Informe del efecto invernadero
( Publicado en Revista Creces, Enero 2000 )

Después del protocolo de Tokio firmado en 1997, se ha realizado una nueva reunión de ministros del medio ambiente en la ciudad de Bohn, para analizar en que etapa va la emisión de CO2 y el efecto invernadero.

El Centro Hadley, que es parte de la Oficina Meteorológica Inglesa, ha preparado un informe que es el resultado de tres años de estudio sobre el efecto invernadero en los próximos años (La emisión del CO2 y el efecto invernadero). El fue analizado en la reunión de ministros del medio ambiente que se celebró recientemente en Bohn. Allí se discutieron las medidas que se debían tomar para disminuir la emisión de gases invernadero, siguiendo lo ya discutido en la reunión en Tokio hace tres años, donde se establecieron las reglas y las metas a alcanzar (Creces, 1998: Enero, pág. 2, Marzo, pág. 5 y Sept. pág. 8).

El estudio se refiere a tres modelos climáticos predictivos, que de acuerdo al incremento de CO2 atmosférico, podrían producirse en el futuro. El primero supone que si las medidas a tomar fueran efectivas y el CO2 atmosférico se lograra estabilizar a un nivel de 750 partes por millón, al finalizar el próximo siglo se habrían muerto muchos de los bosques del mundo, incluyendo todos los bosques húmedos del Amazonas. En cambio, si se pudiera estabilizar éste en 550 partes por millón (lo que es dos veces el nivel de CO2 que existió en la era pre-industrial y 50% sobre los niveles actuales), probablemente éstos se salvarían. Si no se tomara ninguna medida, el incremento sería desastroso (New Scientist, Octubre 30 de 1999, pág. 5).

La peor noticia es que cualesquiera que sean las medidas que se tomen desde ahora, de todos modos en los próximos 100 años, el nivel del mar se elevaría por lo menos dos metros. Esto inundaría cientos de islas, desvastando Tuvalu y Kiribati en el Pacífico y las Malvinas en el océano Indico (fig. 1). Aparte de ello, se inundarían muchas tierras agrícolas bajas y ciudades que actualmente están habitadas por cientos de millones de personas.

Robert Nicholls, uno de los autores del informe, que trabaja en la Middlessex University de Londres, opina que "debido a la gradual penetración del calor cada vez a mayor profundidad de los océanos, la expansión de los océanos continuaría por muchos cientos de años después que el CO2 ya se hubiera estabilizado".

Los ministros de medio ambiente de la Comunidad Económica llegaron al acuerdo de desarrollar una estrategia, teniendo como meta que el CO2 atmosférico no sobrepase las 550 partes por millón (lo que significa que éste no podría aumentar más de un 25% sobre los límites actuales), debiendo comenzar a bajar a finales del próximo siglo.

Si se alcanzara esta meta, 2 mil millones de personas, especialmente en Africa e India, se salvarían del agotamiento de las aguas, de las disminuciones dramáticas de las cosechas y de las inundaciones de sus costas. Con todo, el modelo también revela beneficios inesperados del calentamiento. En algunos lugares, especialmente donde hay glaciales, aumentaría el flujo de los ríos, y en algunos lugares de China y Egipto, se incrementaría el flujo de ellos. También podría rellenarse el Mar de Aral (Desastre ecologico en el mar Aral).


Pero cual es la realidad


El protocolo de Tokio fue firmado en 1997 por todos los países que forman parte de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Pero desgraciadamente no pasaron de allí y el protocolo no ha sido operativo, ya que los acuerdos los retrasaron para ser cumplidos entre los años 2008 y 2012. En teoría, de acuerdo a él, los países desarrollados tendrían que disminuir los gases invernaderos en un 5.2%, tomando como base la producción de los mismos durante el período 1990-1995.

Para que el Protocolo aprobado en Tokio entre en acción, tiene que ser posteriormente ratificado al menos por 55 países cuyas emisiones de gases sumen el 55% del total. En la reciente reunión de Bohn hubo algo positivo: los países de la Unión Europea y Japón, manifestaron estar dispuestos a aprobar el acuerdo antes del 2002. Sin embargo, con ello todavía se estaría lejos de alcanzar el 55% de las emisiones de gases.

La reticencia de los países para comprometerse a reducir las emisiones, radica en los costos económicos que involucran la readaptación tecnológica que habría que implementar. El más reticente parece ser Estados Unidos, que es culpable del 25% de la emisión de gases invernaderos. Rusia participa con el 17%. Ellos argumentan que su economía puede crecer de aquí en adelante a través de una ""producción energética limpia"". Afirmaban además que si se plantaban suficientes bosques, estos absorberían CO2.

En todo caso esta nueva reunión ha servido para dejar en claro que el calentamiento de la Tierra que se está observando durante los últimos 25 años, es culpa nuestra, y que por lo tanto es algo que puede y debe remediarse.


La esperanza de los bosques se desvanece

Después de la reunión de Tokio, surgió otra alternativa. En lugar de ser tan drásticos en disminuir la producción de gases, podrían éstos atraparse por los bosques. Los investigadores hicieron notar en ese entonces, que alrededor de un tercio de las emisiones anuales de CO2 que lanza el hombre a la atmósfera (6 mil millones de toneladas) eran normalmente absorbidas por los bosques del mundo. Se sabe que los árboles captan este gas de la atmósfera durante el proceso de la fotosíntesis y su consecutivo crecimiento, devolviéndolo posteriormente como carbono inorgánico y oxígeno.

Antes de la revolución industrial, los bosques maduros estaban en un estado de equilibrio con la atmósfera. Más adelante, cuando se incrementó la producción de CO2, el equilibrio se rompió y éste comenzó a incrementarse en la atmósfera, produciendo el efecto invernadero y el aumento de la temperatura. Pero ahora sucede que los científicos del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) dicen que se habían equivocado en los cálculos, y que estaríamos en una etapa de saturación de la curva. Es decir que aun cuando se plantaran nuevos bosques en el nuevo siglo, se estaría lejos de que éstos absorbieran 290 mil millones de toneladas de carbono. Más aún, los mismos investigadores afirman que si las emisiones de este compuesto siguen subiendo, su absorción será cada vez menor. Por otro lado, si se plantan nuevos bosques, la descomposición de la materia orgánica en los suelos también aumenta la producción de CO2. Lo que es peor, si aumenta la temperatura de la Tierra, el incremento sería exponencial.

Todo esto parece confirmar que la única solución posible es disminuir la producción de CO2 mediante las innovaciones tecnológicas en los procesos industriales, en los motores de combustión interna y en la prevención de talas de bosques por medio del fuego. En resumen, no se puede estar evadiendo esta realidad con argumentaciones de ofertas de plantaciones de bosques, con el objetivo de eludir la responsabilidad de disminuir las emisiones. Es decir, no es posible ""el desarrollo limpio"", como afirman algunos países que se resisten a firmar el convenio.

ESTADOS UNIDOS EL MÁS DIFÍCIL

La mayor parte de los países industrializados han prometido suscribir el protocolo de Tokio y convertirlo en ley en el año 2002. Sin embargo Canadá, Australia y Estados Unidos (este último el más grande productor de gases invernadero), aún se resisten a ello.

El protocolo de Tokio consiste en un acuerdo de los diferentes países que se comprometen a disminuir su emisión de gases invernaderos en un 5.2% para el año 2010. Con todo, el reglamento definitivo, que debe incluir los métodos a seguir para alcanzar estas metas, debería firmarse en Noviembre de 2000.

Pero el Congreso de los Estados Unidos no está de acuerdo con suscribirlo. Para que este se haga realidad se requiere la firma de los países industrializados que son responsables del 55% de la emisión. En la actualidad Estados Unidos emite el 11% de estos gases.


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