La búsqueda de contactos en el espacio
( Publicado en Revista Creces, Septiembre 2000 )

Por siglos la humanidad se ha estado preguntando si existen o no otras civilizaciones en el universo. A pesar de los esfuerzos hasta ahora realizados aun no tenemos respuesta. Es que tal vez seamos los únicos.

Los astrónomos, a pesar de estar conscientes de las condiciones muy especiales que hicieron posible la aparición de vida en la Tierra, y que ésta haya evolucionado hasta llegar a la vida superior inteligente, piensan que dado la inmensidad del Universo, bien podrían existir otros lugares que reunieran iguales condiciones y que también allí hubiese surgido la vida.

Se calcula que sólo en nuestra galaxia existen más de 100 mil millones de estrellas como nuestro sol, y en muchas de ellas ya se ha demostrado que existen planetas orbitándolas. En los últimos cinco años se ha descrito más de una docena de estrellas que tendrían planetas. La demostración de su existencia ha sido indirecta, y ha sido posible por tratarse de grandes planetas, de un tamaño semejante a nuestro planeta Júpiter. Ellos no podrían ser habitados, porque además están orbitando muy cerca de la estrella correspondiente. Sin embargo, se argumenta que si esos grandes planetas existen, sería también altamente probable que existieran otros planetas del tamaño de la Tierra, que en órbitas a una distancia adecuada, pudieran también reunir las condiciones básicas para albergar la vida. Desgraciadamente el tamaño reducido y las grandes distancias que nos separan, no podrían ser detectados con las tecnologías que hasta hoy disponemos (ScientificAmerican, Julio 2000, pág. 28).

Muchos estiman que si las condiciones se dan, la vida aparecería en un tiempo relativamente corto. Así por ejemplo, en el caso de la Tierra, el estudio de los fósiles demuestran que hace 3.5 mil millones de años ya existían organismos vivos unicelulares. En su desarrollo, ellos ya eran bastante avanzados, por lo que se supone que la vida había comenzado bastantes cientos de miles de años antes. Por otra parte, si la edad de la Tierra es de 4.6 mil millones de años, tenemos que concluir que la vida primitiva apareció muy precozmente.

También son muchos los que piensan que una vez que se inicia la vida primitiva, sería inevitable que la selección natural la llevara a avanzar hasta llegar a la inteligencia y la tecnología. Otros, en cambio, no piensan lo mismo (ver pág. 28), y creen que este paso es difícil y excepcional.


Como establecer contactos con otros seres inteligentes

Viajar e ir a visitarlos parece imposible por las enormes distancias que nos separan. Si ello no es posible, podría existir la posibilidad de comunicarse por ondas radiales. Se podría pensar que si la vida inteligente y las tecnologías existen en otras partes, podrían éstas ya haber tratado de comunicarse por medio de radio astronomía. Esta secuencia de pensamiento dio nacimiento al programa de búsqueda de inteligencia extraterrena (SETI), que ya por varias décadas está tratando de captar ondas radiales. Pero hasta ahora no ha tenido ningún resultado.

Paul Horowitz de la Universidad de Harvard, dice que en una distancia de 1000 años luz de nuestro sol, se esperaría que por lo menos existiera "una" civilización capaz de enviar señales radiales que pudieran ser captadas por nosotros. Se calcula que en los 12 mil millones de años debieran haber existido y desaparecido una enorme cantidad de civilizaciones como la nuestra, o que aun hubiesen sido más avanzadas. Aceptando la dinámica de¡ desarrollo, estadísticamente se podría calcular el número de civilizaciones y tecnologías que podrían existir en un momento determinado. Este sería igual al ritmo de formación de ellas, multiplicado por su vida media. Si las civilizaciones tecnológicas se estuvieran formando a un ritmo constante, y suponiendo una duración promedio de 1000 años cada una, durante todo este tiempo deberían haber existido unos 12 mil millones de civilizaciones tecnológicas. Pero aparece entonces una pregunta que no tiene respuesta: ¿Si hubieran existido tantas civilizaciones tecnológicas, cómo es posible que ni una sola haya dejado evidencias de su existencia?

Si han sido miles de millones las civilizaciones tecnológicamente más avanzadas a la nuestra: ¿Porqué no ha habido intentos de colonización? Todo parece indicar que el intento de colonización, si es que han alcanzado la capacidad tecnológica necesaria para ello, sería inevitable. Más aún, si las estrellas tienen su ciclo, ya que sabemos que necesariamente se agota su combustible de hidrógeno y terminan sus días como gigantes rojos o enanas blancas, las necesidades de colonización debieron ser inevitables. Pero, ¿Dónde han ido?, ¿O es que tal vez los viajes intergalácticos, a pesar de¡ avance tecnológico que se pueda alcanzar, son imposibles y simplemente las civilizaciones desaparecieron cuando ya las condiciones de vida dejan de ser las adecuadas?

Otros, más pesimistas, piensan que las civilizaciones como las estrellas tendrían inevitablemente un ciclo, que terminaría posiblemente con la autodestrucción. Ello no sería raro, dado que nosotros ya hemos desarrollado el poder suficiente como para destruirnos a nosotros mismos. Basta sólo el motivo que la gatille. Esta visión pesimista lleva a pensar que también nosotros tendríamos en algún momento que autodestruirnos.


La otra posibilidad

La otra posibilidad es que realmente seamos los únicos que hallamos alcanzado este grado de civilización. Es cierto que la vida primitiva apareció muy rápidamente en la Tierra, al poco tiempo que ésta se formó. Las mismas circunstancias pueden también haberse dado en millones de otras partes. Pero una cosa es la vida primitiva y otra es su desarrollo posterior. Parece que el paso de la vida primitiva a los organismos multicelulares no es tan fácil. En la Tierra, los organismos multicelulares habrían aparecido sólo hace 700 millones de años. Es decir, por más de tres mil millones de años, la Tierra estuvo sólo habitada por organismos unicelulares. Ello podría significar que la transición de la vida simple unicelular a animales multicelulares, ocurriría sólo en una muy pequeña fracción de los millones de planetas en que han existido microorganismos unicelulares.

Sin embargo, también podría ser que este enorme lapso de tiempo fuera indispensable para que durante él, los organismos unicelulares, por fotosíntesis, llegaran a acumular suficiente oxígeno atmosférico como para que fuera posible el posterior desarrollo de la vida más compleja.

Lo que sí parece ser cierto, es que la evolución hasta la vida inteligente no parece ser un proceso continuo y secuencia¡. A veces el proceso toma caminos errados, llegando a un punto en que ésta simplemente no progresa. Tal parece ser el caso de los dinosaurios, que dominaron la Tierra durante 140 millones de años, y no fueron capaces de desarrollar una civilización tecnológica. Sin su extinción, que ocurrió por un evento inesperado, probablemente nosotros no existiríamos. Frandon Carter, en el año 1983, concluía que "la civilización comparable a la nuestra es algo extraordinariamente improbable, aun cuando las condiciones fueran aparentemente tan favorables como las que se dieron en la Tierra". Es que a estas condiciones tienen que sumarse otros numerosos hechos fortuitos, difíciles de reproducir.

Si estamos solos o no, seguirá siendo una incógnita, que tal vez llegue a resolverse si es que seguimos progresando en el conocimiento de nuestro mundo y de¡ Universo. Tal vez algún día lleguemos a captar el esperado mensaje para convencernos que no estamos solos en el Universo.



0 Respuestas

Deje una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados.*

Buscar



Recibe los artículos en tu correo.

Le enviaremos las últimas noticias directamente en su bandeja de entrada