Como se suicidan las células
( Publicado en Revista Creces, Octubre 1996 )

Las células de nuestros tejidos no son perennes. Cada una de ellas tiene un período de vida, que parece estar perfectamente determinado. Todas ellas están en un constante proceso de renovación. Nacen, se multiplican, cumplen su función según el órgano del cual forman parte, y luego se mueren.

A lo largo de nuestras vidas, las células están constantemente naciendo y muriendo, renovándose así los tejidos en forma constante. En algunos tejidos su vida es muy corta, como por ejemplo las células sanguíneas, cuya vida media fluctúa entre una y tres semanas.

En otras, como es el caso de las neuronas del cerebro nos acompañan durante toda la vida y si fallecen no se renuevan. Entre estos dos extremos, las células de los demás tejidos tienen períodos de vida variables.

Durante los últimos años ha comenzado a interesar a los investigadores cuál es el mecanismo del proceso de muerte de las células. Cómo y por qué, en un momento determinado, algo sucede en su interior que las lleva al suicidio, mientras sus vecinas continúan viviendo hasta que les llega igual momento. Necesariamente debe existir un equilibrio entre el ritmo de proliferación y muerte de las células, de modo que el número total de ellas se mantenga constantemente. Si este equilibrio se rompe, se puede llegar a una situación crítica, ya sea por aumento o disminución de ellas.

No es por simple curiosidad que los investigadores tratan de esclarecer el proceso de muerte por suicidio celular. Si se conociera su mecanismo, tal vez se podría encontrar un tratamiento para enfermedades tan importantes como el cáncer, el SIDA, el Parkinson o el Alzheimer. Por otra parte, las enfermedades por autoinmunidad, son el resultante de una anomalía del proceso en que las células, por alguna razón, deciden suicidarse fuera de programa. Tal es el caso de la diabetes insulino-dependiente, la esclerosis múltiple, el lupus eritematoso y muchas otras en que las células propias deciden el suicidio porque les llega una orden externa.


Apoptosis

Lo que sucede con nuestras células, sucede también a todas las células de los animales e incluso a las células de los invertebrados. Es decir, el proceso regulatorio de la muerte celular, se ha mantenido durante toda la escala de la evolución de las especies.

Este proceso de suicidio celular, ha sido llamado por los investigadores «Apoptosis», ya que al observar las células que deciden morir, estas presentan en su interior condensaciones apoptósicas y segmentaciones, que afectan tanto al núcleo como al citoplasma. Paralelamente a ello, se fragmenta el DNA de su núcleo y se destruyen también las mitocondrias que son las estructuras citoplasmáticas que producen la energía de las células.

Este proceso debe diferenciarse de la necrosis celular (muerte celular), que se produce por una injuria directa al tejido, ya sea a consecuencia de una infección, una quemadura o una falta de irrigación sanguínea. En este último proceso, las células afectadas se hinchan y se destruye su membrana, liberando material del citoplasma, lo que despierta una reacción inflamatoria a su alrededor.

En cambio, el proceso de apoptosis es más limpio y en el se van eliminando las células muertas en forma rápida y sin que exista reacción a su alrededor. Pareciera que todas aceptan que se vayan muriendo sus vecinas.


Como se inicia el proceso

Las investigaciones parecen estar dando buenos resultados. Recientemente dos grupos independientes de investigadores, uno de Israel y otro conjunto de USA y Alemania, creen haber identificado independientemente una enzima clave que le permite a las células destruir su propia maquinaria vital. David Wallach del Instituto Weizman de Israel, ha llamado MACH a la enzima identificada por ellos. El otro grupo de USA, liderado por Vishva Dixit de la Universidad de Michigan y Marcus Peter del Centro de Investigación de Cáncer de Heidelberg, Alemania, ha llamado FLICE a la enzima por ello identificada.

Esta enzima que llamaremos en adelante MACH-FLICE, para que nadie se sienta postergado, sería la que gatilla el proceso de suicidio celular (Cell, vol. 85, pág. 803 y pág. 817 respectivamente, 1996).


Enfermedades inmunes

Desde hace ya varios años, que los científicos saben que en algunas enfermedades llamada por autoinmunidad, las células reciben una orden externa de destruirse a sí misma. Esta orden llega desde afuera, a receptores que están en su membrana. Estos receptores son dos. Uno de ellos es una proteína conocida con el nombre de «Factor de Necrosis Tumoral» (TNF) y el otro llamado receptor Fas/Apo-1. Quien trae este tráfico mensaje, que es captado por los receptores de la pared celular, son los linfocitos T asesinos de la sangre (ver esquema).

Esto es lo que se sabía hasta ahora, pero no se conocía qué sucedía dentro de la célula que había recibido este fatal mensaje. Los dos grupos de investigadores antes mencionados afirman que la enzima MACH-FLICE, dentro de la célula, es el próximo eslabón de la cadena, que en definitiva causa el caos en el interior de la misma y finalmente su muerte al destruirse las proteínas y estructuras vitales.

Ambos equipos de investigadores creen posible llegar a bloquear este proceso y así impedir la muerte de las propias células, como sucede en las enfermedades por autoinmunidad ¡ojalá así sea!.




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