La homosexualidad en los animales
( Publicado en Revista Creces, Noviembre 1999 )

La reciente publicación de un libro que recolecta una serie de observaciones de comportamiento homosexual de animales en condiciones salvajes, ha levantado una gran polémica que probablemente no llegue a una definición. Ello tanto por las dificultades en la comprobación objetiva como por los prejuicios que ello lleva involucrado.

En los últimos tiempos se ha discutido mucho acerca del origen del comportamiento homosexual de los humanos. Para unos, ello correspondería a la expresión de una verdadera enfermedad, que como otras, estarían impresas en los genes. Incluso hay algunos que han creído identificar genes específicos culpables del comportamiento homosexual. Otros, en cambio, piensan que éste es adquirido y anormal. La discusión ha alcanzado relevancia, dado que ello involucra una visión y aceptación social diferente del problema, según sean los diferentes puntos de vista.

Dado estos antecedentes, nos llama la atención las diversas reacciones producidas por el trabajo realizado por Linda Wolfe, antropóloga de la East Carolina University, que sostiene que la homosexualidad se da también en los animales y específicamente en los macacos. "Muchos me preguntan si mi trabajo no oculta una segunda intención", dice Wolfe. Cuando quiso publicar sus resultados, los revisores la acusaron de aprovechar las fotos y fabricar
datos (New Scientist, Agosto 7, 1999, pág. 33).

El hecho es que durante largo tiempo Wolfe estuvo en Japón estudiando el comportamiento de los macacos, y allí, según ella, pudo comprobar que estos animales a menudo tenían un comportamiento homosexual. En ciertas ocasiones las hembras formaban parejas desplazándose juntas, gruñéndose unas a otras y finalmente desarrollaban actividades sexuales que culminaban en orgasmos. Otros investigadores, en cambio, dudan de estas interpretaciones y que si en ciertas ocasiones unas montaban a otras era por error, o por juegos dentro de las actividades sociales del grupo.

Esta observación se une a un libro publicado recientemente por Bruce Bagemihi (Biological Exuberance: Animal Homosexuality and Natural Diversity. St Martin Press, New York, 1999) en que recolecta una serie de comportamientos homosexuales no sólo de los macacos, sino que también en muchos otros animales. Comprende información publicada correspondiente a 470 especies, incluyendo principalmente a mamíferos y aves.

Cuando el libro se publicó este año provocó variados comentarios. Las críticas adversas fueron muchas, sin embrago el Chicago Tribune, opinó que este libro señalaba un hito en la literatura de la ciencia. El Publisher Weekly lo juzgó como un ejercicio brillante e importante, que demostraba nuestra limitación para aceptar opiniones diferentes.

En el texto se describen comportamientos tan diversos como las gaviotas lesbianas que comparten el nido y cuidan las crías juntas, o las verdaderas orgías de los manatíes machos. Incluye también observaciones de parejas de pingüinos del mismo sexo o avestruces, que desarrollan actividades de cortejo, en todo semejantes a las de parejas de heterosexuales.

Según Bagemihi, en algunos casos se observan también comportamientos afectivos, que sin tener contacto sexual directo, reflejan un claro contenido sexual y erótico. Leones machos refriegan sus cabezas. Ballenas y delfines restriegan sus cuerpos y se golpean con sus aletas o con sus colas. Jirafas manifiestan su afecto en prolongados cruzamientos de sus cuellos, terminando en montamientos y aparentes orgasmos. Del mismo modo describe el sexo oral en los orangutanes. Bagemihi concluye que el comportamiento homosexual es "natural", como lo es el comportamiento heterosexual.


Opiniones diferentes

Para otros resulta difícil aceptar estas interpretaciones. Al menos desde el punto de vista Darwiniano de la evolución, parece absurdo que exista este comportamiento entre los animales, ya que no tendría ningún sentido. ¿Para qué perder tiempo si existe el sexo para la procreación? Según la teoría evolucionaria, los animales son máquinas que sólo tienen por objetivo preservar y multiplicar la especie. Para ellos, todos estos aparentes comportamientos homosexuales corresponderían más bien a juegos, errores de identidad de la pareja, o simplemente ejercicios de poder.

Según Tim Clutton-Brock de la Universidad de Cambridge, la verdadera homosexualidad, entendiendo por ella la penetración anal por machos que no están interesados por las hembras, es virtualmente desconocida en el mundo salvaje. El sostiene que cuando excepcionalmente se montan animales del mismo sexo, corresponde más bien a actitudes agresivas o simplemente de prácticas para relaciones heterosexuales o acciones destinadas a despertar celos en una pareja heterosexual.

Con todo, se explica que después de estas publicaciones se haya levantado esta gran polémica con respecto a la homosexualidad de los animales, ya que ello tiene importantes proyecciones para la interpretación de la homosexualidad en el comportamiento humano. Si ella existe en los animales, querría decir que la homosexualidad es un comportamiento "natural" y que no habría que ser tan crítico y descalificante respecto a los que practican el homosexualismo.

Sin embargo, tenemos que aceptar que es difícil comprobarla en el mundo salvaje. En varias especies hay muchas semejanzas que hacen fácilmente confundibles los dos sexos, lo que dificulta las observaciones. Muchas veces las manifestaciones de cariños pueden deberse a lazos de parentesco y no a propósitos sexuales. Las fotografías, en estos casos, poco sirven para certificar actitudes. Por otra parte, en condiciones salvajes es poco frecuente observar la actividad sexual y para formar un juicio se requiere de suficiente cantidad de animales y largos períodos de observación, que pueden durar años. Además, en todo ello es difícil mantener la objetividad y no se puede prescindir de prejuicios tanto de investigadores, como el público en general. Sobre todo si los hechos no se pueden comprobar en forma fidedigna.



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