Nuevo estudio: grasas e hipertensión arterial
( Publicado en Revista Creces, Noviembre 1997 )

En gran parte de los países desarrollados, la hipertensión arterial (presión sanguínea elevada), es la enfermedad crónica más frecuente. Lo mismo sucede en nuestro país. Si no es tratada ella puede acarrear serias consecuencias, como hemorragia cerebral, ataques cardíacos y falla renal.

Hasta ahora no se le había dado mucha importancia a la dieta en su tratamiento y el mayor éxito se había obtenido con el tratamiento con drogas. En algunos casos, la dieta libre de sodio da buenos resultados, pero no en todos. También hace 18 años se le atribuyó mucha importancia al déficit de calcio (Science, junio 29, 1984).

Pero ahora un importante trabajo señala que la dieta baja en grasas saturadas, produce una importante distribución tanto de la presión sistólica (cuando se contrae el corazón), como en la diastólica (cuando se relaja el corazón).

El estudio conocido como DASH (Dietary Aproch to Stop Hypertension) aporta una evidencia cierta que la dieta baja en grasas y rica en jugos de fruta y vegetales, además de productos lácteos, baja la presión arterial tanto como el tratamiento con drogas. Suzanne Oparil de la Universidad de Alabama (Birmigan) describe el resultado como "el dramático efecto de la dieta en la hipertensión arterial, tan bueno como el logrado con una mejor droga".

El estudio costó 7 millones de dólares y fue patrocinado por el National Heart, Lung and Blood Institute e incluyó 459 adultos con presión arterial ligeramente elevada (presión sistólica entre 140 y 159 mm de mercurio o presión diastólica entre 90 y 99 mm de mercurio).

Se estudiaron tres grupos de enfermos: uno control, otro que recibió una dieta rica en frutas y vegetales y un tercero que recibió la dieta DASH o "combinada", semejante a la segunda, pero con ingestas más bajas en grasas saturadas y los tres grupos recibieron igual cantidad de sal. En el gráfico se observa el porcentaje de disminución de la presión arterial. Con la dieta de frutas y vegetales y la dieta combinada. Este último grupo se separó en dos, de acuerdo al grado de hipertensión que presentaban los enfermos. Los efectos más dramáticos se observaron con el grupo de presión arterial moderada y que se sometieron a la dieta combinada.

La dieta DASH, contenía un menor contenido de grasas (26% comparado con el 36% que consume el promedio americano), pero se le permitía consumir cantidades pequeñas de carne, pescado y cerdo.


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