Allí, en el último lugar estaban los restos arqueológicos ahora encontrados.

Ya antes se habían encontrado restos arqueológicos similares, como el Australopithecus sediba, en Kenia (Más antecedentes del Austrolopithecus sediva), con rasgos de homínidos cercanos a la especie humana, pero, el hallazgo del Homo naledi es espectacular. Pero habrá que seguir investigando para averiguar que camino siguió hasta llegar al ser humano como ahora lo conocemos. ¿Hubo una sola línea evolutiva hasta llegar al hombre moderno, o se desarrollaron varias especies en forma simultáneas, las que con los tiempos abrían ido desaparecido? Es la pregunta que los paleoantropólogos tratan de responder.



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