Nuevo enfoque para el tratamiento del asma
( Publicado en Revista Creces, Octubre 1997 )

Hasta ahora poco se había avanzado en el tratamiento de esta angustiosa enfermedad, reduciéndose todo a combatir los síntomas finales inflamatorios 0 el broncoespasmo. Ahora se ven nuevas posibilidades al conocerse mejor toda la cascada de acontecimientos que provoca un alergeno.

A muchas personas alérgicas, el polen les puede producir irritación de los ojos, rasquidos en la garganta o irritación de los senos maxilares, lo que ciertamente molesta. Pero en otros puede gatillar un asma, y eso si que es más molesto. Una gran dificultad respiratoria, que los que la padecen dicen que es como respirar con una persona sentada en su pecho. Lo que preocupa es que, al menos en Estados Unidos, el asma ha estado aumentando constantemente durante los últimos 15 años, hasta llegar a duplicar los casos en 1995. En Estados Unidos, el asma afecta a 14 millones de personas y provoca unas 5.000 muertes al año.

Desde hace años que los médicos saben que los ataques de asma son a menudo gatillados por alergenos como los provenientes de cucarachas, restos de deposiciones de ácaros (piojos), polen o pelos de animales. Cualquiera que ellos sean, los investigadores están ahora tratando de ser más precisos en la evaluación de la cascada que estos alergenos, y otros no alergenos como el aire frío, afecciones virales y el ejercicio, precipitan en los enfermos hasta terminar en el ataque de asma. "Hay aquí todo un nuevo campo de investigación que ya se está concretando" dice Jack Elias especialista broncopulmonar de la Universidad de Yale (Science vol. 276, Junio 13, 1997).

En el tope de la cascada está una célula muy particular, llamada "linfocito T", que frente a las sustancias nocivas, responde enviando más de una docena de señales químicas, por medio de las llamadas citoquinas. Todo ello atrae a las células inflamatorias a las vías aéreas de los pulmones (fig 1).

Estos guerreros, en particular denominados eosinófilos, responden al llamado sacando sus propias armas químicas. Estas incluyen la histamina y a unas pequeñas moléculas grasas, los leucotrienios, causando así exudados de los vasos, hinchazón de los tejidos pulmonares, contracción de la musculatura lisa de las vías aéreas e incremento en la producción de mucus de las mismas, todo lo cual dificulta la respiración. Cada crisis provoca una inmediata dificultad respiratoria, y éstas, repetidas en el tiempo, van produciendo cambios permanentes en los pulmones que hace que la próxima crisis sea aún más grave que la anterior.

Hasta ahora el tratamiento del asma ha estado dirigido a combatir los resultados finales de esta cascada, cual es usar broncodilatadores para facilitar la respiración junto con antihistamínicos y esteroides para reducir la inflamación. Pero ahora se preveen nuevas posibilidades que se están derivando del mejor conocimiento de la cadena de hechos que desencadenan los alergenos y los otros. Ello permitiría actuar con drogas anti asmáticas, que actuarían en las primeras etapas del proceso. Es decir el tratamiento se está moviendo cada vez mas cerca al comienzo de la cascada inflamatoria, con la esperanza que estas nuevas terapias, siendo más específicas, sean también más efectivas y con menos efectos colaterales no deseados.


Nuevas drogas contra los Leucotrienios

Aun cuando la mayor parte de ellas están todavía lejos de estar disponibles por encontrarse en diversas etapas de investigación o de aprobación por Food and Drug Administration (FDA), por lo menos dos están ya disponibles, que son inhibidores de los leucotrienios.

Estas sustancias son liberadas por los eosinófilos y también por otros soldados reclutados por el sistema inmune para combatir el asma (ver figura). Son estas sustancias particularmente efectivas en la contracción de la musculatura lisa de los bronquios. La droga denominada Zileuton bloquea una enzima vital para la producción de leucotrienios (laboratorios Abbott). Mientras que la droga Zafirleukast bloquea los receptores lipidicos para los leucotrienios en la membrana de las células de la musculatura lisa de los bronquios (Zeneca Farmaceutical, Inglaterra). Los otros bloqueadores de receptores esperan su aprobación por el FDA. Ellos son de Merck y Smith Klein.

En algunos pacientes los resultados parecen ser milagrosos, desapareciendo completamente la crisis asmática. Pero por razones que aún no están claras, ellas son efectivas sólo en el 50% de los pacientes.


Otras posibilidades

Para aquellos pacientes en que los inhibidores de los leucotrienios no son efectivos, aún hay otras esperanzas. Mientras que los leucotrienios actúan tarde en la cascada, hay también otras drogas que pueden detenerla antes. Es así como algunos investigadores han dirigido sus pesquisas hacia los linfocitos T, y creen que son los principales culpables de los ataques de asma por ser muy exagerados en su respuesta. Responden con enorme vigor a invasores que en definitiva son inofensivos.

Pero no todos los linfocitos T son culpables. Se ha podido investigar que por lo menos hay dos tipos de ellos. Los llamados T h1, que producen una serie de señales destinadas a combatir las infecciones bacterianas y las células tumorales. Otros, los llamados T h2, que normalmente producen señales para combatir parásitos invasores. Estos últimos serían los culpables el asma. Ello porque inducen las células B a secretar cuerpos IgE, que gatillan la puesta inflamatoria. Estos T h2 producen también una citoquina llamada interleukina-5 (II-5, para abreviar), que ayuda a los eosinófilos a precipitar la cascada. El conocimiento de este hecho, abre también nuevas posibilidades para el tratamiento del asma.

Dos compañías farmacéuticas, Schering-Plough y Smith Klein Beechan, han estado trabajando para lograr un anticuerpo contra el II-5, y los resultados que han logrado en animales incluyendo monos, son promisorios. En los animales se logra prevenir la inflamación provocada por los eosinófilos como la contracción de las respiratorias. Muy pronto se iniciarán los ensayos en humanos.

Otras, empresas están empeñadas en fabricar una versión inactiva de II-5, pero que se pueden unir a los receptores citoquinas de los eosinófilo.

Otros, en fin, están tratando de impedir que las células produzcan el anticuerpo IgE, que normalmente se unen a las Mast cell (ver figura), las que responden incitando a producir leucotrienios e histamina. También los resultados aquí han sido muy exitosos. Finalmente otros están buscando curiosos caminos, como inyectarle a los pacientes una bacteria inofensiva, como es Micobacterium genus, que es un poderoso inductor de las células T h1. La esperanza es que con esto no se produzca la antipática T h2. Los investigadores han ido más allá, y dicen que hay una secuencia particular del DNA de esta bacteria que es la que induce la respuesta T h1. Esta secuencia en forma de un plasmidio ha sido inyectado a ratas, cuyas células captan este DNA y comienzan a producir una proteína. Es como una "inmunoterapia", dice Iyal Raz investigador de la Universidad de California en Davis. También los resultados preliminares en animales son muy promisorios.

Con todas estas diferentes investigaciones, que parecen ir más cerca al proceso mismo que desencadena el ataque de asma, parece que se están abriendo nuevas esperanzas para aquellos pacientes que tienen que soportar esta desagradable enfermedad, que en muchas ocasiones los inhabilita para una vida normal. Ojalá que los resultados puedan apreciarse en los próximos años.


Piojos y asma en los niños

Charles Naspitz y sus colaboradores del Departamento de Pediatría de la Universidad de Sao Paulo (Brasil), recomienda a los padres que tienen niños que sufren de asma, lavar su cabello con un champú anti caspa. Ellos han comprobado que las escamas del pelo constituyen un confortable refugio pare los piojos, los que a su vez gatillan respuestas alérgicas que pueden causar ataques de asma.

Los autores, examinando niños que tenían piojos en su cuero cabelludo pudieron comprobar que aquellos que presentaban asma, no tenían anticuerpos en su sangre contra los piojos, mientras que aquellos que también teniendo piojos, no presentaban asma, no tenían anticuerpos contra ellos (Lancet, Enero 1997). Es decir, parece que los piojos son capaces de gatillar ataques de asma.

Entonces es importante controlar los piojos y para ello eliminar la caspa que favorece su desarrollo.


¿Aumentan los casos de asma?

El asma es una enfermedad del Siglo XX industrializado. Se descubrió por primera vez en el año 1800, aunque bien pudo haber existido antes, aun es poco frecuente en los países subdesarrollados, pero en el mundo desarrollado, ha estado incrementándose constantemente. Sólo en Estados Unidos, entre los años 1980 y 1995, la frecuencia ha incrementado en un 100% (ver tabla). El asma y los alergenos, han pasado a ser un símbolo de la industrialización.

Los investigadores no saben el por qué. Algunos piensan que se debe a que ahora se está mucho más expuesto a un exceso de alergeno, o a que el sistema inmune en los niños esté actuando en forma diferente, debido a la disminución de las enfermedades infecciosas. Los genetistas por su parte, dicen que se ha extendido un gene que ha estado ligado al aumento del asma.

Una de las hipótesis más populares es que se debe a una mayor exposición a alergenos como polvo de ácaros o cucarachas, lo que también estaría relacionado con el mayor tiempo que los niños están frente al televisor, en contacto con alfombras y muebles que contienen antígenos de piojos y pulgas.

Otros piensan que se debe a la disminución de las enfermedades infecciosas, que antes estimulaban un tipo de respuesta inmune, que suprimía las reacciones alérgicas. Los que sostienen esto, señalan que aquellos niños con respuesta intensa al test dérmico de la tuberculosis, por ejemplo, tienen menos posibilidades de presentar asma. Otros estudios señalan que los que tienen anticuerpos positivos para la hepatitis A, presentan significativamente menos enfermedades alérgicas (British Medical Journal, Abril 1997).

Otros creen que el asma tiene una base genética, y afirman haber encontrado un gene que predispone a ella (Science, Mayo 30 de 1997, pág. 1237). Carlos Ober, un genetista de la Universidad de Chicago, afirma que en un grupo religioso del sur de Dakota, formado por 5.000 descendientes de 64 ancestros del siglo XVIII, encuentra el asma ligado a genes que se ubican en los cromosomas 2,13 y 21 (Nature Genetics, Abril 1997).

Las hipótesis que tratan de explicar el aumento son ya varias, pero ninguna es totalmente consistente. El hecho es que el asma aumenta junto con el desarrollo de los países.


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