Anemia nutricional y rendimiento escolar
La anemia trae consecuencias: alteraciones emocionales, baja atención, mayor irritabilidad. ¿Hasta que punto afecta el rendimiento escolar?

La carencia de hierro es hoy un problema nutricional en todo el mundo: la sufren por lo menos la mitad de niños, adolescentes y mujeres en edad fértil, en los cinco continentes. Es lo que se ha llamado el hambre oculta: en la medida en que sube el nivel de vida y se reduce la desnutrición calórica proteica, se hacen manifiestas deficiencias de micronutrientes (minerales, vitaminas). En nuestro país el problema afecta principalmente a lactantes y embarazadas y las cifras son preocupantes: un 28.1 y 20%, respectivamente, sufre anemia.


Carrito transportador de oxígeno

Nuestro organismo contiene 3 a 5 gramos de hierro y están prácticamente dedicados a la importante tarea de transportar oxigeno, formando parte de dos proteínas: la hemoglobina en los glóbulos rojos de la sangre y la mioglobina en el músculo, que es un gran consumidor de oxigeno. Es fácil entonces inferir qué sucede cuando hay carencias de hierro. Los tejidos no reciben suficiente oxígeno -les falta el carrito transportador- y entonces hay fatiga, apatía y palidez, cuadro muy conocido como anemia ferropénica.

En Chile, desde los años 50 la harina de trigo está fortificada totalmente y es por ello que no hay problemas de falta de hierro en la población en general, informa el Dr. Manuel Olivares, pediatra y hematólogo del INTA. "Si existe entre lactantes y embarazadas, pero el Estado entrega a partir de 1999 leche Purita fortificada con hierro, con lo cual esperamos que el déficit de hierro se reduzca pronto en el lactante".

El niño nace con su reserva de hierro, con una cantidad que le dura, si es de término, cuatro a seis meses y si es prematuro, dos meses. El hierro absorbido debe cubrir las pérdidas, las necesidades de crecimiento y mantener las reservas. Por su elevada velocidad de crecimiento y bajo aporte de hierro en la dieta habitual, los niños están entre los grupos más expuestos a experimentar carencias de este nutriente.

La leche materna protege al lactante por seis meses; después sólo lo logra en forma parcial y es necesario suministrarle hierro. En USA lactantes y niños consumen leches y cereales fortificados con hierro. En Chile los pediatras prescriben gotitas, pero tienen mal gusto y es una lucha eterna con el niño, las madres se olvidan, etc. Lo cierto es que en ningún país del mundo resultan totalmente eficaces.


Alteraciones de la conducta

Tomás Walter, pediatra y hematólogo del INTA, observó que los niños con anemia por falta de hierro durante el primer año de vida, mostraban disminución del desarrollo psicomotor, alteración que no se corrige con darles hierro. A estos niños se les volvió a controlar, a edades preescolar y escolar, y persistían algunas de las alteraciones del desarrollo que presentaron cuando eran lactantes. Por ejemplo, 5 puntos menos de CI.

"Pero el gran problema es que los niños con carencia de hierro provienen de sectores socioeconómicos bajos y una serie de factores -pobreza, bajo nivel educacional de la madre, etc.- nos dificulta aclarar si tienen relación o sólo se trata de carencia de hierro", señala el Dr. Olivares.

Desde antiguo los pediatras han caracterizado al niño carente en hierro como irritable y desinteresado con el medio. Estos síntomas desaparecen a los pocos días de administrarle hierro.
Hace más de una década, la Dra. Web y sus colaboradores describieron en adolescentes anémicos de USA, presumiblemente deficientes en hierro, un menor rendimiento escolar y alteraciones conductuales en la sala de clases, tales como irritabilidad, inquietud y conducta desordenada. Más recientemente la Dra. Palti, en Israel, demostró una correlación directa entre el coeficiente intelectual a los cuatro años con la concentración de hemoglobina determinada a los nueve meses de edad. Pollitt, psicólogo peruano, en estudios realizados en USA y Guatemala, describió en niños de seis años deficientes en hierro un mayor número de errores en un test de memoria simple y en otros tests un mayor número de ensayos para obtener un criterio de aprendizaje.

En Chile, Tomás Walter y colaboradores encontraron que los lactantes anémicos y deficientes en hierro con anemia presentaban una disminución del coeficiente intelectual, el que no subía con una terapia en hierro. Un trabajo realizado por la Dra. norteamericana Lozoff en Guatemala muestra resultados muy similares.

En algunos de los trabajos realizados en lactantes deficientes en hierro se han descrito anomalías conductuales tales como disminución de la capacidad de atención, cooperatividad y coordinación, mayor irritabilidad y mayor frecuencia de alteraciones emocionales. En general, estas alteraciones mejoran con la terapia de hierro.

A muchas de las investigaciones realizadas se las ha criticado por no poder excluir que las anormalidades encontradas se deban a condiciones familiares o socioeconómicas o por no descartar que ellas obedezcan a malnutrición calórica proteica u otras deficiencias. Pese a ello es evidente que en la carencia de hierro existe un compromiso de funciones cognitivas y no cognitivas, con la posibilidad de que alteraciones no cognitivas (disminución de la atención, irritabilidad, inseguridad, etc.) pudieran al menos explicar parcialmente las anomalías en el coeficiente de desarrollo mental o en el coeficiente intelectual. La evidencia actual de que estas alteraciones del intelecto se corrigen parcialmente con terapia de hierro enfatiza la importancia de la prevención de esta carencia, empleando alimentos fortificados con hierro o suplementos medicinales a los grupos más expuestos.


Alimentos ricos es Hierro:

  • Vísceras (hígado, riñón, lengua)

  • Carne de vaca

  • Sardinas

  • Legumbres

  • Vegetales de hoja verde intenso

  • Jugo de ciruela

  • Frutos secos



La carencia de hierro tiene cuatro consecuencias principales: el debilitamiento de los músculos debido a la disminución del volumen de oxígeno transportado por la sangre (pues no hay bastante fierro en los globulos rojos) y del metabolismo energético; la perdida de defensas inmunitarias; el incremento de la morbilidad y mortalidad durante el embarazo y el parto y, por ultimo, en los niños de seis meses a dos años de edad, el desarrollo deficiente de las facultades psicomotrices e intelectuales.



Las deficiencias de hierro afectan a más de 3,5 billones de personas en el mundo en desarrollo. De acuerdo al Cuarto Informe de las Naciones Unidas sobre Situación Nutricional en el mundo de enero del 2000, la prevalencia de anemia es 3 o 4 veces más alta en los países en desarrollo que en las naciones industrializadas. Los grupos más afectados son mujeres embarazadas, escolares y preescolares.


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